TENIS

El descubridor de Carlos Alcaraz da la receta del éxito en la que pocos piensan: "El padre supo ladearse y no hablar de tenis en casa"

Kiko Navarro, el entrenador que pulió el diamante antes de dejarlo en manos de Ferrero, recibe a Relevo en El Palmar, donde todo empezó y donde todo continúa.

Carlos Alcaraz y Kiko Navarro, durante una edición junior del Conde de Godó 2017. /Cedida
Carlos Alcaraz y Kiko Navarro, durante una edición junior del Conde de Godó 2017. Cedida
Nacho Encabo

Nacho Encabo

El Palmar.- A 15 minutos en coche del centro de Murcia, tomando la salida 148 hacia El Palmar en la A-30 y pasando un par de rotondas, emerge en la avenida Buenavista, justo enfrente de unos olivos, la Real Sociedad Club de Campo de Murcia, el lugar donde comenzó todo con Carlos Alcaraz. Y donde continúa.

Por muchos títulos, por mucha fama, por mucho que la cuenta corriente esté repleta de millones, Murcia es el cable a tierra de Carlitos. Ahí está su familia, su gente, sus amigos, su esencia.Dentro del club en el que el campeón de cuatro Grand Slam dio sus primeros raquetazos -y donde ha realizado gran parte de la pretemporada 2025-,Kiko Navarro apura una clase a un chaval y después agarra una silla, se sienta y empieza a recordar. Pocos hay que conozcan tanto a Carlitos como Kiko Navarro, el entrenador que le pulió hasta que dejó la joya en las manos de Juan Carlos Ferrero.

¿Era un niño tan despistado como dicen o simplemente era como el resto de niños?

Quizá un poquito más que todos los niños. A mí me costó mucho. Detalles como el simple hecho de traerse el agua a la pista, de prepararse el raquetero... Desconectaba demasiado. Es bueno que desconectase, pero quizá no tanto. ¿Sabes qué pasa? Que al final en el tenis tú eres un poco como eres fuera de la pista. Eso se ve reflejado en la pista. Si te das cuenta, en pista también tiene esos altibajos, como que desconecta de vez en cuando en el partido. Es una cosa que ha mejorado, pero en la que todavía tiene margen de mejora. No era un chico superdisciplinado, las cosas como son. Perfecto no puede ser. En la parte tenística era casi perfecto, o sea que... Pero bueno, que no es tampoco nada malo. Al final no dejaba de ser un niño. Había que madurar.

¿Te sorprende ahora que le ves tan aplicado y que haya llegado a ser así?

Positivamente sí. Además lo veo con ganas de trabajar. Es verdad que estos últimos años en el circuito se le hace larga la temporada a partir de septiembre cuando pasa el US Open. Como que desconecta un poco, pero bueno, es que no es fácil. Al final, con 21 años, verte con todo lo que tienes, verte que eres una estrella mundial, siendo tan casero como él, que al final le encanta estar aquí, pues no es fácil. Les pasa a otros tenistas también, que al final el último mes o mes y medio llegan todos ya un poquito, medio quemados. Es muy largo y tiene muy pocas vacaciones. Y lo poco de vacaciones que tiene, tiene compromisos con las marcas. Yo no estoy ahí ya, pero tengo claro y medio me consta que hay que tirar un poquito de él. Es un chaval que le gusta mucho dormir, lo cual es normal. Pero bueno, seguro que los habrá mucho peores y que el equipo no se quejará. Yo ojalá tuviera otro como él, no en la parte solo tenística, sino también como persona. Al final el tío se ponía y trabajaba.

La infancia de Carlos Alcaraz, por su primer entrenador. N. Encabo

Carlos viaja ahora de avión en avión, durmiendo en los mejores hoteles, con todos los lujos. ¿Recuerdas cómo eran los viajes que hacías juntos? ¿Cómo de modestos eran?

