El Rayo de los Ferraris y melocotones alegra otro día movido en el mercado

Hugo Cerezo dio vidilla a este martes de mercado con un mensaje por un chat interno: "Voy a pasar un bombazo con el que seguro que os vais a despollar (sic), pero es en serio. ¿No os pica la curiosidad?". El torpedo era que el Rayo, un club que no vende abonos online, se ha lanzado en este esprint final a por una estrella de Netflix y Spotify: Memphis Depay, '9' que ilusiona a pesar de promediar tantos partidos en Liga en las últimas tres temporadas (11) como lesiones ha sufrido en ese período. Aun así, juntarle con James garantizaría espectáculo y convertiría a Vallecas en uno de los centros de la Liga del show... pese a que en los baños del estadio siga sin salir agua.

Mientras Real Madrid y Barça dan por cerradas sus plantillas, el resto se mueve para solventar deficiencias de última hora sin quebrantar el fair play. El Espanyol ha firmado cedido a Cheddira; el Atleti bajo la misma fórmula a Musso; y el Mallorca aprieta para conseguir con un préstamo remunerado o un traspaso diferido a Rodri, que tiene dudas porque cree que será importante con Pellegrini. Ya que Matteo Moretto te lo cuenta todo antes que nadie (el Arsenal cerró a Merino, el Al-Hilal a Cancelo y el Alavés a Mouriño), aquí te dejamos otra visión a 72 horas del cierre de la ventana de traspasos.

Relevo destapó la bomba: el Rayo va a por Memphis. Su llegada está supeditada a la salida de RDT, pero puede redondear una plantilla de ensueño y uno de los vestuarios más pintorescos de Primera. Uno, de quedarse De Tomás, se imagina un lienzo maestro colgado de la taquilla del '22', a James con la cumbia, Camello peleándose por que suene Izal y no Bad Bunny y a Depay llegar en su Ferrari SF90 a Vallecas para subirse luego al autobús de la ruta 551 Madrid-El Tiemblo de CEVESA y viajar así al Coliseum. Bromas aparte, la incorporación del neerlandés, rapero con millones de escuchas en plataformas digitales, colocaría la guinda deportiva al año del centenario y daría rienda suelta a la ilusión. Otra cosa es lo que ocurre fuera y que provocó sonadas protestas en el Rayo-Barça de hoy.

Iñigo Pérez, que hace un año veía los partidos del Bournemouth de tapadillo por no tener el permiso de trabajo, no se imaginó jamás dirigir a un doble campeón de la Champions y quizá ahora al segundo máximo goleador de la historia de Holanda por detrás de un tal Van Persie. Si sale bien, James y Depay compartirán frente de ataque con Isi Palazón, que hace no tanto combinaba su carrera en Tercera con la recolección de melocotones en los campos de Cieza, y Álvaro García, un extremo forjado en Segunda B. Apetece.

El Espanyol no mete un gol ni sin querer y ha fichado a Cheddira, 'meme' en el Mundial por patoso y por intimidar menos que un cuchillo de untar. En realidad, los que le han seguido en Italia garantizan que aquello sólo fue una ventana de exposición que salió mal: hace dos años marcó 22 goles con el Bari de la Serie B y de ahí le fichó el Nápoles, en el que no ha dado la talla ante la imposibilidad de competir con Simeone y Osimhen. La temporada pasada, cedido en el Frosinone de Reinier, hizo ocho. No parecen cifras pobres para resucitar con pólvora al único equipo de Primera que no sabe lo que es mojar. Mide 1,87 m y viene con ritmo. Toca confiar.

Pensar en que Simeone sentará algún día a Oblak parece una utopía y quizá tampoco debería ocurrir, pero por primera vez en años el esloveno tendrá un competidor de verdad. Musso no es ni Moldovan ni Grbic ni Lecomte: viene de ganar la Europa League con la Atalanta, de arrancar la temporada como titular con la Dea y de ser uno de los mejores porteros de la Serie A en la última década. Aunque a Oblak no se le discute, su actuación en Vila-real evidenció que no es el Jan que maravilló al planeta entero y que parece haber perdido la facultad de hacer milagros. Ahora tendrá una sombra real, al menos para liberarle de jugar las primeras rondas de Copa en Almazán.

Piano piano, sin movimientos estrella ni grandes desembolsos, el Alavés ha construido casi de la nada uno de los proyectos más estimulantes de Primera. Al director deportivo Sergio Fernández no le gusta hacer ruido. Pero curra: fichó a Carlos Vicente por 600.000 euros y adelantándose a otros nueve equipos, ha revalorizado y de qué forma a Antonio Blanco o Sivera, acierta fuera (Conechny) y atrae a los mejores jóvenes de dentro (Rafa Marín, Omorodion, Carlos Martín…). Su última operación estrella es el fichaje de Santiago Mouriño, por el que el Atlético pagó tres millones en 2023. Los babazorros desembolsarán ahora un par con la idea de formarlo, catapultarlo y vender. Como puede ocurrir con Abqar y pasó con Javi López. El modelo funciona y Vicente, en entrevista con Relevo, ya marcó en junio el objetivo: "¿Por qué no Europa". Que no sea por no soñar.

Perfiles como Mikel Merino escasean cada vez más entre la jet del fútbol mundial. Su manera de gestionar su adiós a la Real es ejemplar: comunicó al club con margen que no renovaría su contrato, deja 34 millones + 5 en variables en la caja a un año de terminar de su contrato y se va de Donosti como una leyenda. En este medio, en una charla distendida antes de convertirse en héroe de la Eurocopa, ya dio pistas sobre su futuro que no supimos leer mientras se le relacionaba con Barça o Atleti: "He sido toda la vida un aventurero. Mis padres me incitaron a irme a Dortmund. Mis experiencias fuera han sido una gozada. Siempre me ha gustado salir". Arteta apuesta fortísimo por él y se garantiza un contrato de cuatro campañas, hasta que tenga 32. Un ejemplo.

El español Bajcetic se marcha al Salzburg atraído por el entrenador Pep Lijnders, que le conoce de su época como asistente en el Liverpool de Klopp. Aunque jamás trascendió, el mediocentro tenía muchísimas papeletas para ir convocado por la Absoluta en marzo de 2023, cuando irrumpió como titular en el Liverpool a un nivel excepcional antes de una eliminatoria de Champions contra el Real Madrid. Se le quería amarrar (tiene nacionalidad serbia), pero fue la espectacularidad de su explosión lo que llevó a De la Fuente a querer contar con él. Ahora, después de un carrusel de lesiones que le han hundido, tratará de recuperar su nivel en una liga de menor nivel. Tiene solo 19 años… y el seleccionador continuará muy pendiente de él. Atentos.