ELECCIONES RFEF

Rafael Louzán ejerció de presidente en la comida donde se decidía el futuro del fútbol español

Relevo 'cazó' a 10 de los 'barones' de la Federación en una cumbre donde diseñaron la estrategia, a falta de votación, para suceder a Rocha, que no ha obtenido la cautelar para presentarse a la reelección.

Reunión secreta de presidentes en el restaurante Marboré de Torrelodones. /RELEVO
Reunión secreta de presidentes en el restaurante Marboré de Torrelodones. RELEVO
Sergio Fernández
Alfredo Matilla

Sergio Fernández y Alfredo Matilla

El evento de este miércoles de la Real Federación Español de Fútbol (sorteo de emparejamientos de la segunda ronda de la Copa del Rey) era sólo el principio de una entretenida mañana. Se notaba que no era lo más importante del día pese al lleno en la Ciudad del Fútbol. Aunque los presidentes territoriales con más peso madrugaron, algunos otros llegaron a mediodía, casi cuando estaba acabando. Uno de ellos, incluso en los canapés. Lo realmente crucial empezaba a las 14:30.

Los barones (presidentes de Territoriales) habían quedado desde el pasado viernes para decidir hoy mismo el futuro del fútbol español. Nada más terminar la ceremonia que emparejó al Cacereño con el Atlético de Madrid, entre otros muchos duelos interesantes, no dio casi ni tiempo a que disfrutasen del picoteo que sirvió la RFEF: "Vámonos, que ahora nos toca a nosotros", dijo uno de ellos que ejercía, algo ansioso, de anfitrión.

Se había filtrado que iban a reunirse en Las Rozas, como una cita más de las que se producen mensualmente. Incluso a última hora del día, deslizaban varios de ellos, con el deseo de saber qué pasaba por la mañana en la Audiencia Nacional en torno a la cautelar solicitada por Pedro Rocha, denegada 24 horas después. De hecho, Miguel Galán (presidente de CENAFE y azote federativo desde tiempos de Ángel María Villar) ya había anunciado que, si se reunían en Las Rozas, los denunciaría porque podría interpretarse como una infracción electoral grave. No fueron tan imprudentes. Ya les costó a varios directivos hace años la inhabilitación durante tres meses. La mejor opción era verse fuera.

Reunión secreta de presidentes en el restaurante Marboré de Torrelodones.  RELEVO
Reunión secreta de presidentes en el restaurante Marboré de Torrelodones. RELEVO

Cogieron varios coches y remontaron la A-6 dirección A Coruña, apenas 15 kilómetros para acudir a un lujoso club de hípica en Torrelodones con un nombre muy deportivo: 'Green Paddock'. Iban en hilera, como quien enfila una boda o un entierro. Tras desviarse por la salida 33, La Berzosa, aparcaron raudos. Había prisa por decidir. Y en ese primer momento se mostraban relajados, pese a la trascendencia del encuentro, porque habían dejado -supuestamente- a los curiosos en la Federación. Dentro, en un reservado de su restaurante llamado Marboré, sentados a la misma mesa, se sentaron diez de los 19 barones que tienen voto en la Asamblea recién conformada y que deberá elegir presidente el próximo 16 de diciembre: los hombres que tienen que decidir el futuro del fútbol español, por fin, estaban cara a cara después de los numerosos baches que les han separado en este año y pico de crisis institucional.

Estuvieron presentes Álvaro Montoliu (de la federación catalana) y un asesor de Jacinto Alonso, y los presidentes [de izquierda a derecha, como se ve en la fotografía principal] Pablo Burillo (Castilla-La Mancha), Jacinto Alonso (La Rioja), Rafael Louzán (Galicia), Salvador Gomar (Valencia), Paco Díez (Madrid), Joan Soteras (Cataluña), José Juan Arencibia (Canarias), Jordi Horrach (Baleares), Pablo Lozano (Andalucía) y Sergio Merchán (Extremadura). No estaban en el cónclave José Ángel Peláez (Cantabria), Marcelino Maté (Castilla y León), Rafa del Amo (Navarra), Monje Carrillo (Murcia), Javier Landeta (Vasca), Manuel Torralba (Aragón), José Ramón Cuetos Lobo (Asturias), Antonio García Gaona (Ceuta) y Diego Martínez (Melilla), más los interterritoriales que no tienen voto como Manu Díaz (Guipúzcoa), como anuncio un día antes, Kepa Arrieta (Álava), Iñaki Gómez Mardones (Vizcaya) y Alejandro Morales Mansito (Tenerife).

