El agujero con los conciertos afectará a la plantilla: Florentino ya se abre a una gran venta en verano
Pese a que el Santiago Bernabéu sigue siendo y será una mina de oro, las pérdidas por la paralización de los eventos, el coste de Mbappé, las renovaciones y la crisis deportiva llevan a replantearse el modelo.
La paralización de los conciertos del Santiago Bernabéu hasta al menos el mes de marzo de 2025, -desvelada por Relevo el pasado 13 de septiembre en una exclusiva que ha derivado en los tribunales- afecta a la explotación comercial que el Real Madrid tenía planificada con la joya de la corona y al día a día de los vecinos, que denunciaron el exceso de ruido en el estadio. Pero el problema no se queda ahí. Ahora, esas consecuencias podrían hacerse extensibles pronto en la plantilla que dirige Carlo Ancelotti.
Si hace meses en el club rechazaban tajantemente cualquier movimiento para vender a "uno de los cracks más jóvenes", pese a las numerosas ofertas que suelen llegar, las cosas han cambiado mucho: Florentino Pérez ya no descarta estudiar las propuestas que vayan apareciendo para traspasar a alguno de los pilares con más futuro el próximo verano. Y, claro, ese mensaje que cala de arriba abajo ya ha llegado a la dirección deportiva y hasta al vestuario.
El cambio de opinión con Tchouameni, anunciado la semana pasada en este mismo medio y que hablaba del paso de intransferible a ganga, es un simple avance de la nueva política en el club. Y puede que no sea el último giro. Hay muchos futbolistas que, por unas u otras razones, tienen un importante mercado y podrían dejar una gran suma de dinero en la caja con la que recuperar la fuerte inversión realizada en la plantilla y esas pérdidas inesperadas. Sería algo así como un traspaso al estilo del de Casemiro cuando se marchó al Manchester United (70 millones de euros más 15 en variables).
El foco va desde la portería a la delantera. Se centra en la retaguardia desde Lunin a Rüdiger, con importantes propuestas de la Premier y Arabia respectivamente, pasando por aquellos con continuas tentaciones en medio campo y el ataque como Vinicius, Valverde, Camavinga y Rodrygo. Lo único claro a estas horas es que el futuro girará alrededor de Mbappé. El francés sí que no se vende bajo ningún concepto. Pase lo que pase y ofrezcan lo que ofrezcan. La confianza en el delantero es inquebrantable.
Unos planes que se vienen abajo
El Real Madrid lleva años pensando cómo exprimir todo el jugo de su renovado estadio. Para conseguirlo, uno de sus primeros pasos fue asociarse con Legends, una empresa americana experta en la materia. Junto a su matriz, Sixth Street, el conjunto blanco firmó un acuerdo por el cual ellos se encargarían de la explotación del Bernabéu. Pagaron 360 millones y, a cambio, se llevaban un 30% de los ingresos durante la vigencia del contrato (20 años). Gracias a esta fusión se estimó que podría llegar a una facturación de 400 millones anuales con los que pagar los créditos solicitados y un extra para gastar en otras partidas. Pese a que los ingresos, según diversas fuentes, siguen siendo mayúsculos, no son los esperados para este curso y eso obligaría a un reajuste para no desequilibrar las cuentas.
El problema con el ruido del Bernabéu, y los líos que también están apareciendo con el párking del recinto, tienen al Madrid en máxima tensión. De hecho, no está siendo nada agradable que el director general, José Ángel Sánchez, esté teniendo que acudir a los tribunales para explicar lo sucedido con el riesgo penal que siempre existe en estos enfrentamientos. Además, este imprevisto ha coincidido en el tiempo con una fuerte aceleración en el gasto, sobre todo con la prima de fichaje (100 millones prorrateados) y el salario de galáctico que se está pagando a Mbappé (15-20 millones de euros netos), y con las continuas renovaciones -varias de ellas al alza- que han tenido que afrontar para premiar a unos jugadores que no dejan de ganar y que vienen de levantar la Decimoquinta y otra Liga. Ahí están los casos de Vinicius, al que ya han vuelto a dar un toque para revisar de nuevo sus condiciones, Camavinga, Valverde, Carvajal, Lunin, Ceballos y Mendy.
El Real Madrid ni se pensó hace dos años atender a los cantos de sirena que llegaban desde la Premier por Valverde. No han querido saber nada de los acercamientos del City a Rodrygo. Y, aunque ven a Vinicius concienciado con la idea de hacer (más) historia en el Madrid, hay miedo a que los petrodólares le terminen convenciendo de irse. El dineral que están dispuestos a pagarle en Arabia, en un momento clave en el que pronto se quedarán sin sus referentes por edad, es más que importante. Pero también lo es el desgaste y la frustración que le está causando su continua cruzada contra el racismo así como el feo vivido con el Balón de Oro. El brasileño, a ojos de más de uno en la entidad, se está cargando de razones para al menos poder justificar una salida y ese pensamiento de que está sólo contra el mundo...
De los cuatro fantásticos que hay arriba, a ser posible, la cúpula directiva no quiere que salga ninguno. Mbappé, Vinicius, Bellingham y Rodrygo son irrepetibles, con su juventud tienen un gran porvenir de blanco por delante y, además, dejarlos salir obligaría a realizar otra fuerte inversión por un sustituto que, siendo bueno, no sería mejor. En el Madrid, puestos a elegir, preferirían que el traspasado, si llega a necesitarlo como algunos ya piensan, sea en zonas menos comprometidas y decisivas. Tchouameni, con buen cartel en Inglaterra sería el preferido. Y si a él se pueden sumar algunas ventas importantes que complementen esos ingresos, aunque menores, como las de Mendy, Ceballos o Brahim, sería perfecto. Con Güler o Endrick únicamente se podría estudiar alguna cesión hasta que exploten y vuelvan.
No caben todos
En el club están comprobando que, pese a su deseo en julio y agosto, va a ser muy complicado que todos los cracks del equipo puedan ser siempre alineados. La crisis desatada tras las derrotas ante el Lille, Barça y el Milan, con los desajustes tácticos que se han visto, hace presagiar que más de una estrella estará más tiempo en el banquillo que en el verde. Y Florentino Pérez, si algo odia más allá de haber perdido un buen pico en la Champions, es que todo ese talento se enquiste y se infravalore. De los delanteros, Rodrygo parece el eslabón más débil -aunque es el ojito derecho del presidente- y ya hay más de un consejero personal que le empuja a que, por primera vez, empiece a estudiar el mercado al detalle. En el Madrid seguiría siendo un jugador determinante, pero nunca la bandera de un proyecto.
De la plantilla del Madrid depende que estas dudas en el club en torno al mercado se frenen o crezcan. La dirección deportiva sabe que en enero tendrá que reconstruir al equipo por las bajas de larga duración -con el gasto que conllevará fichar a la desesperada- y que más tropiezos en Europa podrían comprometer los presupuestos aún más. En esta nueva edición de Champions, la UEFA aumentó los premios y, si en la temporada pasada el fijo era de 15,64 millones, en la nueva edición son 18,62 millones, siendo el premio por victoria de 2,1 millones cuanto antes era de era de 2,8. El hecho de haber perdido dos encuentros ya significa una pérdida de 4,2 millones. Ahora se juega el bono de dos millones extra que supone entrar o no directo en octavos. Un nuevo golpe en la mesa, con el título y una ganancia espectacular de 120 millones por ser campeón, como el curso pasado, sería una buena razón para no tocar nada de nada en la plantilla y, además, poder mejorarla. El tiempo dirá. Estamos en noviembre.