Susto, polémica y la magia de Toletti y Caroline Weir para luchar en Champions otro año más

Primera prueba superada. El Real Madrid se presentó a su examen de acceso a la Champions con esa cara de quien ha estudiado con tiempo y no lo dejó para última hora. Con un 1-2 a su favor tras la victoria en Lisboa en la ida, las blancas no dejaron tiempo a las dudas. Por eso, ante la primera pregunta fallida, respondieron con seguridad para apartar el sufrimiento ante el Sporting de Portugal, que mostró sus dientes nada más saltar al campo. No obstante, las de Toril demostraron que este año no quieren tenerle miedo a nada.

Tras el mazazo de la temporada pasada, al ser eliminadas en la fase de grupos, el club se rearmó, dio un paso más en su plantilla y subrayó en su libreta el objetivo de dar una mejor imagen en esta edición de la Champions. Para empezar a dibujar este nuevo perfil, olvidando las malas noches europeas ante equipos como el Paris FC o Häcken, entre otros, había que superar esta ronda previa. Ya la tienen en el bolsillo para asegurar su presencia en el sorteo de este viernes, siendo uno de los dieciséis mejores equipos de Europa que pelearán por estar en la final de Lisboa.

El partido arrancó con miedo en el Alfredo Di Stéfano. El Sporting de Portugal avisó con una presión alta en la que forzó sendos errores de la defensa del Real Madrid. Y culminó su plan con un gol de Capeta. La atacante lusa pescó en el segundo palo un balón peinado por Fátima Pinto tras una falta por la derecha. 0-1 y sorpresa en Valdebebas. El Real Madrid llegaba como favorito a la cita y se empeñó en que nadie lo olvidara. Un minuto después, una jugada de Feller abría paso para que Caroline Weir y Sandie Toletti sacaran su varita.

La escocesa tuvo ojos en la nuca, se paró, dejó clavadas a las defensas y la puso atrás para que la francesa armara su habitual gran disparo para poner el 1-1 y desequilibrar la balanza de nuevo. Tras siete minutos de infarto, empezó el asedio del Real Madrid. Feller fue un escándalo por la banda diestra y su verticalidad provocó la jugada más polémica del partido tras una zancadilla a la francesa en el área. La árbitra no pitó nada para cabreo del madridismo y el partido siguió, cayendo en tierra de nadie antes del descanso. Con un Real Madrid que no supo matar varias ocasiones claras en el área de Seabert.

El equipo blanco saltó al verde con las ideas claras. No podía haber más sustos. Y poco después de salir de vestuarios, Athenea le dio el balón a Weir para que ésta, con un pase maravilloso, asistiera a una Toletti en modo goleadora. No tembló la francesa al pisar área y el 2-1 hizo respirar al madridismo. Con ventaja de dos goles en la eliminatoria, las de Toril disfrutaron más. Más dominio. Más balón y más ocasiones. Aunque falta de colmillo, con las jugadas muriendo entre piernas al llegar al área. Toril tiró de banquillo y, en él, encontró a otra goleadora apagada en sus primeros partidos como madridista: Alba Redondo. La de Albacete se estrenó con un golazo para poner la guinda a un partido que había perdido brillo y ritmo en el tramo final.

El Madrid supo mantener la calma en varias jugadas comprometidas, con una Misa segura bajo palos. Y, entre aplausos, se marchó a la cama con la tranquilidad de quien acaba de aprobar el primer trimestre del curso.

Queda mucho por hacer, con toda una fase de grupos en la que enmendar el mal sabor de boca del pasado reciente y con la presión de dar un paso al frente en el resto de competiciones. Porque tras la victoria ante el Sporting de Portugal hay unas expectativas que piden más al equipo de Toril. Por lo pronto, habrá que esperar a lo que determine este viernes el sorteo para conocer su suerte en la fase de grupos. Será el siguiente nivel en una temporada, su cuarta consecutiva en Champions, en la que deberán sacar su músculo en Europa. Sin excusas.