El 'sorpasso' del Balón de Oro pilló al Real Madrid en llamas, al clan Vinicius con pajarita y a Rodrigo escribiendo por su padre
El bombazo, del que fue conocedor Florentino en primer lugar, se fraguó en 24 horas trepidantes pero no fue hasta la publicación de Relevo de ese mismo lunes cuando los protagonistas ataron cabos.
Sorpasso es un término económico que describe el adelantamiento de un país respecto de otro en términos del producto interior bruto (PIB). Y seguramente la vez que más se puso de moda fue en aquellas elecciones en las que Podemos, cuando sus dirigentes se hablaban, soñó con adelantar al PSOE por la izquierda en su momento más álgido. Desde entonces, 2016, la palabra se ha utilizado con frecuencia en cualquier sector para avisar del impulso del que viene por detrás y de los temores que evidencia el que se sitúa por delante. Pero quizás no fue hasta el 28 de octubre de 2024 cuando el vocablo reflejó su significado con su máximo su esplendor. La amenaza se convirtió en realidad. Rodrigo ganó el Balón de Oro por delante de Vinicius. Y aquel triunfo, pudiendo ser una victoria más por la grandeza del protagonista, supuso un terremoto mundial por tumbar al favorito de manera inesperada. Las casas de apuestas daban un 73% de posibilidades de ganar a Vini y un 20% a Rodrigo. Y pasó lo que pasó.
Como en todo capítulo histórico al que volveremos en cada aniversario, lo que queda no es el resultado, sino la intrahistoria hasta alcanzarlo. De ahí que, por ejemplo, los documentales del 23-F se centran en la figura del Rey Juan Carlos u otras adyacentes y dejan casi como un mero complemento a la circense aparición de Tejero en el Congreso. Con la pelea entre Rodrigo y Vinicius sucederá algo parecido cada vez que se haga alusión a un momento inolvidable, con la salvedad de que aquí hay material para un serial que puede ir fluctuando entre el estilo dramático y el thriller, sin olvidarse de los toques de humor ni de las pinceladas románticas. Lo que sucedió desde ese fin de semana previo hasta que el internacional español levantó el galardón en el Théâtre du Châtelet a las 21:30 horas fue un cúmulo de detalles, casi una catarata desbordante, de los que estuvieron puntualmente informados en Relevo.
La agitación comenzó en la tarde del domingo, en plena resaca de un Clásico en el que el Barça se había paseado por el Bernabéu (0-4) con un actuación gris de Mbappé. Un mensaje en pleno carrusel de partidos alertaba a la redacción de este periódico de que Rodrigo, y no Vinicius, iba a ganar el Balón de Oro. Así de directo. Sin envoltorios. La información y, sobre todo la credibilidad de la fuente, ya eran de sobra sólidas como para cambiar la agenda, suspender la visita al cine y teclear como si lo fueran a prohibir. Pero en ningún caso conviene saltarse el protocolo periodístico de confirmación, y menos en éste, donde el riesgo al error a ojos de todo el mundo pesaba más que dar otra exclusiva. El problema llegó cuando, según avanzaba la noche, todas las preguntas realizadas por aire, mar y tierra en busca de más luz traían de vuelta, como respuestas, idénticas confirmaciones. Por eso, en este instante ya sólo existía una duda general: publicar y rezar para que nada fallase, o esperar y pelear para que las fuentes más directas se pronunciaran en algún momento para no liarla.
La misión, como las de Tom Cruise, fue imposible. El Real Madrid no decía ni mu. Y menos con un medio con el que las relaciones no son precisamente fluidas. El entorno de Vinicius prometía no saber nada, se extrañaba por el ruido generado y pensaba que la sobremesa dominical se le había alargado a más de uno. Y Rodrigo, directamente, no estaba para inocentadas, así que siguió sus planes familiares en Madrid sin entender absolutamente nada. La organización le dijo en su día que las votaciones se cerrarían tres semanas antes de la gala y que hasta el día de autos no se conocería el ganador. Y él, siempre obediente, es a lo que se agarró. No quería hacerse ilusiones.
