TENIS

El sacrificio que hizo Ferrero para ser el entrenador de Alcaraz: "Él sabe que no se le iba a pagar como un top"

Albert Molina, agente de Carlos Alcaraz, contó cómo el valenciano comenzó a trabajar con el campeón de Roland Garros.

Ferrero, Alcaraz y Albert Molina, en Roland Garros. /
Ferrero, Alcaraz y Albert Molina, en Roland Garros.
Equipo Relevo

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Su figura siempre aparece en las gradas imantada a la de Juan Carlos Ferrero. Con gorra y gesto serio, lleva toda la vida junto a Carlos Alcaraz. Se llama Albert Molina y es el agente del tenista. Como el entrenador y el deportista, está saboreando la gloria de París, el prestigio que envuelve al murciano tras ganar Roland Garros. El premio a un reto que supo ver cuando Carlitos sólo tenía 13 años. A esa edad, Albert Molina vio que aquel molde de tenista era un diamante. "La primera vez que lo vi jugar tenía 13 años. Con 11 ya había oído hablar de él, había visto algún partido, pero a los 12 años le hago más seguimiento. Me desplazaba a diferentes ciudades de España donde se disputaban los torneos y me empezó a sorprender", confesó en El Partidazo de Cope.

Alcaraz sobre lo ya conseguido y su futuro deportivo. RELEVO

Antes de convertirse en agente de Alcaraz, encaró un proceso de persuasión con la familia para convencerles de su proyecto y sus planes: "Empecé a hablar con Carlos padre porque Carlitos era un niño. Comencé a acercarme a él, a decirle que su hijo tenía mucho talento y que una de las cosas que me gustaría sería la de empezar a trabajar con él. Al principio tenía dudas, él estaba sorprendido, tener un representante con 12 años... Pero al final al padre le convenció el proyecto".

¿Qué fue lo que le sedujo? La clave fueron las luces largas, la mirada hacia el futuro. Albert Molina lo explica así: "Con 13 años o 14 nuestro trabajo es más un apoyo a nivel logístico, de información. Aunque Carlos padre es una persona con mucha experiencia en el tenis, porque fue jugador y entrenador. Pero siempre es bueno tener a una persona fuera, que tiene una visión diferente a nivel deportivo, para consensuar y programar la estructura deportiva de Carlos en ese momento. Que con 13 años es fácil, pero luego se va complicando. Empiezo a trabajar con Carlos a los 13 años y a los 15 tomamos la decisión de ir a buscar a un entrenador top como Juan Carlos Ferrero".

Y ahí cambió todo. En esa decisión de Albert Molina de intentar el fichaje de Juanki. La empresa no era sencilla porque el valenciano, en esos momentos, era el entrenador de Zverev, curiosamente el rival de Carlitos en la final de Roland Garros. "Yo hacía tiempo que le decía que tenía un chaval de 14 años al que le veía cosas diferentes. Y hablamos de cómo ir introduciendo a Carlos en la academia puntualmente porque era un plus en cuanto a entrenamientos, a técnicos. Por esa época, Ferrero estaba entrenando a Zverev y tampoco podía tirarle mucho la caña. Aprovechando que con el tiempo acabaron la relación, fue cuando entonces nos sentamos con Ferrero y Cascales y salió la propuesta. Yo tenía mis dudas porque venía de entrenar a Zverev, que estaba 3º del mundo y tenía propuestas de jugadores top. Y yo iba con una propuesta de un jugador de 15 años, para que se fuera a jugar los juniors a Sudamérica y torneos por Europa de categoría que no era de primer nivel, a lo que estaba acostumbrado Juan Carlos Ferrero. Al final él ya lo había visto, vino a Murcia, le vio competir, se convenció del proyecto, le gustó y empezamos a trabajar".

¿Y cómo un adolescente como Alcaraz en ese instante puede pagar a un entrenador de élite como Ferrero si aún no genera lo suficiente? Molina, que lleva 19 años trabajando en IMG, apunta que todos pusieron de su parte: "Yo hablo a mis jefes, le digo que en España hay un chaval con una proyección buena y desde Estados Unidos me dan el OK. Con una parte del dinero ayudamos nosotros y otra parte Ferrero. Él hace el esfuerzo e invierte en futuro. Cuando acepta y empieza a trabajar con Carlos, es consciente de que no va a ingresar ni se le va a pagar como Ferrero, como entrenador de un top. Juan Carlos invierte en futuro. Y como tenemos muy buena relación... Esto se basa mucho en las relaciones personales. Invertir en el futuro es bonito en el momento pero luego te puede fallar la gente. Pero Juan Carlos y yo tenemos buena relacion y sabíamos que lo que pactábamos luego se cumpliría. Y luego la familia ha sido muy noble y siempre cumplió con lo que se habló".