Los rivales de Rafael Louzán y los irritados por su condena aún tienen una bala: Galán negocia 'lo suyo' (y de 22.000 técnicos más) y amenaza con impugnar al TAD
El director de CENAFE, que pactó con el CSD no poner trabas, cree que el escenario ha cambiado y se ve con apoyos. Negocia con los abogados del gallego un acuerdo con los entrenadores.
Como no podía ser de otra manera en la casa de los líos, el proceso electoral en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) todavía no está visto para sentencia. Por mucho que Rafael Louzán, presidente territorial de Galicia, haya quedado como claro favorito a la victoria final del 16 de diciembre. Una alfombra roja que se ha encontrado después de que los tribunales hayan apartado a Pedro Rocha de la carrera por suceder a Luis Rubiales, que el juego sucio y las traiciones hayan echado a un lado a Salvador Gomar (barón de la Comunidad Valenciana) y, seguramente, que las matemáticas vayan a hacer lo propio con candidatos externos como Juanma Morales o Gerardo González Otero.
La culpa de que la incertidumbre no se apague la tiene Miguel Ángel Galán. El azote de la Federación había mantenido un perfil bajo durante este último mes porque el propio Consejo Superior de Deportes (CSD) le pidió, como a otras partes implicadas en este juego, que se hiciera todo lo posible por no poner piedras en el camino con el objetivo de que hubiera presidente en diciembre de 2024. En un principio, el director del centro privado de entrenadores CENAFE y presidente de la asociación Democracia y Transparencia en el Deporte (con Gerardo González de vicepresidente), aceptó el envite al conseguir a cambio que debatieran sobre su histórica reclamación con la titulación de los técnicos. Por eso no ha sido tan beligerante como anteriormente, donde no había dejado de acudir al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) para denunciar cualquiera de los movimientos que no le cuadraban. De hecho, en estas últimas elecciones llegó a felicitar a los trabajadores de la RFEF por su labor en los primeros comicios a la Asamblea General. Sin embargo, esa postura ha cambiado.
La razón es bien sencilla. Rafael Louzán podría quedar como única vía para ser presidente, pese a que esté inhabilitado durante siete años para ejercer un cargo público tras la sentencia que arrastra desde hace más de una década por prevaricación cuando era presidente de la Diputación de Pontevedra con el Partido Popular (PP). Esta realidad, con el debate de si dirigir la Federación entra dentro de esa casuística que prohíbe el juez, está uniendo a los rivales de Louzán y ha puesto el grito en el cielo en muchos círculos del Gobierno (PSOE), empezando por el propio CSD: si han hecho todo lo posible por dejar en la cuneta a Pedro Rocha por una inhabilitación de dos años por sus excesos al frente de la Comisión Gestora, ahora entienden que no pueden permitir que un condenado, a la espera de sentencia firme tras su recurso al Tribunal Supremo, pueda empañar la imagen de España, alargar una crisis institucional de más de un año y poner en riesgo, entre otras muchas cosas, el Mundial 2030 si en el futuro tiene una sentencia firme desfavorable.
Galán ha aprovechado esta nueva corriente, muy relacionada con los temas políticos, para activarse. Y considera que el propio Gobierno va por esta misma línea (El País asegura que el CSD elevaría una denuncia si Louzán da el paso). El hecho de que Javier Tebas y LaLiga apoyen al gallego, como lo hicieron con Rocha, puede avivar esa llama. Ayer mismo Galán mantuvo contactos con los abogados de Louzán, que al ver cómo volvía a salir de la cueva públicamente le pidieron calma y que "levantara el pie del acelerador". Tanto es así que le solicitaron por escrito, seguramente para ganar tiempo, cuáles eran concretamente sus reclamaciones, llegándole a preguntar cuál es el problema que denuncia relacionado con las titulaciones que otorga la Federación y las supuestas discriminaciones con los alumnos que se forman en las academias privadas y que son competencia de la RFEF. Galán, aprovechando el momento, se extendió.