Se extiende el palo
Mientras, apurado ya el domingo, Ancelotti y algunos jugadores comenzaron a recibir información privilegiada en la misma dirección. Cómo no, emanaba de los tentáculos de Florentino Pérez. El presidente ya estaba con la mosca detrás de la oreja antes del Madrid-Barça del sábado. Sin embargo, compartió esa inquietud simplemente con un par de amigos. Desde el jueves anterior quería conocer el podio del siguiente lunes y como France Football no se lo aclaraba empezó a tirar de sus contactos al más alto nivel con el objetivo de atar cabos. A esas alturas de la semana fue cuando supo que todo se torcía de manera irremediable. Sin embargo, a orillas de un Clásico, prefirió callarse para no desestabilizar a su equipo. Después, tras la goleada sufrida, no fue casualidad que ningún futbolista atendiera a los medios de comunicación ni se dejara ver por zona mixta. Había comenzando la Operación Replegar Cable.
Acalorado por la abultada derrota y por las vacaciones de dos días y medio que Ancelotti había concedido a la plantilla, Florentino amaneció el domingo con la intranquilidad de que su club hiciera un papelito en París que agrandara más la herida. Por eso, volvió a la carga para conocer todos los detalles del evento al que el Madrid iba a acudir en masa, con Ancelotti, Lunin, Bellingham y cía entre los premiados. El redactor jefe de France Football reconoció las presiones a las que fue sometido mediante intermediarios, ya que sólo él y un par de miembros más de la organización con la escaleta en su mano sabían todos los detalles de la ceremonia. Los 100 votantes, todos ellos periodistas, adquirieron en su día el compromiso de no desvelar sus decisiones para que nadie fuera haciendo una encuesta casera a pie de urna. Los responsables del Balón de Oro no querían, bajo ningún concepto, que nadie faltara a la cita como ocurrió en otras ocasiones por piques y vendettas. Pero eso le daba igual al Real Madrid. Insistió e insistió hasta que le deslizaron que Vinicius...
El domingo llegó a su fin sin que nadie conociera al 100% quién ganaba y, por supuesto, sin que Relevo publicara ni una sola línea de la noticia que tenía más que confirmada. En Madrid, algunas voces del vestuario torcían el gesto: "Vais a llevar razón. Hay lío...". Desde la Federación llegaban mensajes de incredulidad. En Mánchester, los directivos del City estaban celebrando los cumpleaños de la mujer de Txiki Begiristain y el de Manel Estiarte, así que no dieron demasiada credibilidad a los rumores que les llegaban y sólo podían atreverse a decir que no faltarían a la cita de París. Por respeto a los premiados y con el orgullo por montera porque Rodrigo estuviera en la pelea. Vini, mientras, celebraba una fiesta para sus amigos y familiares en un chalet alquilado en Ciudadelcampo, al norte de Madrid. Era una pre-boda en toda regla. No faltó buen catering, música brasileira y hasta la promesa del jugador de que regalaría un Rolex a cada miembro de la plantilla como agradecimiento a su ayuda. Sólo el alba del lunes y el desarrollo de los acontecimientos comenzó a cambiar las cosas. Los protagonistas empezaron a enterarse del bombazo que iba a detonarse y este periódico se atrevió por fin a deslizar en primicia lo que realmente ocurría.
🤔 ¿Y si gana Rodrigo?
— Relevo (@relevo) October 28, 2024
El cambio de protocolo de France Football con el Balón de Oro deja abierta esta posibilidad.@AlfredoMatillaG 🤝 @hugocerezo https://t.co/uU8Sv02OFt
Al mismo tiempo que Vinicius recibía la visita de un grupo de directivos del Real Madrid en su casa para confirmarle el disgusto y de que un peso pesado del vestuario fuera informando a todos sus compañeros, Relevo publicó a las 10:50 horas una información determinante que agitó al mundo entero y que fue tuiteada dos minutos después: '¿Y si Rodrigo gana el Balón de Oro? El cambio de protocolo de France Football deja abierta la sorpresa'. Aunque convenía no pillarse los dedos, el texto dejaba claro entre líneas que esta posibilidad, que a esas horas nadie contemplaba, tenía más peso del que parecía. Por eso esta vez no se habían hecho sesiones de fotos a los finalistas con la idea firme de mantener la emoción hasta el último minuto.
