COPA DAVIS

Lleyton Hewitt, 19 años después: el jugador broncas convertido en líder de Australia para la final de la Copa Davis

El capitán australiano era el número uno más joven de la historia hasta la irrupción de Carlos Alcaraz este año. Ahora, lidera a los 'aussies' en su primera final desde 2003.

Lleyton Hewitt celebra un punto de su equipo en las semifinales ante Croacia. /GETTY
Lleyton Hewitt celebra un punto de su equipo en las semifinales ante Croacia. GETTY
Daniel Arribas

Daniel Arribas

El 9 de septiembre de 2001, dos días antes de los atentados que sacudieron al mundo en Nueva York, un joven Lleyton Hewitt, pelo rubio, gorra y algún que otro rastro de acné, tumbó a Pete Sampras, deidad del tenis y jugador con más Grand Slams de la historia hasta la fecha. La victoria aupó a aquel chico de Adelaida al número uno del ránking ATP, convirtiéndose en el más joven de la historia en conseguirlo: 20 años, 8 meses y 23 días.

El australiano, héroe nacional a pesar de sus continuas broncas con árbitros y rivales, especialmente con argentinos como David Nalbandian o Guillermo Coria, aguantó 80 semanas en lo más alto del tenis mundial, uno de los diez mejores registros de la historia. En 2003, año en el que cedió el trono, primero a André Agassi, y más adelante, de forma definitiva, a Andy Roddick, Hewitt representó a Australia en la eliminatoria decisiva de la Copa Davis.

La final, ante España, reunió en el Melbourne Park, sede del Open de Australia, a más de 14.000 espectadores. Tras cuatro duelos en el formato antiguo, disputado al mejor de cinco encuentros, todos ellos en hierba, a diferencia del Grand Slam oceánico, los aussies tumbaron a España (3-1) y,liderados por Hewitt, que se vengó de Juan Carlos Ferrero en el primer partido de la final —resultado opuesto al del año 2000—, levantaron su 28ª y, hasta ahora, última Ensaladera.

Ahora, 19 años después de aquella hazaña, justo después de que Carlos Alcaraz le haya arrebatado su récord de precocidad como referencia del tenis mundial (19 años, 4 meses y 6 días), Hewitt ha llevado a la selección australiana a jugar una nueva final de Copa Davis. Y el destino ha querido que sea en España.

Lleyton Hewitt abraza a Max Purcell tras derrotar a Croacia en el dobles del pasado viernes.  GETTY
Lleyton Hewitt abraza a Max Purcell tras derrotar a Croacia en el dobles del pasado viernes. GETTY

"Estoy muy orgulloso", repitió hasta la saciedad tras certificar la clasificación, contra todo pronóstico, ante el poderoso dobles croata en semifinales. "Estos chicos hacen muchos sacrificios durante todo el año para estar aquí y se merecen algo así". Eso sí, siempre hay un pero. "Me da pena que no puedan jugar la final en un Rod Laver Arena lleno hasta la bandera, con 15.000 espectadores animando de su lado", aseguró a Relevo tras el duelo con los balcánicos.

Dos días antes, tras vencer a Países Bajos en los cuartos de final, Hewitt ya había advertido. El formato de la nueva Copa Davis no le gusta. "Se pierden los dos factores que más me excitan de nuestro deporte: eliminatorias como anfitrión y como visitante, jugando en todas las superficies posibles, y partidos a cinco sets. Esa es la base del tenis, especialmente en los Grand Slams".

Tranquilo y sereno en el banquillo, todo lo contrario a sus días en la pista, aunque, eso sí, sin dejar de lado la insaciable vena competitiva, Hewitt cumple este año su séptimo curso como capitán de Australia en la Copa Davis, cargo que asumió estando todavía en activo, justo un año antes de retirarse.

Hasta ahora, bajo su mandato, Australia ha caído dos veces en octavos de final, una en cuartos y otra en semifinales (2017, ante Bélgica). El año pasado registró su peor resultado, cayendo en la fase de grupos previa a la Final 8 que ahora se disputa en Málaga. Veremos si este domingo, ante Canadá, que busca la primera Ensaladera, los 28 títulos y la historia de la camiseta amarilla pesan para que, 19 años después, y en España, Hewitt vuelva a hacer historia y cierre el círculo perfecto.