COPA DAVIS

La metamorfosis silenciosa que ha llevado al tenis español a disfrutar de la pista dura

España va perdiendo poco a poco la etiqueta de "país de tierra batida" y el futuro sigue la estela: los tres últimos campeones júnior del US Open son españoles.

Carlos Alcaraz se estira para alcanzar una pelota en la Copa Davis en Valencia./REUTERS
Carlos Alcaraz se estira para alcanzar una pelota en la Copa Davis en Valencia. REUTERS
Nacho Encabo
Nacho Sanchis

Nacho Encabo y Nacho Sanchis

- Carlos Alcaraz: "Jugué aquí hace dos años y este año siento un poco diferente la pista y las bolas. Creo que me gusta todo este año un poco más, lo noto más rápido".

- David Ferrer: "Este año está la pista rápida, las condiciones se sienten cómodas y el ambiente es perfecto. Estamos teniendo todas las facilidades posibles".

Estas dos declaraciones, del número uno español y del capitán, puede que no llamen mucho la atención así leídas. Pero añadamos poco de contexto a lo que dijeron el lunes Alcaraz y Ferrer: son los líderes del tenis español celebrando que una fase de grupos de la Copa Davis que se disputa en Valencia sea en una pista dura y rápida. Era impensable hace unos años.

Unos días después y a falta de la última serie del domingo ante Australia, España está ya clasificada a las Finales de Málaga con un balance de cinco victorias y una derrota en sus duelos ante República Checa y Francia.

¿Qué ha pasado con el país al que apodaban el rey de la tierra batida? ¿Hemos dejado de serlo? ¿Por qué nuestros tenistas se sienten cada vez más cómodos lejos de la arcilla?

La anomalía tiene sus explicaciones. Pero antes conviene aclarar un asunto: aunque el Grupo B de la fase de grupos de la Davis se juegue en Valencia y España sea en la práctica local, el equipo de David Ferrer no es el que elige la superficie en la que se juega, sino que es la Federación Internacional. Si pudiera escoger, la Federación Española seguramente se habría decantado por la tierra batida, aunque más por el perjuicio hacia los rivales que por la ventaja que les otorga ahora mismo a los españoles.

"Viene sucediendo desde nuestra época. Al final la exigencia del circuito nos ha hecho adaptarnos, cada vez se juegan más torneos en pista dura"

Juan Carlos Ferrero Exnúmero uno

Es cierto que España sigue siendo uno de los países que mejor se defiende en la tierra batida. Es algo que se lleva en los genes. Pero en las últimas décadas se ha venido produciendo un enorme cambio. Porque esto no es cosa de hora ni de ayer, sino que empezó hace ya mucho tiempo. Lo que ocurre es que la tiranía de Rafael Nadal sobre la superficie naranja es tan grande, que posiblemente haya silenciado esa metamorfosis.

Pero los datos no mienten. Si entre 1990 y 2013 el 80% de los títulos que ganaron los españoles eran en tierra, la cifra ha caído al 53% en la última década. Como se puede observar en este gráfico, en el año 1997 el tenis español conquistó un total de 17 títulos y 16 fueron en tierra, un 94%. En el otro extremo está el 2019, cuando sólo el 33% de los éxitos (3 de 9) llegaron en la superficie más lenta. Este año el tenis patrio va camino de récord: ha cantado bingo en cuatro torneos y tres eran lejos de la tierra.

PORCENTAJE DE TÍTULOS DEL TENIS ESPAÑOL EN TIERRA BATIDA

"Antiguamente había especialistas de tierra y de rápida. Ahora hay jugadores todoterreno porque las pistas se han ido ralentizando. El juego es mucho más homogéneo. Hace 20 años había jugadores que venían a la tierra con pocas esperanzas de hacerlo bien si jugaban contra un latino. Y muchos latinos no iban a Wimbledon", desgranaba hace unos meses en Relevo Feliciano López, exnúmero 12 del ranking y que ganó en tierra batida sólo uno de los siete títulos que luce.

Javier Soler, director técnico de la federación española desde 2016, coincide: "Los españoles han ido perdiendo el miedo a la pista dura porque ahora se puede jugar prácticamente con el mismo esquema de juego. Hace muchos años no se podía jugar desde el fondo, sino que era mucho sacar y volear, y eso era un grave problema".

Antes de Feliciano López, los tenistas españoles ya habían demostrado que podían triunfar lejos de la tierra. Conchita Martínez ganó Wimbledon en 1994 y unos meses después Arantxa Sánchez Vicario levantaba el US Open. Carlos Moyà alcanzó la final del Open de Australia 1997 y al año siguiente el mallorquín perdió la final de la Copa de maestros con Álex Corretja.

"Viene sucediendo desde nuestra época", comenta a ese respecto Juan Carlos Ferrero, exnúmero uno y ahora entrenador de Carlos Alcaraz. "Al final la exigencia del circuito nos ha hecho adaptarnos, cada vez se juegan más torneos en pista dura".

CADA VEZ HAY MENOS TORNEOS EN TIERRA BATIDA

Efectivamente, ahora hay que brillar en dura para poder ser alguien en el circuito. La tierra, nunca mejor dicho, está perdiendo terreno. Hace exactamente 30 años, en 1994, se disputaron 34 torneos en tierra batida, lo que suponía el 37% del total. En aquel año, hubo 32 torneos en pista dura, el 35%. Tres décadas después, en 2024 se disputarán 21 eventos en tierra (31%) y 38 en dura (56%).

"En la pista rápida están los puntos para llegar a ser top ten. Rafa, por ejemplo, ha sobrepasado límites en tierra, pero es de los mejores de la historia en pista rápida", añade David Ferrer, actual capitán de la Copa Davis y ganador de 14 títulos fuera de la tierra batida.

Jugadores como Pablo Carreño y Roberto Bautista, presentes esta semana en Valencia, son ejemplos muy claros de que España ya no es un país sólo de tierra batida. "Cada vez hay menos torneos en tierra y el circuito evoluciona a pistas rápidas. No hay más remedio que adaptarse y tenemos la calidad suficiente para adaptarnos a cualquier tipo de pista", responde Bautista.

Y esa tendencia se confirma con Alcaraz, un tenista todoterreno con apenas 21 años, y con lo que viene en el futuro: los tres últimos campeones del US Open júnior son españoles, Dani Rincón, Matín Landaluce y Rafa Jódar. Amigos del cemento.