La crisis médica del Real Madrid empuja a Ancelotti a tomar decisiones
El técnico extrae una lectura positiva de las más de 30 lesiones de lo que va de temporada: ha recuperado a Güler y Ceballos, descubierto a Asencio o potenciado a Brahim.
El Real Madrid colecciona partes médicos a la velocidad con la que golea. Y no es un decir: el equipo de Ancelotti ha marcado 34 dianas en lo que va de Liga y suma un número similar de percances físicos en lo que va de temporada. Este sábado, día del triunfo (0-3) en Girona, Carletto celebró tres tantos y se llevó otros cuatro sustos. Rodrygo se cayó de la convocatoria a primera hora por unas molestias musculares en la pierna izquierda, Bellingham se retiró en el 61' con problemas en el aductor (el entrenador rebajó luego la preocupación), Mendy se rompió en el 80' y Endrick, este de forma fortuita, terminó el partido mareado por un choque de enorme dureza con Gazzaniga. Sin duda, lo que más preocupa es la dolencia del francés (apunta a estar varias semanas de baja) y el asunto ya ha pasado de castaño oscuro. Apenas hay futbolistas que se libren de la epidemia y el foco se ha colocado de forma definitiva sobre la figura de Antonio Pintus, discutido en el vestuario y al que hombres de peso en la caseta señalan como uno de los culpables.
Entre toda esa espiral de mala fortuna, dudas con la preparación física y señalamientos a Ancelotti por su reparto de minutos, el técnico también extrae alguna que otra lectura positiva de la crisis médica. Carletto, tan amante del respeto a las jerarquías, no ha cambiado ni cambiará el libreto: tiene un once y, salvo contratiempo, sus alineaciones de la jornada 1 a la 38 podría adivinarse en el mes de agosto. Lo ha demostrado con Tchouameni (volvió directo al equipo en San Mamés y ayer sentó a Asencio) y en repetidas ocasiones en la delantera (Rodrygo, sin estar al cien por cien, pasa por la derecha a Brahim, como este a Güler y el turco a Endrick). Sin embargo, la acumulación de percances ha obligado al de Reggiolo a repartir oportunidades y la unidad B, y hasta la cantera, le han respondido con creces.
Los beneficiados indirectos de este panorama que atormenta a Florentino son varios. En Montilivi brilló Arda Güler: marcó el 0-2, se liberó de la enorme presión con la que carga y ya enlaza varios partidos gozando de los minutos que se le negaron durante su primer año y medio en el Real Madrid. En Anfield salió de inicio, ante el Getafe disfrutó de toda la segunda mitad y en Girona volvió a repetir en el once. Con oportunidades responde, pero, de no haber caído Rodrygo, Vinicius y Camavinga como bolos, nadie cree que al turco le hubiesen llegado tan pronto.
En un caso similar se encuentra Ceballos: ha pasado del ostracismo a revelarse como una pieza con visos de ser importante en este Madrid falto de pausa y fluidez en el centro del campo. Fue el mejor en Leganés, repitió contra el Getafe y en Bilbao y en Liverpool y Girona, condenado al banquillo, Ancelotti ya tiró de él como primer cambio. Su situación, pese a que nadie se atreva a descartar su salida en enero, ha pegado un pequeño giro que le ha cambiado la cara. Brahim también ha visto potenciado su estatus por la ausencia de Vini: completó los 90' en tres de los últimos cuatro encuentros y goza de altas opciones de repetir en Bérgamo el martes.
El fenómeno se extiende hasta al capitán Modric. Este curso apuntaba a perder peso de manera definitiva en los planes del staff… y en Girona fue el futbolista que más ocasiones creó (cuatro), el que más pases completó (103), el que más entregas repartió en el último tercio (31, por las 19 de Lucas), el que más centros intentó (dos) y el tercero que más balones recuperó (cuatro). Sus victorias en los duelos y visión de juego resultaron decisivos en el 0-1 y el 0-2.
La cantera y Endrick
Los mirlos también han visto recompensado su esfuerzo a causa de la plaga de lesiones que azota al primer equipo. El caso más significativo es el de Raúl Asencio: el central ha llegado para quedarse, ya se ha avanzado en una mejora de contrato que elevará sensiblemente su salario y será futbolista de la primera plantilla de aquí a junio. Los contratiempos de Militao (se perderá toda la temporada) y Alaba (no volverá hasta enero) le han abierto una rendija por la que se ha colado para quedarse. Su exhibición contra Osasuna anticipó lo que demostró luego en Butarque o Anfield: tiene la suficiente categoría como para olvidarse del Castilla y ser un hombre importante para Ancelotti. Aunque Tchouameni le he adelantado en los esquemas y formará en Bérgamo junto a Rüdiger, el grancanario sabe que dispondrá de ocasiones para demostrar su talante y capacidad.
En Girona, favorecido por la baja de última hora de Rodrygo, hasta debutó Dani Yáñez, un juvenil de apenas 17 años que dará que hablar y que ha experimentado un crecimiento exponencial en el Juvenil A a las órdenes de Arbeloa. De hecho, Raúl ya le ha subido a dinámica del Castilla y en el club se tiene fe en que continúe acentuando su potencial. Gonzalo, Pichichi del filial, ha vuelto a entrar en convocatorias y viajó a Anfield; y Chema Andrés, Loren Aguado o David Jiménez también se han metido en la dinámica. A Youssi, lateral izquierdo, y Víctor Muñoz, extremo, se les mira con atención.
La única cara opuesta de la moneda es Endrick, señado desde su mala actuación en Lille y al que ni la ausencia prolongada de compañeros le ofrece opciones de mostrarse. En Girona salió 10' con el choque resuelto, en Bilbao tuvo 2' y ante el Getafe ni salió. Los regresos de Vinicius y Rodrygo, que vuelven ante la Atalanta, se lo pondrán todavía más complicado.