Los soldados de Torres frenan a los magos de Arbeloa

Mini-derbi a cero. Atlético y Real Madrid se anularon en la Ciudad Deportiva de Alcalá. Ambos buscaban el liderato en solitario de la División de Honor madrileña y terminaron como empezaron: empatados en el marcador y en la clasificación. 0-0 del que salen menos conformes los de blanco, que tuvieron más (no siempre mejores) ocasiones.

Dos estilos que chocaron de frente. Los de Arbeloa controlaron el ritmo a través de la posesión, mientras que los pupilos de Torres, como si de soldados se trataran, no rompieron filas hasta el pitido final. A ambos les faltó puntería en un partido en el que lo que demostraron fue talla para la élite: las más de 1.000 personas que lo vieron en directo salieron convencidas de que el fútbol madrileño tiene mucho que decir en el futuro.

Hay futuro. En el campo y en los banquillos. Fernando Torres y Álvaro Arbeloa saben lo que quieren y, aún más importante, saben transmitirlo. Es curioso como el que fue delantero apuesta por un juego más ordenando y práctico (escuela 'cholista') mientras que el exdefensa lo tiene claro: cuantos más jugadores ataquen, mejor. Caminos paralelos sobre el campo y, ahora, fuera de él. Rafa Benítez, que los tuvo en el Liverpool siendo 'niños', estará orgulloso. Disfrutaremos de muchos duelos entre ellos…

Manuel Ángel Morán. Quédense con ese nombre. El Real Madrid tiene su propio Gavi. No hace falta ser un experto para darse cuenta que es diferente al resto. Arbeloa es el primero que lo sabe y por ello es su extensión dentro del campo. "Debería estar en Catar", me decían hace unos días. No sé si es para tanto, pero, ¿por qué no en 2026? Para otro día dejamos la historia de por qué le llaman 'Mami'.

Venía con ganas de ver a Roni Mbomio, central del Atlético. Me lo habían vendido como un pequeño Konaté. No les faltaba razón. Personificó a la perfección la solidez defensiva rojiblanca. Su físico portentoso venía acompañado de criterio táctico. Y otro aspecto clave en un gran central: fe. Así salvó un gol blanco cuando incluso su portero ya había dimitido. Lo tiene todo para triunfar.

Aficionado cualquiera, que te acercas a ver un Atleti-Madrid juvenil, no traigas tus feas costumbres del fútbol profesional al fútbol base. No rompas un ecosistema que tiene que ser de ilusión y alegría con insultos al árbitro o, incluso, a alguno de los chavales. Tu 'pasión' aquí no es excusa. Simplemente siéntate, anima y disfruta del único fútbol realmente sano que queda en España.