ELECCIONES RFEF

Los 'barones' tienen Plan B (con y sin Rocha), Soteras se postula y la obsesión de la RFEF es frenar a Morales y elevar más a De Miguel

Sin cautelar, y se mantenga o no la inhabilitación al extremeño antes del 2-D, las Territoriales pactarán su estrategia. El líder catalán, a sus colegas el 23-O y el 17-N: "Quiero presentarme".

Joan Soteras (izquierda de la imagen) junto a Pedro Rocha. /AGENCIAS
Joan Soteras (izquierda de la imagen) junto a Pedro Rocha. AGENCIAS
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

Lo normal, en una Real Federación Española de Fútbol (RFEF) con lógica, es que las elecciones a la presidencia del próximo 16 de diciembre hubieran pasado por una proclamación con alfombra roja de Pedro Rocha —sin cautelar aún tiene una bala en los juzgados— o, ya sin él, por el alzamiento de un dirigente territorial elegido tras derramar un reguero de prestigio en una fratricida Guerra Civil. Sin embargo, como hace tiempo que la cordura saltó por la ventana en la Ciudad del Fútbol, hay varios hechos que han contribuido a que los nervios estén más a flor de piel que nunca: la espera se está haciendo muy larga para todos, han aparecido nuevos protagonistas inesperados, como los pre-candidatos Juanma Morales, Gerardo González Otero y Javier González Calvo, y la negativa a Rocha en los juzgados de este miércoles ha agitado más el avispero. De ahí los continuos e importantes movimientos y las diferentes estrategias que ya hay en marcha. Relevo ha podido sustraer las más jugosas de sus cabezas pensantes —que no de intermediarios— para compartirlas.

Por orden de importancia, aparece en este nuevo escenario la estrategia diseñada por buena parte de los 23 'barones' (los 19 que tienen voz y voto y los cuatro de las interterritoriales vascas y canarias que miran con asombro). Ya hay un núcleo duro promoviendo una cumbre inminente —que a juicio de varios de ellos se tenía que haber producido antes— para trazar y consensuar el plan a seguir, con Rocha como candidato (si es que se da un inesperado milagro) o con él en el destierro definitivo y la jubilación a la que los jueces le empujarían la semana que viene (como es lo más probable). Si hace un mes la idea general era la de esperar la resolución firme en torno a su caso, ahora ya ni eso se quiere respetar. Tanto si Rocha logra un imposible como si no lo hace, las Territoriales desean tener un Plan B en la recámara. Unos quieren que la cita sea ya esta semana. Otros, el martes tras las elecciones a la Asamblea.

En el primero de los casos, si la justicia desinhabilitara por sorpresa a Rocha antes del 2 de diciembre (plazo hasta el que se pueden presentar las candidaturas) después de no darle la cautelar y pudiera concurrir a las elecciones, los interesados son de la opinión de que hay que presentar a otro candidato interno más por si acaso. Temen que el extremeño, en caso de ser candidato, luego sea inhabilitado cuando la justicia entre en el fondo del asunto por el que se le acusa. Si esto sucediera antes de la votación a presidente (16-D), el contrincante o contrincantes externos que concurran a esos comicios tendrían vía libre para ganar y presidir la RFEF hasta 2028. Sin embargo, si esa confirmación de la inhabilitación a Rocha llegara más tarde, con las elecciones celebradas y ganadas por él, debería tener un vicepresidente primero de peso para sucederle al frente de la nave, bien para sustituirle o bien activar otro proceso electoral. Sería el mismo que, en un principio, se presentase a las elecciones como alternativa estratégica a Rocha para no dejar solos en las urnas a las opciones de fuera.

Eso sí, ese Plan B será bien distinto si Rocha es candidato que si no lo es. Si recibe el apoyo de los tribunales y puede presentarse, esa segunda vía desde dentro de la RFEF sería elegida por él mismo en gran medida, por si luego se tiene que convertir en su segundo de confianza. Pero si la inhabilitación continúa su curso y Rocha no puede presentarse, sus escuderos (con el gallego Rafael Louzán a la cabeza) perderán bastante fuerza a la hora de decidir el hombre de consenso, que en este caso pasaría de ser el Plan B al A directamente. Ahí se abriría un conflicto de intereses que tendría como consecuencia una peligrosa división, además de la amenaza de que algunos pasen a apoyar a alguno de los candidatos externos. Ésta es la gran baza de Juanma Morales, pescar en río revuelto. 

La presencia latente del empresario en esta batalla, por encima del resto, es mala para los barones por un lado, pero podría ser una buena salida bien mirado, siempre y cuando haya pactos por el camino que garanticen los privilegios que conservaron con Villar y Rubiales. De momento, Relevo ha podido confirmar que Juanma Morales hizo hace meses una primera ronda de contactos con los presidentes territoriales para presentarse pero ahora, cuando ha querido repetir para solicitar su apoyo, no ha tenido tanta suerte y ha recibido varios regates. Los federativos no le han dado aún ese gusto para que pueda ir aireando, como otros, que ya ha apalabrado unir fuerzas. 

