A Carlos Alcaraz le espera una ratonera en Pekín: "Es absurdo, como si tuviera dos primeros saques"
El español debuta en la gira asiática ante el temible Mpetshi Perricard, un jugador llamado a ser el bombardero del futuro.
Vestido de azul claro y procedente de la Laver Cup de Berlín tras una escala en Fráncfort, Carlos Alcaraz aterrizó este miércoles en Pekín con alguna que otra legaña en los ojos para iniciar la gira asiática. Carlitos llegó cansado a la capital china, pero cansado del viaje, nada más, porque en las dos últimas semanas ha recuperado la energía que le faltó en la gira americana.
Las victorias en la Copa Davis y en la Laver Cup, comandando a España y a Europa, respectivamente, son un balón de oxígeno para un Alcaraz que acabó el verano agotado mentalmente después de sus títulos en Roland Garros y Wimbledon y la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París.
Llega con la mente despejada al tramo de la temporada que más le cuesta. Y más le vale, porque de aquí a finales de noviembre la agenda no para: jugará Pekín, Shanghái, una exhibición en Arabia Saudí, París-Bercy, las ATP Finals y pondrá después el broche con unas Finales de la Copa Davis en las que estará también Rafael Nadal.
Pero en el comienzo de esta última gira le espera una auténtica ratonera. El sorteo del cuadro del ATP 500 de Pekín le emparejó con el francés Giovanni Mpetshi Perricard, número 51 del ranking mundial con 21 años y llamado a ser uno de los grandes cañoneros del futuro.
"Hoy en día el que pega primero pega dos veces y es un poco lo que decía Tyson de 'Todo el mundo tiene una buena estrategia hasta que le pego la primera castaña'. El tenis hoy es parecido a eso"
Con 2,03 metros sobre el suelo, casi 100 kilos de peso y unos brazos que parecen obra del Inspector Gadget, Mpetshi Perricard tiene una potencia y un servicio que pueden volver loco a cualquier rival. Aunque es cierto que en el tenis moderno cuesta ver en las posiciones de honor a cañoneros del saque como en épocas pasadas -los Boris Becker, Pete Sampras o Andy Roddick-, el servicio no ha dejado de ser el golpe más fundamental.
"No conozco otro deporte que empiece con un penalti", reflexionaba al respecto hace unos meses Toni Nadal, el hombre que moldeó desde niño a Rafael Nadal, durante una intervención en una conferencia. "Es una situación tan desventajosa en el resto que a veces no te da ni para defender. El que pega primero pega dos veces y es un poco lo que decía Tyson de 'Todo el mundo tiene una buena estrategia hasta que le pego la primera castaña'. El tenis hoy en día es parecido a eso".
Y cuando Mpetshi Perricard pega, pega dos veces. Durante le torneo de Lyon, disputado en mayo y donde ganó su primer título ATP, el tenista galo conectó uno de los saques más rápidos de la historia: lanzó un escopetazo que alcanzó los 244 kilómetros por hora. Pero el problema para sus rivales va más allá: y es que sus segundos saques suelen superar los 200 kilómetros por hora. "Su saque es algo absurdo. Es como si tuviera dos primeros saques", dice Ben Shelton, otro cañonero que conecta saques a casi 240 kilómetros por hora.
Hijo de un futbolista congoleño que llegó a ser semiprofesional, Mpetshi Perricard nació en Lyon y a los 12 años abandonó la casa de su familia para instalarse en una academia que tiene la Federación Francesa de Tenis en Poitiers. Ahí se empezó a moldear un jugador agresivo, muchas veces de todo o nada.
"Soy diferente al resto, soy alto, soy grande. No me puedo mover como el resto de jugadores, así que tengo que jugar diferente a ellos si quiero ser bueno. Por eso intento subir a la red", afirma Mpetshi Perricard, uno de los siete tenistas que han conseguido más de 50 aces en un sólo partido. Lo logró este año, en Wimbledon, donde alcanzó los octavos de final como lucky loser y dejó una buena muestra de lo que puede hacer sobre césped. Aunque en China se juega en pista dura, Alcaraz está avisado. Le espera una ratonera, un ejercicio de paciencia.