ELECCIONES RFEF

Miguel Galán se cansa de que le utilicen y dialoga (sin recurrir) con Louzán, Merchán y Gomar para inquietud del CSD

Meditaba impugnar al gallego pero, tal y como le pidió el Consejo en su día (aunque ahora le venga mal), antepone a los tribunales hablar de los técnicos. Uribes le necesitaba en su plan con el TAD.

Miguel Galán, director de CENAFE. /
Miguel Galán, director de CENAFE.
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

El Consejo Superior de Deportes (CSD) tiene un grave problema por haber hablado antes que actuar, como en tiempos de Víctor Francos. Si su presidente, José Manuel Rodríguez Uribes, ha dejado claras en los últimos días sus intenciones de tumbar la candidatura de Rafael Louzán, ahora está encontrando piedras por el camino con las que no contaba. Esperaba como agua de mayo los recursos e impugnaciones de Miguel Galán, director de CENAFE, contra el expolítico gallego y estos no llegan pese a que un principio el también presidente de la Asociación Democracia y Transparencia en el Deporte amenazó con volver a la carga. En concreto, por los siete años de inhabilitación para cargo público que pesan sobre el candidato a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y por incumplir la neutralidad. El plazo para recurrir telemáticamente a través de la Junta Electoral acaba esta noche...

Pese a las tentaciones de volver a erigirse en protagonista de la historia después de haber sido clave en las salidas de Ángel María Villar, Luis Rubiales y Pedro Rocha, y de disparar contra todo y a todos por incumplir las reglas electorales y por tener el descaro de presentar una candidatura con una condena (no firme), Galán prefiere de momento tender puentes. Le están recomendando que es mejor dialogar, escuchar a todos los candidatos a la RFEF y, a partir de ahí, actuar con la misma firmeza de siempre. Motivos tiene para ello. El propio Consejo le pidió hace meses que levantara el pie del acelerador para poder contribuir a un proceso electoral sin trabas, hasta que Pedro Rocha saltó por los aires y Louzán (importante cargo del PP y con cuentas pendientes en el Tribunal Supremo) se autoproclamó heredero del inhabilitado y empezó a ejercer en la cumbre de Torrelodones relatada en exclusiva por Relevo.

Galán está reflexionando, con ayuda de Gerardo González Otero y otros buenos amigos que le asesoran desde hace tiempo, hasta llegar a la conclusión de que no quiere presiones del Gobierno ni de la candidatura de Gomar ni de intermediarios que aparecen por aire, mar y tierra. Prefiere que sea el CSD el que, de una vez, se ponga al frente y pelee por las causas que crea justas para cumplir su compromiso con la sociedad y el mundo del fútbol sin necesidad de aprovechar las denuncias de terceros. Y luego, si lo estima oportuno, ya entrará él en acción para beneficio de su gremio de técnicos y no por capricho. Por eso, lleva una semana intentando cerrar reuniones con unos y otros, e intentará que este viernes, pese a ser festivo, pueda atender varias citas que han quedado pendientes para poder saber a quién le conviene más arrimarse de cara al 16 de diciembre, día de las elecciones. Su obsesión es que los entrenadores puedan tener por fin alguna de las cosas que reclaman desde hace años.

La semana pasada tuvo conversaciones con los abogados de Louzán, vía whatsapp, para intentar llegar a acuerdos por su histórica reclamación con los 22.000 técnicos deportivos de fútbol que sienten que están discriminados por haberse formado fuera de la Federación en academias privadas. Y las negociaciones han ido avanzando con algunos brotes verdes y con sus tensiones. Ese día, como publicó Relevo, fue tajante en su mensaje enviado tras explicar el conflicto por el que lucha sobre el sistema dual único de España, que combina cualificaciones académicas y federativas para profesionales del deporte, y que supuestamente (según él) genera un conflicto con los principios de libre circulación de la Unión Europea.

Hablar antes que recurrir

Al mismo tiempo que ha ido debatiendo con los abogados de Louzán, al inicio de esta semana también se dejó ver en la gala anual de la Federación Madrileña, donde conversó con su presidente Paco Díez, cuyo peso en la RFEF crece más y más, además de con Salvador Gomar y Pablo Burillo, que fueron homenajeados en representación de los afectados por la DANA en la Comunidad Valenciana y en Castilla-La Mancha. Se mostró muy cercano, según varios presentes, y los directivos con él. Charlaron sobre el bombazo que había protagonizado Gomar sólo unas horas antes y repasaron las posibilidades de cada uno. Y Galán tampoco se olvida incluso de Sergio Merchán, pese a que sea un invitado secundario (de momento) a esta pelea. Hará todo lo posible por conocerle y poder debatir acerca de su programa, como el propio Gomar le prometió que lo harán recientemente en una de sus visitas a Madrid.

El problema que tiene el CSD con esta postura tan dialogante de Galán es que, sin él, es complicado entrar de oficio como deslizó en un principio y se apresuró a filtrar a algunos medios en cuanto se supo que Louzán pedía avales. El miedo a incurrir en prevaricación administrativa le ha echado para atrás en los últimos días, hasta el punto de que Uribes ha ido dulcificando sus palabras a sabiendas de que necesita a otros para poder llegar al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD). Denunciar directamente él no es lo ideal, según muchos expertos, y supone unos riesgos que nadie quiere correr. Y no le quedan muchas salidas más: sólo seis personas pueden dar el paso de recurrir para una u otra dirección: los candidatos Rafael Louzán (Galicia), Sergio Merchán (Galicia y plan B oficialista) y Salvador Gomar (Comunidad Valenciana) —porque son los que han presentado avales en tiempo y forma (51, 23 y 25 respectivamente)— y los otros tres candidatos que se presentaron oficialmente aunque sin ningún apoyo. Ellos son el propio Miguel Galán (por eso dio este paso protocolario), Pau Codina Llopis y Benigno Fidalgo Moreiras.

Según fuentes cercanas a Salvador Gomar, el barón valenciano siempre ha tenido claro que no desea impugnar la candidatura de otro compañero en la Comisión de Presidentes. Por mucho que se hayan distanciado en las últimas semanas. A pesar de que su encuentro de hace días en la capital, con un ácido cara a cara en el Restaurante Amparito Roca, finalizara de mala manera con la sensación de que le habían amenazado y empujado a salirse de la carrera electoral como anunció públicamente antes de retractarse. Y no quiere dar ese paso a sabiendas que, desde el bando de enfrente, sí le han impugnado su recogida de avales. Dentro del núcleo de presidentes este tipo de medidas contra otro presidente suelen sentar bastante mal, al verse como un ataque gratuito entre colegas con el único propósito de ganar sin atender al bien general y sin respetar el ejercicio democrático de confrontar programas y acudir a las urnas. No quiere que eso tenga repercusión en la votación y, además, chocaría con el deseo desde hace años de dejar de judicializar todo lo relacionado con la RFEF.

Así, el CSD tiene tres caminos contrarreloj en su obsesión porque Louzán no llegue al 16-D: convencer a Galán a dar el paso de recurrir, esperar que lo haga otro en su lugar o tomar partido más allá de las palabras y atreverse a enfrentarse a un candidato oficial, en pleno Día de la Constitución, sin que su condena de hace años haya echado a andar y que goza del permiso de la Junta Electoral para ser votado.