Ahora sí que sí
Los propios protagonistas reaccionaron al instante de publicarse la noticia: "Sabéis más de lo que contáis". Cierto. Y ahora se pueden añadir algunas de esas cosas. Entre otras, que el sastre de los futbolistas del Real Madrid ya había recibido el encargo de que abortara misión ese lunes bien temprano. O que el entorno de Rodrigo no supo hasta media mañana, junto antes de subirse en Madrid al avión privado que le debía trasladar a París, que los astros se estaban alineando a su favor. Coincidió con las noticias que llegaban alrededor de Rodri: los amigos de Vinicius se estaban dando la vuelta desde Barajas, luciendo pajarita y todo, en el momento en el que ya enfilaban el jet privado que esperaba a 20 invitados vip. Fue ahí cuando el centrocampista del City se vio ganador por primera vez y pasó a preparar en serio un discurso por si era proclamado, y no sólo a imaginarlo, como le había recomendando hacer su sabio padre. Al final, ese texto acabó siendo inolvidable.
Otro dato hacía indiciar que la suerte estaba echada. La cuenta de X del Real Madrid permanecía inactiva durante demasiadas horas, cuando lo habitual es mostrar alguna foto de la expedición blanca rumbo a la gloria. Así que sólo había que esperar la oficialidad de los hechos. Esta llegó mediante el Twitch de El Chiringuito y La Sexta. Ahí, horas después de la información publicada por Relevo y de que más de un medio insistiera con vehemencia en que ganaría Vinicius, José Luis Sánchez confirmó a través de esas fuentes que callaban que el Real Madrid había tomado la decisión de que nadie del club viajara como protesta por una decisión que elevaba a Rodrigo y que dejaba sin Balón de Oro a Vinicius. Si el día anterior había opciones de que Emilio Butragueño representara a la casa, el enfado del presidente era tal que ni siquiera aprobó ese gesto. Su plante no sentó bien en todos los sectores del club y se vio algo desproporcionado, quedando en evidencia al recibir otros premios individuales sin que nadie pudiera subir al estrado a recogerlos. De hecho, figuras ilustres como Jorge Valdano condenaron esta postura y la UEFA afeó el detalle de un club legendario.
Desde ese momento, el Madrid empezó a dar su versión por sus canales habituales, justificando su decisión de plantarse ante la UEFA con supuestas razones de peso: si Vinicius no era el elegido y alguien tenía que ganar el premio, ése debía ser Carvajal según las normas que la propia organización establece. Es campeón de Champions, Liga y Eurocopa. Según había desvelado en El País Alfredo Relaño, presidente de honor de AS y votante español, se valoraban las actuaciones individuales y de carácter decisivo e impresionante del jugador, las actuaciones y logros del equipo en el que milita, y la clase y el juego limpio. El Madrid no veía ganador a Rodri por ningún sitio, pese a ser español y un viejo anhelo de la dirección deportiva.
A esas alturas de la película a Vinicius le daba todo igual. Andaba destrozado al mismo tiempo que su gente intentaba entender lo sucedido. La negativa de France Football de no permitir al brasileño grabar su camino a la gloria para un documental de Netflix cobraba todo su sentido. El sendero apuntaba más bien hacia la frustración. Alguno de los escuderos del delantero incluso empezaron a creer que su campaña contra el racismo había tenido una influencia directa en la votación. Sea como fuera, tocaba suspender la fiesta programada en París para después de la gala.
Justo lo contrario que tuvo que hacer Rodrigo. Acompañado por su familia y su inseparable agente Pablo Barquero, amplió a la carrera la reserva que había fijado en un restaurante parisino para que una cena sin más se convirtiera, de repente, en un banquete glorioso. Ahí, ya con el galardón en la mano y entre cánticos eufóricos, Rodrigo vio cómo su móvil se iba llenando poco a poco de mensajes de felicitación, acumulando más de 500 sin contestar. Hasta que saltó el de Andrés Iniesta, se emocionó, se dio cuenta de lo que había conseguido y le contestó con los pelos de punta. Como portavoz de tantos cracks españoles que se quedaron a las puertas de vivir una noche para el recuerdo y como heredero de Luis Suárez al que, por cierto, ni siquiera le invitaron a cenar cuando hizo historia 64 años antes.