El tenis americano está a punto de romper su gran tabú: "No hablamos de eso, es demasiado obvio"

Cuando Andy Roddick levantó en septiembre de 2003 en Nueva York el último Grand Slam del tenis masculino estadounidense, Taylor Fritz y Frances Tiafoe tenían apenas cinco años. Hay una generación entera en el país más orgulloso del mundo con sus deportistas que no ha visto a uno de los suyos conquistar un grande.

Sí lo han hecho con las mujeres. Desde aquel triunfo de Roddick, cuando empezó la gran sequía masculina, Estados Unidos ha ganado 23 grandes en categoría femenina: 17 con la firma de Serena Williams, tres con la de Venus y uno con Sloane Stephens, Sofia Kenin y Coco Gauff. ¿Qué pasa entonces con los hombres?

La respuesta sencilla a esa pregunta se llama Big Three. Justo después de que Roddick venciera en aquella final de 2003 a Juan Carlos Ferrerollegó la irrupción de Roger Federer, a la que siguieron Rafael Nadal y Novak Djokovic. Entre los tres apenas dejaron resquicios al resto de tenistas. Aunque también es cierto que, cuando ellos fallaron, nunca fue un estadounidense el que agarró la oportunidad.

Con Federer retirado, Nadal en una nebulosa y Djokovic eliminado en tercera ronda, el US Open 2024 aparece como la gran oportunidad para que Estados Unidos pueda cortar, por fin, la peor racha de su tenis masculino. Basta un dato: desde el inicio de la Era Abierta a finales de los 60 hasta el título de Roddick, los americanos levantaron 52 copas de Grand Slam, la mayoría gracias a leyendas como Jimmy Connors, John McEnroe, Pete Sampras o Andre Agassi.

Estados Unidos carece ahora mismo de estrellas de semejante calibre, pero sí puede presumir de la mejor clase media-alta del circuito. Así lo dice el ranking ATP, una clasificación que rara vez miente: ocho de los 50 mejores tenistas del mundo actualmente nacieron en Estados Unidos. Y dos de ellos se enfrentarán este viernes en las semifinales US Open, Fritz y Tiafoe.

Número 12 de la ATP (y mejor americano del ranking), Fritz derrotó este martes en cuartos a Alexander Zverev por 7-6, 3-6, 6-4 y 7-6, , mientras que Tiafoe (20º de la ATP) se deshizo de Grigor Dimitrov por un 6-3, 6-7, 6-3, 4-1 y abandono. Como van por el mismo lado del cuadro, esos triunfos implican que Fritz y Tiafoe se medirán entre ellos en semis, asegurando la presencia de un estadounidense en la final del domingo. El último local en llegar a la final fue, precisamente, Roddick en 2006, cuando cedió ante Federer.

La presión que tienen los estadounidenses en su torneo es, lógicamente, enorme. Sin embargo, los protagonistas se intentan abstraer de todo. Hablar de ganar un Grand Slam se ha convertido en un tabú dentro del vestuario para los tenistas americanos.

"No hablamos del hecho de que ninguno ha ganado un grande, porque es algo demasiado obvio", señaló Fritz en Nueva York tras derrotar a Casper Ruud en octavos de final. "Todos lo sabemos y todos queremos ser el que ponga fin a esta racha, pero no hablamos de ello. Hablamos de que somos cinco dentro del top-20. Hablamos de que tenemos muy buenos jugadores, pero no de que no hemos ganado un grande".

A Tiafoe le preguntaron también el domingo, después de que venciera a Ben Shelton, otro americano, sobre quién iba a ser el que ganara, por fin, un Grand Slam. "Estás loco si crees que te voy a decir otra persona que no sea yo", respondió con su habitual sentido del humor.

Ahora mismo, además de Fritz y Tiafoe, hay otros seis estadounidenses en el top-50: Ben Shelton (13º), Tommy Paul (14º), Sebastian Korda (16º), Marcos Giron (46º), Alex Michelsen (49º) y Brandon Nakashima (50º). Eso es algo tremendamente difícil y habla muy bien del nivel medio de un país. Además, sólo Giron tiene más de 38 años. Por ejemplo, España ahora mismo sólo tiene a Alcaraz (3º) y a Pedro Martínez (43º).

"La calidad del tenis masculino de Estados Unidos está en alza ahora mismo, al cien por cien. El jugador que ha dado recientemente un gran impulso es Sebi Korda. Y siempre que alguien da ese gran impulso, pone a los demás en alerta y creo que los hace jugar incluso mejor", decía estos días Ben Shelton en Nueva York.

"Como cuando yo me convertí en el estadounidense número uno este año, que duré cuatro minutos y medio porque Taylor Fritz se puso en racha. Creo que el hecho de que nos impulsemos los unos a los otros nos hace movernos en la dirección adecuada", añadía. "Todos quieren ese gran Grand Slam o ser la próxima estrella estadounidense, pero creo que la mejora y el progreso graduales son lo que realmente va a llevar a los estadounidenses a la cima".