El delirio de la última final de Grand Slam que jugó un estadounidense: "Me sentí como si fuera a disparar a Bambi"
Taylor Fritz puede finalizar este domingo (20:00, Movistar+) la mayor sequía del tenis masculino estadounidense. En la última final jugada por un americano ocurrió de todo.
Después de más de cuatro horas y cuarto de final, en el primer punto de campeonato, las cámaras de televisión se dirigen hacia el Royal Box de la Catedral del tenis. Ahí, sentado en primera con gafas de sol y traje gris, Pete Sampras contempla cómo un hombre está a punto de arrebatarle el récord de los récords. Unos metros más abajo, ese hombre, que se llama Roger Federer, logra el punto decisivo sobre la hierba de Wimbledon y celebra saltando su 15º título de Grand Slam, una cifra hasta entonces inalcanzable.
Al otro lado de la red está una de las víctimas favoritas del suizo, Andy Roddick, al que ya le había ganado en las finales de Wimbledon 2004 y 2005 y en la del US Open 2006. Pero en ninguna de las anteriores el estadounidense estuvo tan cerca como en la que nos ocupa ahora, la de Wimbledon 2009. El partido acabó con un apretadísimo 5-7, 7-6 (7-6), 7-6 (7-5), 3-6 y 16-14 para Federer. En ese momento nadie lo sabía, pero aquella fue la última final de Grand Slam que disputó un tenista estadounidense hasta ahora.
Porque este domingo 8 de septiembre, 5.544 días después de aquel 5 de julio de 2009, un estadounidense volverá a pelear por un grande. Será Taylor Fritz y será nada menos que en el US Open (20:00 en Movistar+), aunque enfrente tendrá al número uno del mundo, al italiano Jannik Sinner. La espera ha sido larguísima, aunque todavía hay que rebobinar más, al US Open 2003, para ver al último campeón nacido en Estados Unidos, que fue precisamente Roddick.
El tenis americano suspira desde entonces por ver a uno de los suyos sosteniendo uno de los cuatro grandes. Y la vez que más cerca ha estado de ser realidad fue en la central de Wimbledon aquel 5 de julio de 2009 en el que ocurrió de todo, algo que no era fácil viniendo el tenis de donde venía, de aquella final de 2008 en la que Rafael Nadal y Roger Federer disputaron el que fue bautizado como el partido del siglo.
La volea que condenó a Roddick
El bombardero de Nebraska era por aquella época uno de los rivales más temidos en hierba debido a un saque descomunal, uno de los más potentes de la historia. Cuando estaba entonado con el servicio, era prácticamente impenetrable en una superficie como la hierba. Y si cuando se retiró en 2012 lo hizo sin ningún título de Wimbledon en sus vitrinas, fue sencillamente por culpa de Federer.
Cuando entraron en la pista de Wimbledon en 2009, el helvético era el gran favorito. Era cinco veces campeón en el All England Club, le tenía tomada la medida a Roddick y estaba ansioso por recuperar el trono tras la final ante Nadal. Pero el estadounidense empezó sin ningún tipo de complejos y el partido pudo acabar de una manera muy diferente si Roddick no hubiera fallado una volea aparentemente sencilla en el segundo set.
"Es imposible que no se te cruce en los pensamientos. Somos humanos, no somos cyborgs. En ese momento hay dos opciones. O te dejas ir o sigues luchando. La segunda opción me suena mucho mejor"
Ese momento clave fue en el tie break del segundo set, cuando Roddick ya se había llevado la primera manga y mandaba en el desempate del segundo por 6-2. Tenía cuatro pelotas para colocarse 2-0. Federer salvó la primera al resto con un revés ganador, después conectó dos primeros servicios y en el 6-5 estaba totalmente vendido. Roddick sacó, Federer restó a media pista, el estadounidense atacó con su derecha y la bola le volvió para dar una volea de revés. Tenía toda la pista a su favor, pero se le fue por un par de metros, más allá del pasillo de dobles, y su mente se quedó unos minutos en blanco. (Ese momento llega a la hora y 21 minutos del resumen total que está a continuación).
Aquello fue un durísimo golpe para Roddick. "Es imposible que no se te cruce en los pensamientos. Somos humanos, no somos cyborgs. En ese momento hay dos opciones. O te dejas ir o sigues luchando. La segunda opción me suena mucho mejor", señaló el de Nebraska tras la final.
Efectivamente, Roddick siguió luchando. Perdió también el tercer set en el tie break, pero empató en el cuarto y todo se decidió en un quinto que fue una auténtica refriega. Ace por aquí, ace por allá y así hasta que una hora y media después el suizo se impuso por 16-14. Roddick también tuvo su oportunidad en ese quinto set, dos pelotas de break con 8-8 en el marcador.
"En el Royal Box había una cantidad de extenistas, y de tal calibre, que iban a presenciar lo de Roger... Ese día me sentí como si fuera a disparar a Bambi"
"Lo siento, Pete, he intentado frenarlo", le dijo Roddick durante la ceremonia en la pista un Sampras que estaba acompañado en el palco por varias leyendas como Rod Laver, Manolo Santana o Bjorn Borg. Nadie se quería perder un momento histórico, el momento en el que un hombre alcanzaba por primera vez la cifra de los 15 títulos de Grand Slam.
"En el Royal Box había una cantidad de extenistas, y de tal calibre, que iban a presenciar lo de Roger... Ese día me sentí como si fuera a disparar a Bambi", recordó Roddick años después. "Sales y ves que Sampras está allí, y que está allí porque él y Roger tienen ambos 14 títulos. Sin duda sientes el peso del momento".
Algo así podría sentir este domingo Sinner, que cuando mire a las gradas se encontrará seguramente muchas leyendas estadounidenses. John McEnroe estará seguro, Andre Agassi es de los que no se pierde una de estas y en los últimos días se ha rumoreado que Roddick puede ser el que entregue la copa y el campeón es Fritz.