La hora de la verdad en la RFEF: Pedro Rocha tiene fe, Rafael Louzán ya presume del apoyo de LaLiga y Salvador Gomar espera su turno
Una vez conformada la Asamblea, y tras la resolución de este miércoles de la Audiencia sobre la cautelar del presidente inhabilitado, la Federación se reúne para diseñar su estrategia.
Ya está aquí uno de los miércoles más esperados por el fútbol español. Y no tiene que ver nada con una nueva jornada de Champions. Buena parte del futuro de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se juega en unas horas: por la mañana en los tribunales y por la tarde en una comida con pinta de concilio. De lo que salga de estos trascendentales careos celebrados en Madrid depende el porvenir de una institución hecha trizas que vive en continua crisis institucional —que no deportiva— desde hace más de un año tras la salida, por la puerta de atrás, de Luis Rubiales y por las continuas torpezas de sus sucesores en un proceso electoral lleno de baches.
Una vez que el pasado lunes quedó conformada la Asamblea General (141 miembros al no haber presidente) que elegirá al nuevo Papa el próximo 16 de diciembre para el mandato 2024-2028, las próximas horas serán determinantes para conocer cuál es la apuesta de la RFEF en su objetivo de intentar mantener el poder con uno de sus pilares y no cedérselo a las alternativas que han brotado de fuera como las de Juanma Morales, Javier González y Gerardo González Otero. Por la cabeza del núcleo duro en Las Rozas han pasado todo tipo de estrategias, puesto que hay varios presidentes territoriales que se postulan y diversos intereses personales, pero en gran parte quedará marcado por lo que suceda en torno a la figura de Pedro Rocha.
El dirigente extremeño fue inhabilitado el pasado mes de julio, sólo dos días después de que la Selección ganara la Eurocopa. Y desde entonces no ha hecho más que pelear, sin éxito, para que le concedan una cautelar con la que poder concurrir a los próximos comicios. Ni el aliento del presidente de LaLiga, Javier Tebas, le ha ayudado a sortear las trabas. Sin embargo, y como remota posibilidad, la Audiencia Nacional se debe pronunciar en las próximas horas sobre el primer recurso que aportó en Apelación en el Juzgado Central de lo Contencioso Administrativo número 2. Si el juez mantiene su inhabilitación, Rocha se despedirá por la tarde de sus compañeros e iniciará los trámites para una jubilación que se ha ganado a los 70 años. Ya les ha avisado. Pero, si como él cree, sus velas obran el milagro y dejan sin efecto esa inhabilitación, podrá presentar su candidatura entre el 28 de noviembre y el 2 de diciembre —como marca el calendario— pasando a ser el favorito a la victoria final.
Lo que suceda después de esta sentencia tendrá una importancia vital. Casi todos los 'barones' han quedado en la RFEF (el de Guipúzcoa ya se ha negado por carta), aprovechando el sorteo de la segunda ronda de la Copa del Rey, para almorzar juntos a continuación y debatir a pecho descubierto. En principio, la cita será fuera de la Ciudad del Fútbol y en la clandestinidad por el hecho de que pudieran incumplir el deber de neutralidad como ya pasó en tiempos de Ángel María Villar y por lo que estuvieron inhabilitados muchos de ellos durante tres meses.
Ahí, en ese encuentro, pondrán encima de la mesa un buen dilema. En caso de que Rocha pueda presentarse, la cumbre vespertina de los barones irá orientada en dar cariño a su presidente y reforzarle. Hay quien ni viajaría a Madrid al estar ya todo decidido. Regresaría a su lugar bajo palio por el hecho de que haber unido el fútbol siendo obediente. Todos le ven como el presidente idóneo para afrontar los objetivos que tiene por delante la Federación y, sobre todo, para poner en marcha algunos planes que quedaron paralizados (renovación de De la Fuente, fichaje de Mateu Alemany o un capo similar, una nueva dirección deportiva masculina, femenina y en la cantera...). Aun así, hay quien propondrá poner en marcha un Plan B por si la justicia, más tarde, entra en el fondo del asunto por el que se investiga a Rocha (sus excesos al frente de la Gestora en el anterior proceso electoral) y es inhabilitado de manera firme. Así, más de un presidente apuesta por presentar a otro candidato con una doble misión: dificultar aún más las cosas, con una división mayor, a los pre-candidatos de fuera para reunir avales y tener un relevo de garantías como vicepresidente primero si Rocha es apartado en el futuro durante su mandato del sillón presidencial.
Pero si Rocha recibe otro mazado del juzgado, como muchos ven inevitable, ahí sí que sí se cortará la tensión con un cuchillo. Hace sólo unas semanas hasta cinco o seis barones tenían la intención de dar el paso y convertirse en el hombre de consenso que liderara la nueva era. Sin embargo, algunos han ido perdiendo plumas por el camino. Monje Carrillo (Murcia) ya le confirmó a algún compañero en privado que se veía fuerte y preparado, pero que su familia le había aconsejado echarse a un lado y no desempolvar algunas de los rasguños judiciales que han sufrido en el pasado. Joan Soteras, por su parte, ha quedado desacreditado tras las elecciones a la Asamblea, donde no ha sido capaz de imponer a sus asambleístas y ha perdido la confianza de los clubes. A Alejandro Morales Mansito (Canarias) pocos le ven como alternativa, por mucho que él se viniera arriba tras haber liderado la expedición de la Roja en la Eurocopa. Pablo Lozano (Andalucía) tampoco se veía en esta pelea, aunque no se descarta y quiere escuchar y estar presto al rechace... Es uno de los tapados. Por eso, en estos momentos, Rafael Louzán (Galicia) y Salvador Gomar (Comunidad Valenciana) son las dos alternativas con más peso entre todas las Territoriales que deberán medir su llegada, poderío y persuasión.
