Carlos Alcaraz se la pega ante Casper Ruud y se complica la vida en las ATP Finals

Está Carlos Alcaraz como el Pala Alpitour de Turín: con las luces apagadas. Sentado en la silla, cabizbajo, pega un sorbo de agua y mira al vacío. Se levanta y se dirige al fondo de la pista. Le toca sacar y pide una bola. Pero según la coge con la mano, la devuelve y regresa a la silla: el murciano, que arrastra un buen resfriado, está tan despistado que ni se ha dado cuenta de que le toca estrenar una raqueta. Hay bolas nuevas.

Para que el cordaje esté vivo y tenso, Alcaraz cambia siempre de raqueta cada vez que se abren nuevas latas de pelotas, es decir, cada siete juegos. Pero esta vez le ha pillado a contrapié. Ni él mismo se puede creer que el primer cambio de raqueta sea con el primer set ya terminado. Pero sí: Alcaraz ha perdido el parcial inicial ante Casper Ruud por 6-1 en 35 minutos y está contra las cuerdas.

El murciano lucha y resiste. "Punto a punto, no pienses más allá", le grita desde el banquillo Juan Carlos Ferrero. Su pupilo obedece y se tranquiliza. Y empieza a rugir: por fin, después de desaprovechar cinco pelotas de break en un primer set fatídico, el español encuentra su sitio, rompe con una volea antológica a Ruud y se coloca 4-2 y servicio. Ferrero esboza una pequeña sonrisa y Alcaraz sonríe: ha encontrado el camino.

Pero enseguida se vuelve a desviar. Alcaraz tiene 5-2 y después un 5-3 y servicio para forzar el tercer y definitivo set. Lo acaricia, pero se le funden los plomos: un parcial de cinco juegos y del noruego acaba con el partido (6-1 y 7-5) y enciende las alarmas en el banquillo del campeón de cuatro grandes.

Es una derrota durísima para Alcaraz. Ahora mismo ni dos victorias en las dos siguientes jornadas le aseguran el billete a las semifinales de las ATP Finals. El miércoles se enfrentará al perdedor del partido que juegan esta noche Alexander Zverev y Andrey Rublev y necesitará un triunfo holgado para llegar al viernes con opciones: en el formato de fase de grupos, una derrota en dos sets y con apenas seis juegos ganados es una malísima noticia.

"Todo el mundo sabe lo bueno que es Carlos como jugador. Nunca le había ganado, así que estoy feliz de haberle podido ganar al menos una vez", ha indicado Ruud, que llegaba al torneo después de cuatro derrotas seguidas.

Alcaraz, que lleva varios días resfriado, quiere convertirse esta semana en el tercer español en ganar el torneo de Maestros después de Manuel Orantes (1976) y Álex Corretja (1998). Además, aspira a llevarse el mayor premio de la historia del tenis masculino: un cheque de 4,8 millones de dólares. El año pasado, en su primera participación (en 2022 cayó lesionado), perdió en semifinales con Novak Djokovic.