Las sombras del clostebol que está en el centro del caso Sinner: nació en la RDA, cuesta 12 euros y tiene en vilo a Italia
El clostebol se encuentra en Italia disponible para todo el público en geles y sprays utilizados para quemaduras o heridas.
Los caminos no son siempre rectos ni las fronteras claras en el mundo del dopaje. Hace unos años, un montón de deportistas empezaron a dar positivos por clenbuterol, un anabolizante que se usa frecuentemente para aumentar más fácilmente la masa muscular. El caso llamó la atención, pero pronto tuvo una alegación que lo detuvo. Los deportistas que daban positivo habían pasado por China o por México, dos países en los que esa misma sustancia se utilizaba con frecuencia para engordar el ganado. ¿Cómo culpar a alguien de tomar una sustancia que bien puede estar en cualquier plato de comida de la ciudad?
Cuando se habla de sustancias dopantes también hay localismos, y el caso de Sinner es una nueva muestra de que el Clostebol tiene un marcado acento italiano. Por definirla, la molécula es un esteroide anabolizante que surgió en la República Democrática Alemana —con toda la carga que tiene eso en la historia del dopaje— y que estuvo desde el principio ligada a su deporte.
Las sustancias dopantes están prohibidas en el deporte tanto por efecto potenciador en los deportistas como, sobre todo, por los riesgos para la salud de los atletas. Lo que pasa es que muchas de ellas son solo medicamentos que tienen un uso específico en la sociedad para tratar determinadas enfermedades que son usadas por los deportistas con fines mucho más espurios. Y ese podría ser el caso del Clostebol en Italia.
Porque es un medicamento que se encuentra en las farmacias transalpinas con normalidad. Se puede comprar en crema y en spray incluso por 12 euros. El anabolizante se utiliza con frecuencia en el país para tratar quemaduras y otras heridas. De hecho, la alegación de Sinner habla de una herida que su fisioterapeuta se había tratado con este ungüento.
No es, ni mucho menos, el único. Según Honest Sports, una newsletter especializada en el mundo del dopaje, explicaba que entre 2019 y 2023 se han dado 38 casos de deportistas italianos que han dado positivo por Clostebol. En la lista hay de todo: futbolistas, tenistas, jugadores de baloncesto... entre los positivos también se puede encontrar a Laura Barquero, una patinadora española que entrena en Italia.
Muchos positivos y, casi siempre, la misma excusa, una administración externa y desconocida por parte del deportista. El problema, como suele pasar con el dopaje, es que esto tampoco se resuelve con tanta sencillez. Esa inocencia del deportista es, cuanto menos, dudosa.
Primero por una cuestión concreta, y es que Italia obliga a que en el embalaje de las cremas que contienen Clostebol se pueda ver con claridad un símbolo de prohibido con la palabra "doping" encima. Es decir, el propio tubo advierte de los peligros de aplicarse la crema anabolizante para quienes se dedican al deporte de competición.
Es bien sabido que el sistema mundial de dopaje exige a los deportistas conocer la composición de los distintos medicamentos que ingieren. Es, por así decirlo, una obligación del atleta no consumir ninguna sustancia que se encuentre listada como prohibida para la práctica del deporte. Y con eso no se puede jugar, que haya un repunte de casos positivos por una sustancia concreta no suele ser una casualidad tanto como una tendencia. Lo que pasa, lógicamente, es que la justicia no puede tomarlo como un todo sino tiene que ir analizando caso por caso.
Un estudio del año 2020 conducido por el doctor Xavier de la Torre, del laboratorio antidopaje de Roma, llegó a la conclusión de que es posible encontrar la molécula en el cuerpo de un deportista de una manera accidental, es decir, de un modo similar al que el tribunal ha argumentado para exonerar a Sinner. Muchos agentes antidopaje alertan, sin embargo, que la aparición de Clostebol en tantos deportistas italianos es algo a tener en cuenta.
En cuanto a las sanciones en esos casos, hay un poco de todo. Casos como el de Sinner, Marco Bortolotti o Matilde Paoletti, también tenistas, que han logrado salir indemnes de los procesos. O casos con el del futbolista Fabio Lucioni, sancionado por un año; el tenista junior Mariano Tammaro por 15 meses tras ver su sentencia reducida por el TAS, o quizá el más conocido de todos, el de la noruega Therese Johaug, que terminó siendo sancionada por el TAS tras apelar la Agencia Mundial Antidopaje su caso al considerar que su sanción era escasa.
Esta diversidad de resultados es, precisamente, la que señalaba Ahmed Nassar, el CEO de la PTPA, un sindicato tenístico, para explicar que el sistema antidopaje actual no está cumpliendo sus objetivos, al menos en lo que se refiere a ser claro y confiable para los propios deportistas, las autoridades o la prensa: "La ausencia de un sistema claro y consistente crea obvios problemas para jugadores que no tienen el ránking, el género o la nacionalidad adecuada. La ausencia también socava la credibilidad del tenis entre los aficionados y los medios. La claridad y la consistencia son señas de identidad de lo que la PTPA está empujando en las directivas del tenis".
El Clostebol es un anabolizante que se usa para mejorar el rendimiento, explica Honest Sports, no tiene un gran efecto dopante cuando se suministra como crema, lo que ocurre también es que en un análisis no es posible tampoco saber el modo de entrada en el cuerpo. También sospechan que la molécula se puede usar también como dosis de recuerdo de otras sustancias más potentes, otras cremas de testosterona que serían usadas en tiempos sin competición y, se entiende, con menos controles por parte de las autoridades. La newsletter añade una frase lapidaria en sus últimos párrafos: "Los carabineros italianos explican que el número de casos encontrados de Clostebol, por lo menos en Italia, no puede ser ya considerado una casualidad".
El caso italiano es el más reciente pero no el único. En algún párrafo anterior se decía que hay distintas sustancias muy relacionadas con algunos países. Eso es cierto con este anabolizante y también con otra droga que durante un tiempo fue muy célebre: el meldonio. Este modulador metabólico fue el que llevó a una sanción en su día a María Sharapova y, como ocurre con el Clostebol en Italia, también estaba muchísimo más presente en Rusia y algunos países del este de Europa que en el resto del mundo.