Los presidentes territoriales se marchan juntos de la cumbre secreta. RELEVO

No había prisa por empezar a degustar un menú bastante austero junto a coca colas, agua y algún Acuarius. No era día de excesos y celebraciones. No era una comida de empresa. Esperaban tener un dato decisivo sobre la mesa que, al final, no llegó: ¿qué iba a pasar con la Apelación de Rocha que se había debatido en los tribunales varias horas antes? Ese dato lo esperaba todo el mundo y llegó 24 horas después, cuando la Audiencia anunció que no otorgaba la cautelar al extremeño, que no podrá presentarse a la reelección. A rey muerto, rey puesto. Pero no llegó, así que la reunión empezaba con un tiro en el ala.

Inicio encendido

La voz cantante claramente la llevaba desde el principio el mismo que la ha llevado durante los últimos meses en una Federación descabezada: Rafa Louzán (Gallega). "Vamos a decirnos las cosas a la cara", anunciaba con vehemencia para demostrar quién llevaba los galones con la connivencia del presidente inhabilitado. "Es que no puede haber insurrectos", se oyó desde la otra punta del local.

No era el sitio más discreto del mundo: en mitad del salón elegido para la ocasión había un escenario -con batería incluida para las grandes ocasiones-, buenos bafles, un arbolito de Navidad… y un todo un espectáculo. Cualquiera que pasara por allí podría entender, ante tanta cara desconocida, que se trataba de una simple reunión de amigos jubilados. Pero era mucho más importante. Los que más y los que menos se levantaban de la mesa impacientes, tanteando en llamadas y videollamadas a los que estaban fuera y no pudieron o no quisieron acudir. Hubo de todo. Los presentes querían salir con una decisión firme de allí. Cundía la impaciencia.

"Hay unos periodistas comiendo ahí detrás", se percataron poco después. "Sí, uno de ellos fue alumno mío", aseguró uno de los más veteranos, que ya se había olido la tostada en uno de sus paseos por el recinto. "¿Qué hacéis aquí?", llegaron a decir a las claras en una de las numerosas visitas a los baños. "A ver… es que nos siguen pagando por dar noticias", fue la única respuesta.

Las cinco de la tarde marcaron el final del encuentro de la oligarquía del fútbol español (habían llegado a las 14.37). Sin mucho acuerdo. Ésa es la verdad. Y sin votaciones de ningún tipo, aunque cada uno dejo claras sus preferencias. Con Rocha aún latente poco más se podía hacer. Algunas malas caras, sobre todo la de los que se han ido postulando y se vieron sin tanta fuerza, y la sensación de que los galones estaban en Galicia. El presidente de Extremadura, antiguo secretario general de Rocha, fue el único que se molestó por la presencia de dos periodistas en la sala. Los demás, con muchas horas de vuelo, lo entendieron.

De margen hasta el día 3 de diciembre

El propio Louzán se ha encargado durante los últimos días de airear que tiene el apoyo de LaLiga y de que es la última voluntad en la RFEF de Rocha si él no puede presentarse. Si el extremeño obra el milagro todos cerrarán filas a su lado. Tienen hasta el 3 de diciembre para presentar la candidatura a la presidencia después de la última ampliación anunciada desde la RFEF. El escrutinio de las elecciones a la Asamblea acabó de madrugada, ya el 26 de noviembre, y por eso amplían.

Tanto si Rocha puede, como si no (en función de si le permiten presentarse al margen de su inhabilitación), el nuevo hombre fuerte de la RFEF tiene toda la pinta de que será Rafael Louzán una vez que Relevo deslizó sus intenciones el pasado 9 de octubre. ¿Qué significa esto? Pues que la próxima batalla federativa ya está clara.

¿Por qué? Sobre Louzán pesa una inhabilitación de siete años de los tiempos en los que presidía la Diputación de Pontevedra por el PP hace más de una década. Esa sanción, ahora mismo, no es ejecutiva porque está pendiente de que la confirme (o no) el Tribunal Supremo. Hasta ahora no parecía un candidato viable precisamente por eso: nadie quiere volver a estar en la misma situación dentro de unos meses. Con una Federación sin presidente y de nuevo envuelta en la polémica.

¿Y qué ha cambiado? Pues que después de documentarse han concluido que es una batalla peleable: la posible inhabilitación a Louzán, de confirmarse, estiman que no le impediría ejercer de presidente de una entidad que consideran privada, como la RFEF, pero sí de lo que hacía cuando se le condenó: un cargo público.

Es, efectivamente, un terreno de grises en el que nada es 100% blanco ni negro. Pero sí parece la opción más viable de concordia entre los barones. Como presidente o como vicepresidente de un Pedro Rocha meramente "florero", Rafa Louzán es ahora mismo el nombre que con más fuerza suena para ser, dentro de un par de semanas, el que mande en la RFEF. Aunque algunos siguen fumando en pipa y amenazan con hacer lo que quieran con sus avales. Todavía hay partido.