Las peticiones
"1. El Conflicto: El sistema dual único de España, que combina cualificaciones académicas y federativas para profesionales del deporte, genera un conflicto con los principios de libre circulación de la Unión Europea. La licencia UEFA, reconocida en toda Europa pero no directamente vinculada a las cualificaciones académicas españolas, provoca fricciones. La RFEF controla la emisión de licencias UEFA en España, lo que genera problemas para los entrenadores/as con cualificaciones no pertenecientes a la RFEF.
2. Marco Regulatorio Español: Las normativas españolas exigen cualificaciones específicas para los profesionales del deporte. Si bien el CSD generalmente reconoce las cualificaciones tanto académicas como federativas, el control exclusivo de la RFEF sobre las licencias UEFA crea una barrera a la libre circulación y a la libre prestación de servicios.
3. Soluciones propuestas: 3.1 / A corto plazo nada más tomar la presidencia, desbloquear a todos los entrenadores y entrenadoras de fútbol académicos que se encuentran en el extranjero sin poder entrenar y establecer urgentemente un transfer UEFA especial para todos ellos y ellas para solucionar su problema. 3.2 / A medio plazo, modificar el reglamento general añadiendo un artículo en el que diga que los títulos de Técnico Deportivo grado medio en fútbol y títulos de Técnico Deportivo de Grado Superior en fútbol son equivalentes a efectos profesionales con las licencias UEFA, B, A y PRO. Y 3.3 / A largo plazo, y de acuerdo a los estatutos de la RFEF y la Ley del Deporte, establecer colaboración con centros públicos y privados para realizar acreditaciones de competencias a entrenadores y entrenadoras académicos que sean gratuitas o con tasas mínimas económicas y sin exámenes ni exigencias de experiencias adicionales a las que ya exige y cumplen los académicos en su formación".
Después, tras digerir la lista de Galán que algunos en la RFEF ven como un chantaje, la pregunta fue muy directa: '¿A cuántos técnicos podría afectar esta medida?'. Y la respuesta fue igual de contundente: "Según datos del Ministerio de Educación y Formación profesional, 22.000 técnicos deportivos de fútbol". Por este motivo, según ha podido saber Relevo de diversas fuentes, se han dado hasta el martes de margen para acercar posturas, día que a las 17.00 se cierre el plazo para presentar las candidaturas a la presidencia de la Federación. Si no hay entendimiento, como parece que será porque desde la Federación apuntan a que las peticiones de Galán nunca han sido realistas, podría llegar el nuevo distanciamiento en forma de impugnación en el TAD. Y eso tiene sus riesgos...
No es una broma
Si la amenaza sigue su curso e hipotéticamente inhabilitaran a Louzán antes de ser proclamado (poco probable) o después de llegar al sillón presidencial, habría consecuencias más allá de que la imagen de la Federación quedaría durante más tiempo por los suelos ante la mirada del mundo, con FIFA y UEFA de uñas. En el primer caso, si alguno de sus rivales en las urnas hubiera conseguido los avales para poder presentarse (el 15% de la Asamblea, al menos 21 de 141), se quedaría solo en la pelea y por tanto sería el ganador. Independientemente de si es de la casa o de fuera. Y en el segundo escenario, ya en pleno mandato 2024-2028, pues se abriría una nueva crisis en la casa. El vicepresidente primero debería coger las riendas, pero seguramente crecerían las voces para que se volviera a iniciar un proceso electoral donde elegir a alguien limpio.
Louzán, según su entorno, está más que tranquilo con este asunto y no le preocupa ni su causa pendiente con la justicia de su época política (es el único juicio al que ha ido en su vida) ni le inquietan este tipo de amenazas de que su candidatura pueda acabar en el TAD. Ahora, tras ejercer ya como presidente oficioso desde el pasado miércoles en la comida de presidentes desvelada por Relevo, está en pleno proceso de aglutinar sus apoyos y recoger los avales. Ayer aseguraba tener entre 90 y 100. Y ahora, sin Gomar enfrente, podría pelear porque incluso fueran algunos más para impedir que Juanma Morales y Gerardo González Otero -que ayer se vieron con los futbolistas- puedan ni siquiera presentarle batalla.