Posiblemente Carlitos es de los que de los que mejor viajaba. Teníamos ya un sponsor, Postres Reina. Yo he visto entrenadores que iban con cinco o seis chavales, lo cual es una locura. Te juega uno por una pista, otro por otra y nosotros incluso desde el principio alguna vez hemos viajado hasta dos personas con él. Y los hoteles, pues bueno, al final es lo que había. Pero no hemos viajado mal. Incluso el tema de la comida. Él era un poquito delicado para comer, todo lo que ahora ya no lo es. Alguna vez, me acuerdo, hemos estado en Marruecos, en Casablanca, y no le gustaba mucho la comida del hotel o del torneo y yo he buscado una pizzería más europea y estábamos todas las noches ahí. O sea, que realmente gracias al sponsor te puedo asegurar que es de los que mejor ha viajado seguro. Habrá gente ha viajado mejor, pero mucha gente mucho peor. Seguro.

A ti te entrenaba Carlos Alcaraz padre en estas mismas pistas. Él es una persona muy discreta, que está siempre en segundo plano. ¿Qué importancia tiene él en la carrera de su hijo?

Siempre lo he dicho. Yo veo por ahí cada padre que está como entrenador de su hijo, que tú también conocerás, y que realmente no tiene mucha idea. Carlos es muy, muy buen técnico. Si hubiese querido, podía haber sido perfectamente el técnico de Carlitos. Fácilmente. Porque sabe mucho de tenis. El tenis es su vida. Y de hecho, gran parte del éxito de Carlitos es que el padre, como se dedica a este mundo, ha dado cada paso a su tiempo y de manera correcta. Ha sabido ladearse, ha sabido no hablar de tenis en casa, que al final también es bueno para que Carlitos desconectara. Cuando yo era el entrenador, tenía que hablar mucho con él. Evidentemente, él quería estar al día de todo, al tanto de todo. Tanto cuando estábamos aquí yo solo con él, como cuando empezamos con Ferrero en Villena, que él no venía casi nunca. A la vuelta yo le ponía al tanto de los entrenamientos. Y si él tenía que hacer algo, dar su opinión, o incluso alguna corrección, pues me lo decía a mí. A él no se lo decía.

Carlos Alcaraz abraza a su padre tras conquistar Roland Garros en junio de 2024.  REUTERS/Yves Herman
Carlos Alcaraz abraza a su padre tras conquistar Roland Garros en junio de 2024. REUTERS/Yves Herman

¿Crees que le ha venido bien a Carlitos que su padre estuviera un poco apartado?

Sí, para mí es fundamental. Yo siempre pienso que qué hubiese podido pasar con Carlitos si su padre no es entrenador de tenis. Si no eres entrenador de tenis, eres un padre que no sabe de tenis y tienes una figura como Carlitos que desde muy joven ya es espectacular... pues igual se te va un poquito de las manos, ¿no? A lo mejor hubiese dado mal algún paso, en la toma decisiones. Igual se lo lleva, no sé, a Barcelona por decir algo, antes de tiempo, y lo saca de aquí. Cualquier cosa hubiese podido pasar. En este caso l, Carlos ha sabido hacer todo de manera correcta. Y para mí es gran parte del éxito.

La influencia del padre en la vida de Carlos Alcaraz. N. Encabo

¿Cómo era el Carlos Alcaraz niño fuera de la pista?

De cara a su gente, más o menos igual que ahora. Sí que era muy tímido cuando empezamos con un poquito de prensa, cuando empieza a ser ya un poquito conocido. Le costaba mucho el tema de hablar, incluso el tema de las entrevistas. Le ha costado, incluso lo veo todavía a día de hoy. O cuando me ve a mí, que cuando pasa un tiempo parece que se pone un poquito nervioso. Era un chico muy sencillo, muy de sus amigos, muy de su gente y por eso a él le encanta estar aquí, para ver a su gente toda la vida. Pero no hay gran cambio al Carlos de ahora.

Eso es bueno, ¿no? Que tú mantengas cerca las amistades y tu gente de siempre. En el momento que eres una estrella mundial, me imagino que ayuda a no despegar los pies de la tierra.

Sí, totalmente. Hay una cosa que he trabajado mucho con él y de la que me siento muy orgulloso. Más allá de la parte tenística, es la parte humana. Yo ya veía venir que iba a ser algo grande. No te voy a decir que esperaba lo que ha pasado, porque esto quizá tan a lo grande no lo esperábamos ninguno. Tan rápido todo. Pero sí que hablaba con él siempre que mantuviera los pies en la tierra, que mantuviera a su gente, que mantuviera sus raíces. Al final, este mundo ya sabemos todos un poquito lo que es. Cuando estás arriba, se te arrima gente que no es de tu ámbito, gente famosilla que se quiere arrimar a ti. Y bueno, también ahí juega un papel muy importante el equipo y, por supuesto, la familia. Y yo creo que de momento lo llevan muy bien.

