OPEN DE AUSTRALIA

La bronca en un tren italiano que transformó a Carlos Alcaraz: "Estaba lagrimoso y sin hablar, le toqué la fibra"

Su primer entrenador recuerda un momento que cambió la mentalidad de Alcaraz. "Si llega a haber una cámara en el tren, el padre me habría cogido de la oreja".

Carlos Alcaraz, junto a Kiko Navarro, su primer entrenador, durante un viaje juntos. /Cedida
Carlos Alcaraz, junto a Kiko Navarro, su primer entrenador, durante un viaje juntos. Cedida
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Mayo de 2016. Carlos Alcaraz anda cabizbajo y triste. Está sentado en un tren que conecta el pueblo italiano de Pavía con Milán. El trayecto es corto, de apenas media hora, pero da tiempo para mucho. Va a acompañado de Kiko Navarro, su entrenador, el hombre que le cuida y le entrena desde que era un crío. En realidad lo sigue siendo, sigue siendo Carlitos, porque tiene 13 años recién cumplidos.

Durante el camino, Kiko Navarro es el que habla y Carlitos el que escucha y el que se encoge. El técnico está muy enfadado y se lo hace saber. No le grita ni utiliza un lenguaje agresivo, pero Kiko Navarro consigue que el pequeño Alcaraz interiorice bien todo. Consigue que Carlitos abra los ojos y comprenda el esfuerzo que hacen los suyos. "Fue mi mayor bronca con él", admite casi una década después el propio Kiko Navarro durante una entrevista con Relevo. "Yo siempre bromeo que si llega a haber una cámara en el tren, el padre igual cuando llego aquí a Murcia me despacha o me coge de la oreja".

"Luego me arrepentí porque yo soy una persona muy cercana y muy cariñosa. Y más con él. Pero creo que es muy bueno el tema de ser exigente, pero, además, luego ser cariñoso y cercano. Y más en un mundo como este. Igual parece que soy muy duro, pero luego no lo soy".

¿Qué ocurrió para que el entrenador se enfadara de aquella manera? ¿Qué le dijo exactamente? ¿Y qué respondió el chico que años después se convertiría en número uno del ranking mundial? Para empezar a contestar a esas preguntas hay que retroceder unas cuantas horas e ir al Tennis Club Pavia, donde se disputa el Memorial Giuseppe Cassani, un torneo Sub-14 sobre tierra batida.

Kiko Navarro y Carlos Alcaraz, durante un torneo infantil.  Cedida
Kiko Navarro y Carlos Alcaraz, durante un torneo infantil. Cedida

Alcaraz había derrotado en la primera ronda al italiano Enrico Wood por 6-0 y 6-3, pero en la segunda ronda cayó ante otro local, Francesco Maestrelli, por 6-2 y 6-4. Y lo peor no fue el resultado, sino las formas. A Kiko Navarro no le gustó en absoluto la actitud que tuvo el murciano. Y fue precisamente eso lo que le llevó a darle esa charla en el tren de vuelta camino de Milán.

"Aquel torneo lo tengo en mente desde que salimos de Murcia", dice Kiko Navarro. "Pintaba mal ya desde el principio. Nos vemos en Pavía, ahí en Italia, un torneo en el que solo había italianos, ningún español. Estábamos él y yo solos (...) En un sitio que no nos gusta, que nos costó un montón llegar allí. Ir a Milán, luego un tren. En fin, que tampoco era eso el Caribe..."

"Aun así, el primer día hace un buen partido, jugando muy bien y gana. Yo sabía, por el nivel de chavales que había, que Carlitos podía hacerlo bien", recuerda Kiko Navarro. "Yo soy un ganador nato. Una vez que estoy en el torneo, quiero ganarlo, por mucho que no esté cómodo. O, por lo menos, que me lo diera todo. O sea, él no estaba obligado a ganar. Sí que es verdad que yo sé que si él lo daba todo, casi siempre era favorito".

La bronca que transformó a Carlos Alcaraz. Relevo

El segundo partido de Carlitos fue programado para primerísima hora, a las 8:30 de la mañana, un horario que no le venía nada bien al murciano. En aquella época -y ahora también- le gustaba mucho dormir. No era muy amigo de madrugar.

"En el calentamiento de las 8 no le veo mal, pero fue empezar el partido y ocurrió justo lo que yo siempre le decía y lo que le diría siempre: 'Si estás obligado a algo, es a darlo todo en la pista. No estás obligado a ganar porque seas Carlitos Alcaraz'. Por aquel entonces, entre comillas, no era nadie. Pero sí que estaba obligado a dármelo todo", señala el técnico, que sigue dando clases en el Club de Campo de Murcia. "El partido medio lo tira. No tenía intensidad ninguna y pierde. Yo terminé muy cabreado".

Poco después de perder, Kiko Navarro llamó por teléfono a Carlos Alcaraz padre para contarle lo sucedido y para ver cómo podían volver cuanto antes a Murcia. Ya en el tren, llegó la bronca. "Aparte de que posiblemente fue de las veces que más me he cabreado con él, yo creo que le llegó porque la charla fue un poquito enfocada a que había mucha gente detrás de él que estaba haciendo un esfuerzo. Empezando por mí, por el sponsor (postres Reina) y por su familia. Como para irnos a un sitio tan lejano y que no lo diera todo. Eso no se podía permitir. Yo le decía 'Nos quedamos en Murcia, que hay muchos torneos cerca y en las provincias de alrededor. No estamos para perder el tiempo'", revela Kiko Navarro.

Carlos Alcaraz posa con un trofeo junto a Kiko Navarro, su primer entrenador.  Cedida
Carlos Alcaraz posa con un trofeo junto a Kiko Navarro, su primer entrenador. Cedida

¿Y cómo se lo tomó Alcaraz? "Carlitos estaba casi lagrimoso, con la cabeza agachada. En ningún momento me dijo nada. En otras charlas o broncas, podía querer debatir. Aquí solo hablaba yo".

"Yo siempre le tiraba mucho para tocarle la fibra con la gente de alrededor, principalmente con el de Postres Reina, que al final era realmente el único que pagaba entonces, cuando no pagaba nadie. Luego más adelante sí pagaba Lotto, pero entonces el esfuerzo lo hacíamos todos. Yo cada vez que viajaba con él perdía una semana de clases, de estar con mi familia... y por eso le tocaba mucho la fibra y estoy seguro de que aquello le llegó", añade Kiko Navarro. "Teníamos una conexión muy buena y yo sé que cuando tenía una charla con él, al 99% le llegaba".