Bellingham, Güler y Mbappé agarran la Liga en la montaña rusa del Real Madrid

Justo antes de arrancar el partido, con el equipo ya formado sobre el campo, Ancelotti y Francesco Mauri, uno de sus asistentes, empezaron a dar indicaciones a Modric, Valverde y Bellingham sobre sus posiciones. Ninguno les entendió. Y Ancelotti y Mauri volvieron resignados al banquillo. En los minutos siguientes ocurrió lo esperado: el Real Madrid no se enteró de nada, con el Girona pasándose el balón de un lado a otro. El conjunto blanco se deshacía, se iba rompiendo cachito a cachito, con todo su mundo patas arriba. Entre el polvo y los escombros, cuando ya nadie creía que alguien quedase entre el desastre, Jude Bellingham emergió con la ropa resquebrajada, sosteniendo a los suyos entre los hombros, y con el gol que allanaría la Liga, y un futuro mejor.

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Enfrente no daba crédito el cuadro local, que firmó una media hora de ganchillo, hilando jugadas con mimo y un futbolista omnipresente: Miguel Gutiérrez. La magnitud de Miguel es esa, un lateral izquierdo que juega por todas partes. Pero como en los equipos de media tabla, al primer golpe se diluyeron. Y lo que al principio pareció un rival que maravillaba con balón se convirtió en un cuadro que apenas compitió sin él.

La aparición de Bellingham, justo antes del descanso, desató a los suyos con la fuerza de un hechizo. El británico volvió a hacerlo todo sobre el campo, le regaló una asistencia a Arda Güler y al final hasta se lesionó (problemas en el aductor), para cerrar el círculo. En el tercer tanto Kylian Mbappé resurgió de las cenizas. ¡Pareció Mbappé! Con un 0-3 que cura las penas, el frío de Montilivi y reengancha a los blancos con la Liga. Con debut de Yáñez incluido.

¡Qué alivio! Mbappé marcó un gol tan de Mbappé. Me imagino a Florentino, presente en el palco del estadio del Girona, con la lagrimilla. Es él. Sigue con nosotros. Y eso que le volvieron a ocurrir sucesos paranormales sobre el verde. ¡Hasta se le resbaló el balón en un saque de banda! ¡Falló hasta en fuera de juego!

Pero volvió a transmitir la sensación de ser un futbolista eléctrico. Plástico. Se disfrutaron sus piernas desde la grada, de cerca, tan interminables. Lo diré en su defensa: en los chuts de calentamiento todos los clavó al ángulo, a la cepa del poste. Su encuentro en Montilivi fue esperanzador. ¡Hasta protestó al árbitro!

Esta temporada el Girona parece un equipo más. Es la sensación que también se tiene dentro del club. Sin la magia del curso anterior, irrepetible, en el que hicieron historia. Y sin la calidad de los jugadores de la temporada pasada. Miovski no es Dobvyk, ni Bryan es Savinho.

Sólo resiste Miguel Gutiérrez, su brújula en ataque, y el acierto con Krejci, el fichaje más interesante de esta nueva hornada de Quique Cárcel. Contra el Madrid sólo compitieron hasta la primera sacudida merengue. El resto, frío, sin el carácter de una plantilla que juega la Champions.

Una de las imágenes del encuentro fue la ilusión de Carlo Ancelotti al celebrar el tanto de Arda Gúüer. Se levantó del asiento, alzó los brazos, gritó al turco para que le mirase cómo lo festejaba. Fue un momento feliz que sirve para definir el gran partido que completó el jovencísimo crack del Real Madrid.

Arda Güler aprovechó al máximo la oportunidad como titular. Marcó un golazo y pudo anotar otro, si Endrick se la hubiese dado para el 0-4. Pero, lejos de recriminar, le apoyó. En eso también está creciendo, mucho más comprometido en defensa, siempre tan lúcido en ataque.