Juanma Morales, con el balón, el día de la presentación de su equipo.  AGENCIAS
Juanma Morales, con el balón, el día de la presentación de su equipo. AGENCIAS

Mientras, hay diversas obsesiones en la Federación y en su bando más oficialista. La más activa: desactivar y neutralizar al pre-candidato externo que más fuerza está mostrando en estos días preelectorales, con una presentación impactante y rodeado de gente bien vista de los cuatro estamentos que conforman el mundo del fútbol (clubes, jugadores, entrenadores y árbitros). Por eso, la táctica interna en la RFEF pasa por hacer todo lo posible, y hasta lo imposible, porque el propio Morales no logre los 21 avales necesarios para ser candidato y poder ser elegido. El hecho de que Rubiales (outsider en su día) le ganara a Juan Luis Larrea (barón y tesorero), aún pesa mucho en el ambiente. Si Morales no puede presentarse al no lograr cumplir este importante paso protocolario de aglutinar apoyos, habría una garantía interna de que el nuevo presidente sería sí o sí de la casa. Y el resto, siendo importante, sería ya secundario tras este alivio. Este temor es otro de los motivos por los que tendría sentido presentar una alternativa a Rocha en cualquiera de las casuísticas, o incluso a dos (Plan B y hasta C) llegados a un caso extremo, para dividir y que los rivales extramuros de la Federación no consigan el 15% de los avales de la Asamblea (21 de los 141 votos) que quedará conformada el próximo lunes 25 de noviembre.

Al mismo tiempo...

De forma paralela a lo que se cuece en toda esta estrategia en la clandestinidad, con un cruce de llamadas incesante, hay dos nombres propios que suenen con especial fuerza en Las Rozas. Y ninguno de ellos es María de los Ángeles García Chaves, la famosa Yaye, a la que se ha tragado la tierra. Por un lado está el del nuevo secretario general de la RFEF, Álvaro de Miguel, como desveló Relevo hace casi un mes. Varios trabajadores de máxima relevancia de la casa, en connivencia con diversos presidentes territoriales afines a Rocha, le ven como la persona ideal para liderar la nueva era. Argumentan que conoce al detalle la institución tras más de una década en ella en otros puestos de menos enjundia y que no procede del anquilosado mundo de las territoriales que denunciaba parte de la sociedad hace un año, el fútbol femenino con varios dardos en el punto álgido de la crisis y hasta el mismísimo Gobierno.

Sin embargo, otros barones no piensan apoyar esta idea, prefiriendo incluso a la alternativa externa a la RFEF. Ponerle de cabeza de cartel a Álvaro de Miguel, por delante de alguno de ellos, sería reconocer que no hay ningún presidente autonómico capacitado para esa misión o que como grupo tienen algo que esconder. Prueba de que no piensan empoderarle —al menos por ahora— es que muchos de los federativos que conforman la Asamblea le siguen llamando intencionadamente "Alvarito" en el día a día, como siempre, para que recuerde de dónde viene, a quién se debe y cómo de larga ya es la cola en la que debe ponerse tras pedir turno. Son los mismos que tampoco quieren ver por allí a David Aganzo, el presidente de AFE que siempre niega su implicación e interés en este sarao pero que siempre aparece en las quinielas.

Uno de esos 'barones' es Joan Soteras, presidente de la federación de Cataluña. Su contundencia y rapidez al enseñar sus cartas ha sorprendido a más de un compañero y, posiblemente, le haga perder fuerza si es que tenía alguna posibilidad de salirse con la suya. Con 76 años, su territorio en llamas, con una fuerte oposición (Juanjo Isern), y con varios y turbios asuntos pendientes en los tribunales, se ha echado al monte sin importarle las consecuencias. El nombramiento como líder de la anterior Comisión Gestora le ha animado. El pasado 23 de octubre realizó una ronda de contactos entre los presidentes territoriales para comunicarles que, en caso de que Rocha no pudiera ser candidato, él había decidido dar el paso para seguir esa línea continuista que homenajea al Rubialismo. Esa noche ratificó su decisión con al menos seis barones. Y por si a alguien se le había olvidado, y pensaba que era una ventolera, repitió el ejercicio con los mismos y alguno más el pasado 17 de noviembre.

Lo curioso de su caso, en esas llamadas para postularse, es que se encontró respuestas de todo tipo, pero ninguna le valió para envalentonarse. Más bien se quedó frío y comprobó que es bastante más querido de lo que pensaba. Todo el mundo, sin excepción, vio su idea como una locura. Incluso en esas conversaciones le hicieron ver que el más preparado para ponerse en primera línea es Rafael Louzán (Galicia), pero que convendría que no se atreviera porque tiene un asunto espinoso pendiente en el Tribunal Supremo de su etapa política. Su posicionamiento, eso sí, será determinante. O que José Miguel Monje Carrillo (Murcia) —le recordaron a Soteras— está inmerso en algo menor pero también difícil de maridar con una presidencia y que su propia familia le intenta quitar la idea de la cabeza. De momento sin mucho éxito porque ha estado jugando sus cartas en la sombra... E incluso que, mientras, Pablo Lozano (Andalucía) y Salvador Gomar (Comunidad Valenciana) continúan, como hace mucho meses, a la expectativa. No dicen esta boca es mía ni airean sus intenciones con megáfono, pero tampoco descartan su perfil ni desean que nadie les olvide. Si una mayoría de los presidentes más importantes por licencias y territorio (Cataluña, Madrid, Andalucía, Valencia y Galicia), les animan a representar a todos por descarte —ante tanto marcado—, por convicción o por simple estrategia… Hay partido.