Indiana asalta el Madison Square Garden y se verá con Boston en las finales del Este

La historia dice que para pelear por el anillo un equipo necesita talento, tener a un jugador diferencial y suerte. Y parte de esa suerte pasa por la salud, tener a tus mejores jugadores disponibles e incluso que al rival le falte alguno. Más o menos lo que le ha pasado a Indiana, pero llevado al máximo extremo, con los Knicks perdiendo a cuatro titulares y dos suplentes. Indiana lo ha aprovechado, ganando en siete las semifinales con el partido decisivo en el Madison Square Garden (130-109) y se enfrentará a los Boston Celtics a partir del martes. Del sexto puesto a pelear por meterse en las finales de la NBA, por talento y por suerte.

Hicieron un partido casi perfecto, especialmente en el primer tiempo. Los Knicks anunciaron que OG Anunoby y Josh Hart, dudas hasta última hora, jugarían pero no fue un problema para los Pacers. Al descanso, Indiana sumaba 70 puntos. La segunda máxima anotación en el primer tiempo de la historia de un séptimo partido, solo superado por los 74 de los Baltimore Bullets ante Philadelphia en 1971. Y lo hacían con un 76.3% en el tiro, 8/12 en triples y recordando al equipo que dominó ofensivamente en temporada regular. Le entraba todo a Indiana, liderada por Haliburton y Siakam, combinados para 31 en el primer tiempo. Y por si las malas noticias no pudieran llegar solas, los Knicks anunciaban que OG Anunoby era baja para el resto del partido, perdiéndose la segunda parte. No iba a ser la última.

Lo intentaron los Knicks, eso sí. Se llegaron a poner a seis puntos, antes de un parcial demoledor de Indiana otra vez. La ventaja se volvía a disparar por encima de los 18 puntos y el golpe final venía por parte del equipo médico. Ahora era Jalen Brunson, con una fractura en su mano izquierda de tiro, quien sería baja el resto del partido (acabó con 17 puntos en 17 tiros). Solo sobrevivía Donte DiVincenzo, que acabó con 39 puntos en su último partido de la temporada, la primera con los Knicks. Fueron nueve triples, récord en un séptimo partido, pero nada contra el 67.1% de tiro de Indiana, también la mejor marca en la historia de un encuentro decisivo. Acabaron con 130 puntos y Haliburton celebrando señalando a la grada de un Madison Square Garden que se lamentaba de la oportunidad perdida.

Porque los Knicks han demostrado ser el segundo mejor equipo de la conferencia, pero la salud les ha dejado fuera de las finales del Este. Y los Pacers, que no hacían playoff desde la burbuja de 2020, vuelven a lo grande. Con Tyrese Haliburton metiendo 26 puntos (10/17 en el tiro), y otros 20 de Siakam y Andrew Nembhard. Remontaron un 0-2 en contra y tras estar 3-2 abajo, le ganaron a los Bucks en primera ronda y ahora les espera el reto más complicado posible: Boston Celtics.El favorito al llegar a las finales e incluso llevarse el anillo ya conoce rival. Unos Pacers que en enero tomaron la decisión de arriesgarlo todo por Pascal Siakam y les ha salido cara. Pese a la lesión de Haliburton a principio de año, consiguieron levantar el vuelo y están a ocho partidos del anillo.

Los Knicks se quedan a solo un partido de volver a unas finales de conferencia, como en 2000, pero cierran el año con honores. Han vuelto a la élite de la NBA por la puerta grande, comandados por Jalen Brunson y sus secuaces de Villanova, Donte DiVincenzo y Josh Hart. La llegada de Anunoby les dio ese nivel extra, y todavía falta por saber qué harán con Julius Randle. Hay proyecto en la Gran Manzana para rato, y quedarse a las puertas no se puede considerar un fracaso viendo el parte médico del equipo. Lo volverán a intentar el año que viene, con salud y suerte. Mientras, tendrán que ver a Indiana y Boston por la tele peleando por un puesto en las finales de la NBA.