TENIS

El manejo de la fama, la rutina y una madurez desmedida: en las entrañas del 'fenómeno' Alcaraz

Cumple 20 años inmerso en una espiral de éxito y fama que está manejando de forma excelente. "Sigue siendo el mismo chico del pueblo", dice a Relevo un hombre de su máxima confianza.

Carlos Alcaraz, posando para La Verdad en 2013, cuando tenía diez años. /Nacho García/La Verdad
Carlos Alcaraz, posando para La Verdad en 2013, cuando tenía diez años. Nacho García/La Verdad
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Cuando uno cumple 20 años, lo normal es que tenga muchos pájaros en la cabeza. Estudiando una carrera que a saber qué deparará, buscando el amor o un sucedáneo del mismo, exprimiendo el tiempo como si la vida se acabará al día siguiente... Hay casos extraños también: gente, muy poca, que lo tiene todo cristalino, que se presenta a los ojos del mundo con una madurez impropia de su edad.

"Quiero ser uno de los mejores tenistas de la historia". Con esas diez palabras respondió Carlos Alcaraz este miércoles en Madrid cuando le preguntaron por sus sueños ahora que cumple 20 años. Obviamente todo tenista sueña con eso. El caso con Carlitos es que él lo ve como un objetivo factible. "En esa vida hay que soñar y pensar en grande", dice. ¿Por qué no? Argumentos no le faltan.

"Su familia le recuerda que no por ser mejor tenista eres más que nadie. Lleva muy en bandera la humildad"

Juanjo López Médico de Carlos Alcaraz

Alcaraz (5 de mayo de 2003, El Palmar) inaugura este viernes su tercera década convertido en ídolo mundial, imaginándose junto al Big Three en los libros de historia e inmerso en una espiral de éxitos y fama que no es nada fácil de digerir. Es un pilar fundamental en la estrategia de futuro de Nike, le patrocina Rolex, se ha embolsado ya más de 20 millones de euros y todas las estrellas quieren hacerse una foto con él, desde Jimmy Butler a Vinicius. Él, ajeno a todo, sigue engullendo rivales, algunos directamente sin masticar. Ha levantado ya nueve títulos y la barriga no se llena.

Alcaraz cumple 20 años. ALEJANDRO CORRAL

Su médico: «Su madurez no es nada habitual»

"Soy un chico muy ambicioso que no quiere perder ni a las canicas. No me voy a cansar de ganar", responde el murciano. Sólo así, con actitudes desmedidas, acompañadas de un talento brutal y una ética de trabajo estajanovista, se consiguen hitos como ser el número uno más joven de todos los tiempos.

"Carlos es un chico totalmente normal, pero muestra una madurez innata en momentos en los que es muy complicado tenerla, tanto en la pista como ante los medios", cuenta a Relevo Juanjo López, su médico y el integrante más antiguo de su equipo. Lleva con él desde 2011. Después fueron llegando Albert Molina, Juan Carlos Ferrero, Juanjo Moreno -que forman el núcleo duro- y el resto de entrenadores, fisios y preparadores. "La madurez de Carlos no es habitual, no es nada habitual".

Alcaraz juega como si llevara una década compitiendo en el circuito. Salva situaciones de peligro con las tablas de un adulto. Se las sabe todas. Sus rivales le temen. Los aficionados aplauden. En un Mutua Madrid Open que se quedó cojo sin Nadal y sin Djokovic, sólo él llena la pista central. Pero cuando los focos se apagan, la vida sigue siendo la misma.

"A mí me está sorprendiendo la madurez que está demostrando ahora. De pequeño era maduro en la pista, pero fuera tenía sus desórdenes".

Kiko Navarro Primer entrenador de Alcaraz

"Carlitos tiene un corazón tremendo, valora mucho su rutina, su pueblo, su equipo, su familia, sus amigos... No ha cambiado nada respecto a lo que es. Sigue siendo el mismo chico del pueblo", añade Juanjo López. "En el manejo de la fama influye mucho la familia y ellos tienen los pies totalmente en el suelo. Le recuerdan que no por ser mejor tenista eres más que nadie. Lleva muy en bandera la humildad, pero no porque se lo hayan dicho sino porque es la educación que le han dado en casa".

«De pequeño tenía desórdenes fuera de la pista»

Otra de las personas que mejor conocen a Carlitos es Kiko Navarro, su entrenador desde los cuatro años hasta que ingresó en la academia de Ferrero con 15 años. "A mí me ha sorprendido mucho la madurez que está demostrando ahora. De pequeño era muy maduro en la pista, era muy inteligente y superior al resto", comenta. "Pero fuera de la pista era uno más. Sus problemas venían fuera de la pista porque tenía sus desórdenes y había que estar muy encima de él para muchas cosas".

Kiko Navarro y Carlos Alcaraz.  Cedida
Kiko Navarro y Carlos Alcaraz. Cedida

Por eso, añade Kiko Navarro, alucina cómo está gestionando el tsunami de emociones y cambios en el que vive instalado Alcaraz desde hace un año. "Parece que lleva toda la vida profesional y apenas lleva dos años en el circuito".

El caso es que Alcaraz ha ido quemando etapas a un ritmo vertiginoso. Irrumpió en la élite siendo un niño, se coló en el top 100 con 18 años recién cumplidos y llegó al top 10 unos días antes de cumplir 19. Apenas unos meses después se convirtió en el mejor tenista del planeta. El número uno más imberbe.

"Para conseguir algo que nadie ha conseguido antes tienes que hacer cosas que nadie ha hecho antes", decía recientemente Boris Becker, tenista precoz donde los haya, campeón de Wimbledon con 17 años. "Y tienes que estar un poco loco". Alcaraz ha llegado a cotas nunca antes vistas.