Todos a una
Rafael Louzán hizo creer en un principio que sus cuitas con las justicia, por su pasado como presidente del PP de la Diputación de Pontevedra, no le iban a dejar maniobrar con libertad con vistas a la Federación. Necesita tiempo para que prospere su recurso al Tribunal Supremo tras la sentencia de la Audiencia Provincial de Pontevedra que le inhabilitó durante los próximos siete años para ejercer cualquier empleo y cargo púbico por un delito de prevaricación. En 2011 adjudicó a una empresa la subvención de 86.311 euros para la mejora del campo de fútbol de Moraña y en febrero de 2021 el Juzgado de lo Penal nº 3 de Pontevedra le condenó a dos años de cárcel y ocho de inhabilitación por los delitos de prevaricación y fraude. Sin embargo, un año después, la Audiencia Provincial de Pontevedra le absolvió del delito de fraude, pero confirmó la pena de siete años en el dique seco.
Mientras se hablaba de esto, Louzán ha trabajado bien sus opciones en la sombra como desveló Relevo el pasado 9 de octubre. Incluso en estos últimos días ha llegado a reconocer que, si Rocha no puede presentarse, él tiene apalabrado el apoyo de LaLiga. Su excelente relación con Javier Tebas desde hace años es clave, aunque sabe que no goza de la simpatía del Gobierno ni de muchos compañeros federativos que consideran que sería un error poner a alguien al frente de la RFEF con los problemas que le rodean, por muy preparado que esté. La imagen de regeneración prometida quedaría muy dañada. LaLiga, por su parte, no dice esta boca es mía por respeto a Rocha, sobre el que se mojó y todavía tiene opciones, y porque podría perjudicar a su segundo candidato como ya sucedió en el pasado con Gerardo González, Alemany, Jorge Pérez, Larrea, Casillas... y animaría a Florentino Pérez a remangarse para convencer a algunos asambleístas sobre los que tiene llegada de que no le apoyen.
Louzán repite en estos últimos días una y otra vez que él no puede ejercer cualquier cargo público durante el tiempo que dure la sanción que le impusieron, a falta del recurso, pero que la presidencia de la Federación no está incluida en esa casuística. La RFEF es una entidad asociativa privada, si bien de utilidad pública, y es imagen de España en el mundo entero, pero Louzán y los que le apoyan no lo ven de forma tan puntillosa y consideran que, por encima de todo, debe prevalecer la presunción de inocencia. Con su caso, de salir airoso de la reunión de presidentes, ocurriría como con Rocha: una mayoría entiende que conviene añadir un Plan B por lo que pueda suceder, mientras que algunos presidentes más beligerantes amenazan incluso con la idea de que podrían levantarse de la mesa, negarse a pactar y pensar otros planes dejando en papel mojado la disciplina interna de voto.
Primero Valencia y luego...
En el otro extremo de la mesa de las Territoriales vuelve a aparecer con fuerza Salvador Gomar. Si hace un año estaba especialmente ilusionado con la posibilidad de dar el salto a Madrid desde Valencia, poco a poco se fue distanciando. Aun así, siempre ha estado muy atento a lo que sucedía en Las Rozas porque ha desempeñado diferentes cargos de responsabilidad en la RFEF. Y esa atención, y muchos de sus aciertos con sus previsiones de lo que ha ido sucediendo en la casa, aumentaron su credibilidad. También le ayudó el hecho de que haya reducido mucho su tono beligerante del inicio.
El problema es que se fue enfriando poco a poco a medida que los líos burocráticos por las elecciones metían a la institución una y otra vez en los tribunales. Él, como los demás, llegó a dar su aval y apoyo a Rocha para que fuera presidente y estará a su lado ahora de nuevo si puede presentarse. Pero si no es así... Ha vuelto a coger peso y moral, animado por numerosos barones que le piden que esté preparado si le llega la oportunidad mientras intenta pelear, como prioridad, para que su territorio tenga cuanto antes la inversión prometida (unos 20 millones de euros) con el objetivo de levantarse de los efectos producidos por la DANA. Louzán no es un hombre de consenso con la fuerza que el gallego piensa y eso podría beneficiar a Gomar.
Lo que parece claro entre los barones es que la elección final debe pasar por uno de ellos y por ningún otro. Nadie contempla traiciones como ir a abrazarse a Juan Morales o Gerardo González (que llevan días haciendo rondas de llamadas) si el resultado de la votación no les agrada. Pero una cosa es el aval y otros son los votos (secretos). La alternativa del secretario general Álvaro de Miguel, auspiciada por algunos pilares dentro de la Federación, sería la tercera y última vía. Tuvo fuerza pero ya no se habla tanto de él. Aun así, que nadie descarte nada cuando hay probabilidades de que se desate una Guerra Civil tras el alzamiento de este miércoles.