Bellingham desarma el muro del Mallorca y Arabia tendrá su Clásico en la final

Si Arabia paga millones de euros cada año a la Real Federación Española de Fútbol por la Supercopa es para tener un Real Madrid-Barcelona en una de sus futuristas ciudades. Dicho y hecho: por tercer año consecutivo habrá Clásico en la final después de que el equipo merengue cumpliese su parte del trato derrotando al Mallorca (2-0) en semifinales. Un partido que no pasará a la historia y en el que sólo Bellingham (63') decidió cumplir las expectativas con un gol en el segundo tiempo. El Madrid dominó y nunca sufrió para acabar dejando en el camino a los bermellones, con buena actitud pero pocas piernas. En el descuento, Valjent (92'), en propia, y Rodrygo (95') pusieron el definitivo 3-0.

La primera parte fue igual de caliente que el ambiente en el estadio. Tirar de ironía es la única forma de hacer de esta crónica algo más amable e intentar no entrar en el lamentable espectáculo que presenciaron los asistentes durante 45 minutos soporíferos. Si el nivel va a ser este, Arabia Saudí va a acabar devolviendo el producto. Sensación de partido de pretemporada y no de un duelo con un título en liza.

El Real Madrid puso una marcha más en todo momento. Esto no le dio para marcar hasta pasada la hora de partido. En esto influyó Greif. Si el Mallorca es una roca gran parte de culpa la tiene su portero, que detuvo al ataque blanco en numerosas ocasiones. Ni siquiera la baja de Raíllo, sustituido en el 34' por problemas físicos, desequilibró la defensa roja.

Mientras tanto, Muriqi se dedicaba a incomodar a Rüdiger y Tchouameni, que se encontraron con un gigante intratable. El problema es que el croata estaba demasiado solo y que las mejores jugadas cayeron en los pies de su compañero de ataque, Larin, que se le da mejor generarse ocasiones que marcarlas.

Mbappé y Bellingham llevaron todo el peligro del Madrid. Especialmente el inglés, omnipresente en el juego blanco. Él fue quien finalmente rompió las tablas (63') tras una jugada repleta de rechaces. El Mallorca, cada vez más metido atrás, sufrió la velocidad de Vinicius, que hasta entonces había pasado desapercibido por el partido. Una jugada individual y un centro dejaba el gol en bandeja a Rodrygo, que tiraba al palo. Tras un disparo de Mbappé y la parada de Greif, la pelota le quedaba a Jude, que no fallaba.

El tanto del inglés no cambió mucho el partido. Los de Ancelotti no permitieron que el Mallorca saliese de su zona del campo con la pelota controlada. Disfrutaron de una buena oportunidad en los primeros minutos del segundo acto y después se limitaron a aguantar esperando una ocasión de empatar que nunca llegó. Una jugada que parecía una más acabó en un rechace de Valjent, que metió la pelota dentro de su propia portería en el descuento. Minutos después, antes del pitido final, Rodrygo aprovechó un gran centro de Lucas para poner el 3-0 defintivio.

No puede acabar este texto sin hablar del duelo Vinicius-Maffeo, el cual da más pereza que otra cosa. El hispano-argentino parece haberse autoproclamado archienemigo del brasileño, que por momentos comete el error de entrar en su juego. Todo empezó con el del Mallorca fingiendo una agresión que nunca existió. Volvieron a chocar en varias ocasiones y cabe decir que el defensa parecía tenerlo controlado. Pero en dos acciones, una acabó en gol y otra casi, el '7' blanco demostró estar en otro nivel.

El partido acabó con tangana. Decidieron calentarse todos al final, pero ni siquiera merece la pena profundizar. Habrá un nuevo Clásico el domingo (20:00). Queda por ver si estarán Tchouameni (se marchó por un golpe en la cabeza) y Bellingham (renqueante haste el final del partido). Un aliciente: si los blancos ganan igualarán al Barcelona como el equipo con más Supercopas (14).