La natación española busca emerger: "Necesitamos nuestro Pep Guardiola"
España es una potencia mundial en waterpolo y sincronizada, pero lleva décadas estancada en la natación.
En un centro español de alto rendimiento, dos entrenadores de natación acceden a la piscina. Desde fuera del agua, entre olor a cloro y silbatos constantes, observan cómo un grupo de nadadores se exprime al máximo. Al rato, uno comenta: "¿Has visto qué tiempazos?". El otro, menos optimista, o al menos más cauto con lo que ve, advierte: "Sí, ¿pero con cuántas brazadas? ¿Cuántas patadas? ¿Con qué frecuencia? Porque si todos esos datos son erróneos, el tiempo no sirve de nada".
En España, donde el waterpolo y la sincronizada son sinónimo de éxito, la natación lleva demasiado tiempo estancada. Desde Amberes 1920, los primeros Juegos en los que participaron nadadores españoles, hace más de un siglo, nuestro país ha conseguido ocho medallas olímpicas, las mismas que Grecia y una cifra muy similar a Ucrania, Rumanía o Zimbaue. Algo pasa.
Obviando a Australia y a Estados Unidos, dominadores absolutos bajo el agua, países como Italia, Francia o Reino Unido superan nuestro medallero con creces —entre los tres se han colgado 137 metales olímpicos—. Pero eso no es todo. Con poblaciones muy inferiores a la nuestra, Suecia, Países Bajos o Hungría también han ganado mucho más —38, 58 y 73 medallas respectivamente—.
El dato es preocupante, sí, pero más aún si se observa que la mitad de los metales obtenidos por España han sido obra de una sola persona: Mireia Belmonte. David López-Zubero, Sergio López Miró, Martín López-Zubero y Nina Zhivanevskaya consiguieron las demás. Es decir, en algo más de un siglo, solo cinco nadadores españoles han conseguido una medalla olímpica.
"En el pequeño club en el que yo entrenaba en Inglaterra, a las afueras de Manchester, tenemos cuatro medallistas olímpicos, casi los mismos que España. ¿Cómo es posible?". Quien habla al otro lado del teléfono es el irlandés Sean Kelly, director de alto rendimiento de la natación española desde hace dos años y el técnico que, al comienzo de este texto, recomendaba a un colega no fijarse únicamente en los tiempos.
"Falta hacer más énfasis en la eficiencia y menos en el trabajo duro o el esfuerzo... ¡Eso ya lo hacen todos!"
Director de alto rendimiento de la RFEN"En España no falta talento", advierte en un castellano que promete mejorar. "El problema es general, no solo de nadadores. Tenemos que poner el foco en los técnicos, en que se formen y aprendan técnicas más allá del trabajo duro y el esfuerzo. Nos centramos demasiado en eso y es algo que no te diferencia de nadie, ¡todo el mundo trabaja duro! Tenemos que atender a la eficiencia, la técnica y la destreza específica de cada movimiento. Eso y aprender a disfrutar en el agua".
Inglaterra y la Premier League como ejemplo
Tras más de dos décadas al frente del Stockport, club en el que dirigió a varios medallistas olímpicos, Kelly llegó a España en agosto de 2020, más de un año después de que la Federación Española (RFEN) relegara a su predecesor en el cargo —Albert Tubella— por los pobres resultados en el Open de España, clasificatorio para los Mundiales de natación. "Es el mayor reto de mi vida", aseguró el británico. "Quiero que la natación española se convierta en una referencia".
Para ello, Kelly tiene claro el espejo en el que mirarse. "Queremos hacer lo que Pep Guardiola y otros técnicos españoles han hecho en el fútbol inglés", explica. "Allí, los entrenadores locales no son muy buenos, es una realidad. Ningún inglés ha ganado nunca la Premier League, por ejemplo. Han tenido que venir desde fuera para enseñar cosas nuevas".
"España necesita formar a sus técnicos. Nosotros pasamos por ello y ahora tenemos un modelo de éxito"
Director técnico de la selección italiana de nataciónEn natación sucede algo similar, pero a la inversa. "Reino Unido, Australia o Estados Unidos siempre han dado entrenadores más exitosos que España. Ojalá fuera diferente, pero es la realidad. Ningún técnico español ha ganado nunca una medalla olímpica. Y es lo que queremos cambiar".
