Gavi, ocho años anteponiendo el escudo del Barcelona a su rostro

Gavi. Siempre Gavi. El centrocampista del Fútbol Club Barcelona volvió a dar un ejemplo de coraje en San Mamés, protagonizando varias jugadas que ya son propias de él. Y eso dice y habla muy bien de un chico de 18 años que ha irrumpido con fuerza para comerse el mundo y no va a parar hasta conseguirlo.

Hasta en dos ocasiones se jugó el rostro el azulgrana ante el Athletic. La primera, la más espectacular de su carrera. Con la cara por delante se lanzó para evitar que Dani García pudiera darle rapidez al juego del Athletic. Objetivo conseguido, al tocarlo y desviar la trayectoria del balón. Eso sí, a punto estuvo de impactar el pie de García con la cabeza de Gavi, lo que habría supuesto un buen susto para el azulgrana. Precisamente el colegiado señaló falta al considerarlo juego peligroso.

En la segunda parte, lejos de espantarse por lo que había sucedido anteriormente, Gavi no dudó en volver a poner la cara en un balón dividido. Y otra vez salía vencedor y sin heridas. Cabeza a prueba de mil batallas, la que tiene el andaluz. Esa misma cabeza que, tras el gol del Athletic y antes de que el VAR lo anulara, impactaba contra el césped de forma impotente, por ver que se le escapaban los tres puntos. No fue así.

Los que hemos tenido la suerte de ver a Gavi desde el fútbol siete ya hace años que descubrimos ese impetu que tiene por intentar mantener el balón, sea como sea y cueste lo que cueste. Ya en su primera temporada como azulgrana, en el Alevín A, terminó en el hospital. El andaluz remató de cabeza y el guardameta rival le impactó en el rostro, provocándole una rotura de su nariz y obligándole a estar un tiempo de baja.

Con la selección española, en el Mundial, también tuvo una situación similar que dio la vuelta al mundo. Y es que Gavi es así. Juega con todo. Y eso gusta a Xavi Hernández, que aseguró en rueda de prensa que "siento orgullo de como compite el equipo, este coraje reflejado en la persona de Gavi es espectacular". Así seguirá. Siempre. Por más que le avisen de que vigile. Él lo vive así.