Oscar Piastri se rebela; Carlos Sainz choca con Checo Pérez por el podio y Fernando Alonso acaba sexto

Que la Fórmula 1 se asemeje en ocasiones a una tanda de karts con amigos es la mejor noticia posible: adelantamientos cada pocas curvas y cambio de líder constantemente. La nota negativa son esos accidentes que, a veces, empañan la carrera. Carlos Sainz y Checo Pérez fueron los perjudicados de la locura que siempre trae consigo Bakú tras su accidente en la penúltima vuelta en una masterclass de Oscar Piastri.

Los aficionados están recordando este año aquella emoción que llevaba tiempo dormida. Se ha despertado, en parte, gracias a la valentía y coraje de pilotos como Oscar Piastri, que lideró la carrera tras un adelantamiento magistral a Charles Leclerc en la vuelta 20. Durante las últimas veinte vueltas, el australiano tuvo en su cogote al monegasco, Checo Pérez y Max Verstappen.

Una carrera a cuatro donde querían apuntarse Carlos Sainz, Lando Norris y George Russell. Se está convirtiendo en costumbre este año ver a tantos coches tan cerca. La igualdad en Bakú volvió a ser máxima. Sainz volvió a completar una carrera con un ritmo consistente pero fue insuficiente para subirse al podio. Cuando ocupó esa posición de privilegio, se estrelló con Checo Pérez contra el muro. El choque regaló dos puestos a Alonso, que era octavo y se encontró un sexto puesto.

Masterclass. Oscar Piastri se ha empeñado este año en demostrar que quiere protagonizar el futuro de la Fórmula 1. Y el presente también. El piloto australiano dio una clase de personalidad en Bakú: fue valiente tirándose a por el liderato y protegiéndose de las embestidas de Leclerc. Su Mclaren gestionó brillantemente un merecido triunfo.

Leclerc fue muy tímido con Piastri. Ni le enseñaba el coche peleando por el liderato mientras el Mclaren se tiró desde su casa cuando pudo. Su adelantamiento en la vuelta veinte es un grito contra su equipo, su compañero y las famosas órdenes de equipo. Si lideras la carrera tan lejos de Norris, no hay órdenes que valgan.

El viento sopla a su favor pero les fallan los detalles. Ferrari sonrió ganando en Monza después de traer piezas nuevas y esperaban alargar su racha en Bakú. Tenían coche para ello y las manos de Leclerc, que se siente como pez en el agua en las calles de Azerbaiyán. Desperdició su pole quedándose dormido en una acción donde Piastri le robó la cartera.

Ferrari podía haber salido con un doblete pero su resultado confirma que han vuelto. Son candidatos al Mundial y están llenos de confianza para pelearlo a Red Bull y Mclaren. Carlos Sainz, a la chita callando, construyó confianza y ritmo con el paso de las vueltas hasta pelearle el podio a Checo Pérez en las últimas vueltas. Si Leclerc se iba a subir, el madrileño quería acompañarle. De no ser por el choque con el mexicano, habría descorchado champagne.

Se volvió a sacar las castañas del fuego. Es triste estar una semana más en el limbo pero es lo que hay. Le encanta recordar instantes antes de la carrera dónde sitúan los ordenadores a su Aston Martin. "P12 o P13", decía Alonso en parrilla, calculando que Norris, Hamilton y los Williams lo adelantarían en pista. Alex Albon reconocía que su equipo iba a hacerle un dos contra uno al asturiano dividiendo estrategias.

Alonso, con un monoplaza inestable, sujetó a Franco Colapinto durante la prueba. Mantuvo un ritmo sorprendente sin alejarse demasiado del Mercedes de Russell y dejando atrás a los Williams. Los puntos del español son valiosos viendo dónde está su Aston Martin en la parrilla. El bicampeón gestionó y apretó cuando tocó. Magistral para terminar sexto tras el accidente entre Sainz y Pérez.

Han dado un paso adelante. Williams ya no es el equipo 'pupas' del que se mofaba la parrilla. Desde sus mejoras en Países Bajos, la historia tiene otro color y el equipo británico ya forma parte de la media tabla. Ver a sus coches en los puntos empieza a ser costumbre y Bakú confirmó su mejoría. Ni el cohete de Norris pudo con el ritmo de Albon, al que le intentó lanzar un undercut.

Albon y Colapinto estuvieron muy cómodos con un ritmo muy sólido. Solo Alonso pudo pararlos a pesar de que repartieran estrategias para pasarle. Al argentino, muy solvente, se le vinieron abajo las gomas mientras Albon gestionó mejor y protagonizó una gran remontada con la rueda media. Es el primer paso para ilusionar el año que viene a Carlos Sainz.