ATLETISMO

Los tres gatillazos que hacen temblar a la Superliga del atletismo: "Está bien, pero no para mí"

El Grand Slam Track, el nuevo circuito que arrancará en abril en Jamaica, no contará en su edición inaugural con los faros de su deporte.

Noah Lyles (27), tras su triplete en el Mundial de Budapest. /EFE
Noah Lyles (27), tras su triplete en el Mundial de Budapest. EFE
Andrés G. Armero

Andrés G. Armero

Al igual que no se puede engendrar una Superliga de fútbol sin el Liverpool, el Manchester City, el Bayern Múnich y compañía, tampoco se puede concebir una Superliga de atletismo sin los faros del deporte rey de los Juegos. El nuevo circuito de carreras, el Grand Slam Track, arrancará en abril y tendrá un impacto positivo, pero no será el terremoto que anunciaba su Florentino Pérez particular, el legendario Michael Johnson.

El primer gran gatillazo de este circuito con cuatro estaciones (la inaugural de Jamaica y tres más en Estados Unidos) lo lleva en su definición [así es el Grand Slam Track]. Al ser un circuito sólo de corredores (desde los 100 hasta los 5.000 m) no se contemplan los concursos. Por ello, el pertiguista Mondo Duplantis, la gran estrella del atletismo mundial, no puede participar. Son 48 atletas fijos (se conocen ya 43) y 48 retadores que irán variando, pero todos corredores.

"Mejorar el atletismo es crear oportunidades para las estrellas y si la mayor estrella de tu deporte no está, a la competición le falta algo", decía el británico Jonathan Edwards a Relevo, el todavía plusmarquista mundial de triple salto. Es más, la Diamond League (el circuito tradicional de pruebas top internacionales) podría salir reforzada en este punto, dado que Duplantis sí aparece con frecuencia en varios de sus eventos con opciones de batir su propio récord del mundo.

El segundo gatillazo lo confirmó la gran estrella de la recta de viva voz, el actual campeón olímpico y mundial de los 100 m Noah Lyles. El estadounidense, en una entrevista con el podcast Let's Run, habló con claridad de que él se ubica en otro nivel marketiniano. "El Grand Slam Track está bien para muchos atletas, pero no para mí", dijo sin paños calientes sobre la nueva competición auspiciada por el cuádruple campeón olímpico Michael Johnson.

Lyles centra sus esfuerzos en explotar otros desafíos en primera persona, como el que le enfrentaría al jugador de fútbol americano Tyreek Hill. Las gestiones con el wide receiver de los Miami Dolphins están avanzadas y Lyles aspira a montar un show muy superior al que protagonizaron Duplantis y Warholm en su reto de los 100 m. De hecho, el pertiguista que compite por Suecia está en las oraciones de Lyles desde que perdió contra él premio al atleta del año. "Ahí me di cuenta de que los 200 m no importan, sólo cuentan los 100 m, ser el hombre más rápido del mundo", confesaba el otrora dominador del doble hectómetro y que ahora quiere enfocarse mucho más en la recta.

Tampoco ha logrado el Grand Slam Track seducir al corredor más completo de la actualidad y puede que, el tiempo lo dirá, el atleta más versátil de la historia. El noruego Jakob Ingebrigtsen no será uno de los 48 corredores fijos del circuito, como adelantó Relevo en su día, y sólo contempla aparecer de forma puntal en alguno de los eventos. Ingebrigtsen, en su plan de batir 10 récords del mundo en otras tantas distancias (lleva tres, le quedan siete), no quiere hipotecarse en su meticulosa preparación. Quizá aprovechando uno de sus habituales períodos en Flagstaff (Arizona) pueda plantearse acudir a una estación, en la categoría 3.000 - 5.000 m, pero nadie va a condicionar su calendario.

Este tercer gatillazo quizá sea el más doloroso para el nuevo circuito, dado que nació con la vocación de fomentar las rivalidades entre atletas. A los aficionados globales les encantaría ver los duelos entre Josh Kerr y Jakob Ingebrigtsen en el Grand Slam Track, pero sólo el escocés será de la partida. Ingebrigtsen, que no reconoce a Kerr como un competidor a su altura y considera que esa rivalidad está inflada, además de su escrupuloso plan de entrenamientos, jamás entraría a competir en la categoría 800 m - 1.500 m, dado que la primera distancia no se adapta a sus características.

La Superliga de Michael Johnson ha pinchado también en hueso en cuanto a la globalización del deporte, por mucho que insista en sus redes sociales oficiales. Está claro que es otro producto pensado para impactar en el mercado estadounidense, aunque haya atletas de otras partes. Y así lo han entendido en Europa, cuyas calabazas más sonadas se las llevó en Londres, que descartó organizar una de las cuatro estaciones del circuito por considerar el producto poco rentable.

El fondo de inversión que sostiene el Grand Slam Track pedirá cuentas y ahí es cuando se verá su viabilidad a medio plazo. De momento, ha ayudado a dinamizar la economía del tartán para corredores y agentes, pero incluso ellos tienen el runrún de si este producto sobrevivirá en unos años. Con las entradas ya a la venta, en primavera sabremos si Michael Johnson ha logrado excitar de primeras al mundo del atletismo o si los tres gatillazos iniciales son una losa demasiado grande.