Kiko Navarro y Carlos Alcaraz, en una imagen de archivo.  Cedida
Kiko Navarro y Carlos Alcaraz, en una imagen de archivo. Cedida

Ahora se cumplen cinco años de la pandemia. Sé que Carlitos la pasó en la Academia de Ferrero y que no lo pasó muy bien tan lejos de la familia. ¿Qué recuerdas de aquello? ¿Hablabas mucho con él?

No, la verdad es que estaba muy aislado. El padre estuvo muy rápido porque fue a la vuelta de mi último viaje con él, de hecho, a Turquía, que hicimos final de un Futures. A los dos días de estar aquí, el padre me reúne un jueves a mí y a Álex (Sánchez), el preparador físico, un jueves. O sea, me acuerdo que si fuera hoy. Yo estaba en el gimnasio, lo hablamos y efectivamente el viernes lo llevaba a Villena porque el padre tenía claro que quería dejarlo allí mejor que dejarlo aquí en el piso encerrado. Otra decisión supercorrecta.

Pero dura también.

Sí, lejos de la familia, pero bueno, al final el padre miraría que no parase de hacer tenis, de hacer gimnasio, aunque tuviera que comunicarse con la familia desde lejos y que nadie sabía lo que iba a pasar... Nadie sabía que íbamos a estar dos meses encerrados y ese sábado fue cuando ya nos encierran. Yo lo dejé en Villena el viernes y el sábado nos encierran ya. Yo tampoco hablé mucho con él ahí. Cada uno llevó el confinamiento a su manera y todos un poco en shock. Sí hacíamos alguna videollamada con Álex (el preparador físico), que teníamos un grupito los tres. Yo sé que para él, esa parte humana de la familia fue muy dura. Por mucho que al final pudiera hacer cosas que otra gente en su casa no podía, como hacer deporte, fue duro, fue duro.

¿Cómo se toma la decisión de fichar a Ferrero?

Es una cosa un poquito más entre el manager, Albert (Molina), y el padre, está claro. Mirando la parte de lo que decíamos, de lo cercano que es Carlos, pues lo más cercano aquí era la opción de Juan Carlos (la academia de Villena está a hora y media en coche). Aquí es verdad que yo ya no tenía infraestructura para él, gente con la que entrenar, y tú no puedes parar la carrera del chaval. Entonces, apareció la figura de Juan Carlos, que sería la cosa del padre con el manager. Juan Carlos tampoco estaba con nadie y en la academia yo sé que estaban regular. Al final ahí mataba a dos pájaros un tiro, apostaba por Carlitos que era caballo ganador y si encima podía, como ha sido el caso, que se levantara otra vez la academia.

Así se fraguó el fichaje de Ferrero. N. Encabo

¿Recuerdas la primera vez que se ven Ferrero y Alcaraz?

No tengo esa imagen. Lo que está claro es que él sabría de Juan Carlos por muchos vídeos. En la época de Juan Carlos tenista o en la mejor época de Juan Carlos tenista, pues Carlitos sería muy crío. Imagino que al principio sí le impondría, pero al final también estaba yo ahí. Eso, sumado a la manera de ser que tenía Carlitos, esa inocencia que tiene, esa ignorancia para bien y para mal.. El siempre está muy bien y no ha tenido problema cuando, por ejemplo, ha viajado con la selección y no he estado ni yo ni Juan Carlos. El tío jugaba igual de bien con un capitán que apenas conocía de nada. En ese aspecto, él no transmite que él vea a una estrella y se sorprenda. Incluso cuando yo le presenté a Rafa Nadal, que es su ídolo y hemos estado varias veces con él, pues igual por dentro sí llevaría por supuesto esos nervios, esa ilusión, pero no es un chaval que vaya a transmitir esa alegría de ver a un ídolo. Ni antes ni ahora.