US OPEN

El técnico de Sinner explica su singular celebración con el dopaje de fondo: "Es la reacción de un anciano exhausto"

Darren Cahill fue el único del box del italiano que no se levantó tras el match point. "Mucho de lo que ha pasado en los últimos meses ha estado sobre mis hombros", dice sobre el positivo.

El box de Jannik Sinner nada más acabar la final del US Open 2024. /ESPN
El box de Jannik Sinner nada más acabar la final del US Open 2024. ESPN
Nacho Encabo

Nacho Encabo

A las dos horas y cuarto de final, una derecha de Taylor Fritz se queda en la red y Jannik Sinner alza los brazos en el Arthur Ashe Stadium. Es el nuevo campeón de US Open después de la tormenta que desataron su positivo por dopaje y posterior exoneración. En su palco se sientan 12 personas y todas menos una pegan un brinco de alegría. La otra agacha la cabeza y se oculta. Tarda un poco en alzar la vista y en levantarse.

El hombre en cuestión es Darren Cahill, uno de los entrenadores más veteranos del circuito. El australiano moldeó a jugadores como Lleyton Hewitt, André Agassi o Simona Halep, entre otros muchos, antes de llegar al equipo de Sinner en julio de 2022. Desde entonces, tiene el papel de segundo entrenador, como ayudante de Simone Vagnozzi.

Su extraña reacción en el palco del Arthur Ashe responde a la enorme presión a la que se ha visto sometido en los últimos meses, desde que en el equipo conocieron que Sinner había dado positivo en un control antidopaje realizado en marzo durante el torneo de Indian Wells.

"Es la reacción de un hombre mayor, de un anciano exhausto", señalaba Cahill tirando un poco de sentido del humor en una entrevista con la cadena ESPN después del triunfo de su pupilo en Nueva York. Instantes después, el técnico aussie se puso algo más serio.

"Yo no soy el entrenador principal en este equipo. Simone es el entrenador principal, pero yo soy el que más experiencia tiene. Y mucho de lo que ha estado ocurriendo en las últimas tres o cuatro semanas, en realidad los últimos cuatro meses, ha estado sobre mis hombros dentro del equipo", explicaba. "Intentamos mantener el sentido común, mantenerlo centrado en lo que estamos tratando de lograr y decirle continuamente que no ha hecho nada malo".

"Yo le decía: 'Pase lo que pase, debes mantener la cabeza alta porque no has hecho nada malo, así que vamos a dedicarnos al tenis de un modo profesional y vamos a ver qué podemos hacer durante este período'. Hemos pasado por ello y no ha sido sin estrés. De hecho, hubo mucho estrés. Y la reacción al título va un poco por ahí", añadía Cahill. "Incluso antes de la final le dije que ha demostrado honestidad y resiliencia en el modo en que se ha comportado en las últimas semanas. Tiene que estar muy orgulloso de sí mismo".

El caso de dopaje, todavía sin resolverse del todo

Cahill y Vagnozzi son las dos únicas personas del núcleo duro de Sinner que se han mantenido en el equipo después del caso de dopaje. Porque el italiano despidió al preparador físico Umberto Ferrara y al fisioterapeuta Giacomo Naldi poco después de que se hiciera público el positivo de Sinner a mediados de agosto.

Fue el 20 de agosto cuando la ITIA, el organismo encargado de la lucha antidopaje en el tenis, anunciaba en un comunicado que Sinner había dado positivo en marzo en dos controles -uno en Indian Wells y otro fuera de competición- pero que le exoneraba de cualquier sanción porque entendía que había sido una contaminación involuntaria y que nada pudo hacer el italiano para evitarlo.

La versión del número uno fue que su fisioterapeuta se había hecho una herida en un dedo y que se puso un medicamento con clostebol -un esteroide anabolizante- antes de darle un masaje sin guantes. Muchos no entienden todavía cómo la ITIA compró esa versión ni cómo Sinner evitó una sanción de forma provisional nada más dar positivo. De momento, la Agencia Mundial Antidopaje continúa estudiando si presenta un recurso contra la sanción ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).