Desde Italia, donde sí se han alcanzado cotas mayores —22 medallas olímpicas en lo que va de siglo—, Cesare Butini, director técnico de la selección absoluta cree, como Kelly, que la solución española pasa por la formación de los técnicos. "En 2009 atravesamos un cambio estructural y todo aceleró desde entonces. Ahora tenemos más centros, más enseñanza y una mejor situación para formar a todos los técnicos del país", declara por teléfono a Relevo. "Es lo que creo que debería hacer España. No nos podemos permitir el lujo de abandonar o dejar escapar el talento".
"Sería imperdonable", añade el irlandés desde España. Por ello, desde su llegada hay ciertos aspectos en los que se ha evolucionado. "Tenemos un programa con el que formamos en el alto rendimiento a 12 entrenadores jóvenes cada temporada. Dos de ellos aprenden todo un año junto a Ben Titley (entrenador de Mireia Belmonte y uno de los más exitosos del mundo) y otros dos con Rob Greenwood. Es importante que aprendan nuevos métodos de entrenamiento. Aquí siempre se ha mirado el volumen de trabajo, el esfuerzo, pero necesitamos mejorar la técnica, las salidas, los virajes, las brazadas... Hacer menos más y más mejor".
NADADORES FEDERADOS, POR AÑO
En España, talento hay. Solo hace falta mirar a las categorías inferiores para comprobarlo: el año pasado, Carlos Garach, de 18 años, y Emma Carrasco, de 17, se proclamaron campeones del mundo júnior en los Mundiales de Lima. "Eso, por desgracia, no significa nada", lamenta Kelly, sabedor de la dificultad que implica el salto a categoría absoluta.
Además, los éxitos juveniles de los nadadores pueden ser un arma de doble filo. "En España me he dado cuenta de que tenemos un problema", advierte el irlandés. "En mi opinión, no sé si otros lo verán igual, les pedimos mucho a los jóvenes deportistas, hasta el punto que esa dureza y esa exigencia tan temprana, todavía como juniors, termina por quemarlos".
"Está muy bien ganar el campeonato del mundo en sub-19, pero a nadie le importa... ¡Todos queremos ganar el Mundial!"
Director de alto rendimiento de la RFENAsí, obsesionado en alargar la vida deportiva de los nadadores españoles, Kelly tiene muy claras sus prioridades. "Prefiero mil veces que nuestros nadadores tengan menos éxito como juniors y más en categoría absoluta. Está muy bien tener éxito a esas edades, pero no es el final del trayecto", remarca. "Está muy bien ganar el campeonato del mundo de fútbol en sub-19, pero a nadie le importa. ¡Todo el mundo quiere ganar el Mundial!".
Para colmo, además, el enemigo, muchas veces, está más cerca de lo que uno imagina. "Al poco de llegar aquí me di cuenta de que, a edades tempranas, los mejores nadadores, los más altos, los más fuertes, acaban pasándose al waterpolo", relata, consciente de que la altura media de España —1,76 metros— es un hándicap para competir con otros países bajo el agua. "Es una faena, pero tenemos que convivir con ello. Entiendo a los que se van al waterpolo. Son un grupo súper exitoso y con una reputación que nosotros todavía no tenemos".
El objetivo, claro, es marcar a fuego ese todavía. El cambio lleva su tiempo, sí, pero ya está en camino. O eso promete Kelly. "Si tenemos en los dos próximos años alguien como Mireia Belmonte, o como Hugo González, si me apuras, todo el mundo dirá que lo estamos haciendo bien, y no tiene por qué. Lo que necesitamos es pasar de los nueve que fuimos a Tokio a ser 18 o 20 atletas en estas citas. Ahí se verá que la natación española va hacia algún lado", explica. Y sentencia, con un hilo de esperanza en la voz, ya acomodada en el inglés: "Creo que estamos progresando y tengo ganas de ver grandes actuaciones en París, pero estoy convencido de que será en Los Ángeles 2028 cuando España volverá a agitar el avispero".