La Davis dibuja un escenario inmejorable para la posible retirada de Rafa Nadal: "Es un bombazo"

La nube de la retirada lleva persiguiendo a Rafael Nadal muchísimo tiempo. No hablamos de semanas ni meses, hablamos de años. Pero a pesar de que las lesiones han sido una constante en su carrera, el español ha conseguido sortear una y otra vez lo que muchos veían como un destino inevitable.

"Entiendo las preguntas sobre la retirada, porque son muchos años, y porque he pasado por muchos problemas físicos, especialmente estos dos últimos años. Es normal la pregunta. Pero al final llega un momento en el que no puedo convivir diariamente pensando en la retirada, porque entonces no terminas de intentarlo de verdad", reflexionaba el campeón de 22 Grand Slam a principios de septiembre durante su visita a El Hormiguero.

El runrún sobre el adiós de Nadal, sobre el cuándo y el cómo, va in crescendo según pasan los días. Su último partido oficial fue a principios de agosto en los Juegos Olímpicos de París y desde entonces ha renunciado al US Open y a la Laver Cup alegando que no está preparando para esa exigencia. Y el anuncio de este lunes de que Nadal estará en noviembre en las Finales de la Copa Davis en Málaga añade -dentro de la alegría que supone para el tenis verle de vuelta- varios ingredientes más a esa nube que le persigue.

Y es que la Davis ofrece a Nadal un marco incomparable ahora mismo para tener una retirada a la altura de su leyenda. Si uno juega a imaginar la despedida perfecta de Nadal, seguramente lo vislumbre en Roland Garros abrazado, como tantas veces, a la Copa de los Mosqueteros. Pero eso ahora mismo suena a quimera, por mucho que el propio Nadal dijera a finales de mayo en París que no se cerraba la puerta a volver a la Philippe Chatrier en 2025.

Su cuerpo es el que es, tiene 38 años, y en sus últimos torneos ha sufrido derrotas que no invitan precisamente al optimismo. Es cierto que en Roland Garros mostró un gran nivel -cayó en la primera ronda ante Alexander Zverev en tres sets-, pero en el ATP250 de Bastad sufrió mucho más de lo previsto ante rivales asequibles y en los Juegos Olímpicos sufrió un durísimo correctivo a manos de Novak Djokovic.

"Es un bombazo deportivo, el acontecimiento del año en España. No sé si será la última vez que Rafa compita como profesional, pero puede ser", decía orgulloso el lunes su amigo Feliciano López, director ahora de las Finales de Málaga. "En este momento de su vida deportiva, con todo lo que ha pasado en los últimos tiempos, que anuncie que va a jugar la Davis en España, encima las Finales es... es un momentazo para el deporte español".

Con esos antecedentes frescos, hay tres razones para pensar que la Davis es la despedida perfecta para Nadal. La primera es que se juega en España, en el pabellón Martín Carpena de Málaga (del 19 al 24 de noviembre), con todo lo que eso implica a nivel emocional. Siempre que Nadal ha jugado en España, el ambiente ha sido para enmarcar. Todavía quedan entradas para las Finales, pero con el anuncio de la presencia de Nadal seguro que no tardan en agotarse. El balear ha ganado cinco veces la Ensaladera con España y cuatro de esos títulos (todas menos Mar del Plata) llegaron en suelo español.

La segunda es que España es una de las grandes favoritas a llevarse la Ensaladera. ¿Despedirse levantando un título por España? La posibilidad es real, sobre todo porque la Davis es también uno de los objetivos que se ha puesto para este fin de curso Carlos Alcaraz. Con Carlitos al nivel que ha jugado este fin de semana en la Laver Cup, España tiene mucho terreno ganado.

Y la tercera razón tiene que ver precisamente con Alcaraz. Y es que la presencia del murciano ofrece tantas garantías, que permitiría a Nadal centrarse en el dobles si ve que el físico no le da para los partidos individuales. Nadal es un gran doblista -ha ganado 11 títulos en la modalidad, incluido el oro olímpico en Río 2016- y haría una pareja de muchos quilates con Marcel Granollers, actual número uno del ranking. Nadal y Granollers ya jugaron juntos en las Finales de la Davis de 2019, cuando ganaron los dos partidos que disputaron, y también compartieron pista en un par de torneos en 2012.

"No sé si es la retirada perfecta", respondía David Ferrer el lunes. "La retirada es muy personal y cada uno se retira como le apetece o como puede... Es algo tan personal, que no soy capaz de decir cuál es la retirada ideal. Al final, dejas de hacer algo que llevas haciendo toda la vida y nunca es fácil manejar eso. Pero decida lo que decida Rafa, conociéndolo, sé que tiene sus inquietudes y que está feliz. Y mientras él esté feliz, a mí ya me va bien".