Fritz sufre el colmo de la tecnología en el tenis: "¿Por qué no lo has parado tú? Estabas en la silla y has visto la pelota"
El juez de silla del Fritz-Nakashima detuvo un punto tras ver una bola mala, pero mandó repetirlo. "Es lo más loco que he visto en mi vida", se quejó Fritz.
Taylor Fritz no se lo puede creer.El tenista estadounidense camina incrédulo desde el fondo de la pista hasta la silla del árbitro para pedir explicaciones. "Es lo más loco que he visto en mi vida", dice el número 12 del ranking ATP mientras señala los videomarcadores. "Mira lo fuera que se ha ido esa bola".
Efectivamente, en las pantallas de la pista central del Masters 1000 de Cincinnati aparecen unas imágenes que no dejan lugar a la confusión. La pelota de Brandon Nakashima, rival de Fritz, se ha ido por más de un palmo. ¿Y por qué está enfadado Fritz? Pues por una regla que no tiene mucho sentido: la tecnología que canta las bolas malas ha fallado, pero el juez de silla Greg Allensworth no puede rearbitrar la jugada y entonces decide que se repita el punto.
La polémica se produce en el segundo set. Nakashima se ha llevado el primero por 6-4 y está 2-3 abajo en el segundo. Saca con 30-30, es un momento de tensión. Nakashima pega una derecha que se va claramente larga, Fritz la devuelve y se queda medio parado, pero como nadie canta mala, el punto sigue. Nakashima continúa con un revés, Fritz vuelve con una derecha, Nakashima da otro drive y cuando la pelota está llegando a la raqueta de Fritz, el árbitro grita por el altavoz un "Stop, stop, let".
Drama at #CincyTennis 👀
— Tennis TV (@TennisTV) August 14, 2024
The umpire stops the point mid-rally between Fritz & Nakashima... pic.twitter.com/00SRdw5NZk
Greg Allensworth coge entonces el walkie-talkie para intentar contactar con la sala de control para ver qué ha ocurrido. Es en ese momento cuando en los videomarcadores aparece la imagen recreada del ojo de halcón en la que se ve claramente cómo la pelota de Nakashima se ha ido por bastantes centímetros.
"Mira lo fuera que se ha ido esa bola", insiste Fritz entre el runrún de público. "Lo entiendo, pero como no lo han parado a tiempo y hemos jugado seis o siete golpes más. Si hubieras parado el punto...", le responde Allensworth. Y las palabras enervan a un Fritz que en ese momento iba ya un set abajo (acabaría cayendo 6-4, 4-6 y 7-6).
"No, no, no. No me digas que soy yo el que tiene que parar el punto cuando tenemos la revisión electrónica en vivo", señala Fritz sin creerse todavía lo que está pasando. "Lo sé, pero así es como funciona. Si hubieras parado el punto, podríamos haberlo mirado. Pero ahora es demasiado tarde y vamos a tener que repetir el punto", continúa el árbitro.
"Si no tuviéramos la revisión electrónica, claro que habría parado el punto. Se ha ido por muchísimo. ¿Y por qué no lo has parado tú? Estabas en la silla y has visto la pelota. Se ha ido casi por un pie", sigue Fritz. Pero ya no tiene nada que hacer. Y Allensworth anuncia la decisión final por los altavoces: "Señoras y señores, debido a un error técnico vamos a repetir el punto. 30-30".
Fritz solicita la presencia del supervisor, pero ya nada puede hacer. Aunque la pelota se haya ido, aunque el juez de silla lo haya visto y aunque en las pantallas del estadio haya quedado meridiano, el punto se repite.
Los árbitros, cada vez más irrelevantes
En realidad, Allensworth, el juez de silla del Nakashima-Fritz, estaba atado de pies y manos. Y es que el papel de los árbitros en el tenis cada vez es menor. Desde hace varias temporadas, muchos eventos de primer orden han prescindido de los jueces de línea -sobre todo después de la pandemia- y se han encomendado a la tecnología conocida como Electronic Line Calling Live (ELC), que canta las bolas de forma automática.
Usada por primera vez en las ATP Next Gen Finales de 2017, la ELC será la norma en el circuito ATP a partir de la temporada 2025. "La tradición es fundamental para el tenis y los jueces de línea han desempeñado un papel importante a lo largo de los años. Dicho esto, tenemos la responsabilidad de innovar con nuevas tecnologías y nuestro deporte merece la forma más precisa de arbitraje", decía el presidente de la ATP, Andrea Gaudenzi, en abril de 2023, cuando anunció que ya no habrá líneas en el futuro.
Desde que se empezó a usar el ojo de halcón en el tenis en el año 2006, los árbitros han ido perdiendo espacios y responsabilidades. El hawkeye al principio llegó con polémica, pero después pasó a ser una parte central del tenis: para los propios jugadores y para los aficionados, que disfrutaban con la emoción de la recreación de los puntos en los videomarcadores. Pero eso ya es historia: la tecnología actual canta las bolas malas y no hay lugar para la réplica. Ni el árbitro puede hacer nada.