JUEGOS PARALÍMPICOS

La Villa Paralímpica no es el Mercadona: no se liga, aunque sí se gasta

Relevo ha dado un paseo por la Villa Paralímpica y esto es lo que ha comprobado: 54 hectáreas, 72 edificios y muchas curiosidades.

Atletas australinaos en la Villa Paralímpica de París. /AFP
Atletas australinaos en la Villa Paralímpica de París. AFP
Andrea Robles

Andrea Robles

París.- La Villa Paralímpica de París 2024 ocupa 54 hectáreas y el espacio de lo que antes fue el megaproyecto de la Cité du Cinema que fracasó. Es una pequeña ciudad de 72 edificios en la que caben 3.500 personas. Ya dio cobijo a los deportistas olímpicos y se enorgullece de ser accesible y sostenible. En ella se encuentran prácticamente todos los deportistas que compiten en los Juegos Paralímpicos (alrededor de 4.4000) además de miembros de las delegaciones e incluso jueces de tenis en silla de ruedas.

A un grupo de juezas nos acercamos para preguntarles qué hay de cierto en eso de que en la Villa se liga. Y primera decepción: la organización les prohíbe mezclarse en la Villa con los atletas. Tampoco han visto nada al respecto. "No tengo ni una pista de que suceda", responde Marion, que explica que no pueden ir al beach club de la Villa. Tampoco hay ligoteo para ellas: la mayoría de los árbitros son bastante mayores que ellas.

Empeñados en saber si en la Villa hay movimiento como en un Mercadona a las siete de la tarde, nos dirigimos directamente al pequeño supermercado francés de la esquina, que es uno de los sitios a los que sí puede acceder la prensa sin una invitación especial (estas se suelen reservar para personalidades y familiares). No hay piñas, sí algunas mochilas tiradas de precio del equipo francés.

Al otro lado, se encuentra una tienda oficial de París 2024. Et voilá, está llena. "Hay deportistas que vienen incluso tres veces al día, y muchos llegan y compran cien artículos, creo que hacen la compra para toda la delegación", explica una de las vendedoras. En estos momentos hay descuentos interesantes, por ejemplo, en los peluches de Phryges (puedes conseguir uno de 15 centímetros por 10 euros) y algunas camisetas están al 50% de su precio original. Los pines, grandes estrellas del intercambio entre los acreditados, no tienen descuento…

Muchos atletas pasan tres veces al día por la tienda, según sus vendedoras. GETTY
Muchos atletas pasan tres veces al día por la tienda, según sus vendedoras. GETTY

"Hay deportistas que vienen incluso tres veces al día, y muchos llegan y compran cien artículos"

Vendedora

Pero si buscas pines, basta con darse un paseo por la Village Plaza. Está en el centro de todas las instalaciones de la parte más exterior de la Villa (a la que sí se puede pese a no ser deportista) y tiene una pantalla gigante y sillas de estilo playero para ver las competiciones. Por ahí confluyen deportistas, invitados, voluntarios... y hay muchos intercambios de insignias paralímpicas.

Además de la tienda oficial, que es un ir y venir de compradores,al lado se encuentra la del móvil que patrocina París 2024 y que los deportistas han viralizado a través de sus tiktoks. En ella, los deportistas, y solo los deportistas, pueden conseguir unos pines especiales que ha creado la marca para la ocasión y que en la tienda de los Campos Elíseos sí pueden coleccionar el resto de los mortales.

Más allá de alguna sonrisa tonta con el vendedor, no hay avistamientos de coqueteos. Así que vamos al otro extremo de la plaza, donde se encuentra un salón de belleza.

"Hemos estado muy ocupados estos primeros días, hemos llenado las reservas todos los días", nos cuenta Molly, de P&G. En poco más de una semana han recibido 648 clientes. "Los atletas masculinos acuden especialmente para recortarse la barba o una terapia capilar de Gelato. Las mujeres quieren maquillaje, el pelo con un blow-dray, intuyo que para las ceremonias o compromisos, y también trenzas para competir". Conclusión: ponerse, se ponen guapos los deportistas… ¿Y entonces dónde se liga?

Al lado de la peluquería hay un edificio que cuenta, entre otras cosas, con una habitación-piloto que hace las delicias del Instagram de los que se acercan, los cuales se sorprenden al ver cómo es la cama en la que duermen los paralímpicos. Bautizadas como 'camas antisexo' porque su estructura es de cartón, en realidad aguantan 240 kilos.

Nos encontramos con el atleta británico Daniel Sidbury y le preguntamos si se da mucho uso a las camas (guiño guiño): "No que yo sepa, pero bueno… igual es porque yo estoy casado", admite.

En ese mismo centro hay una oficina de Correos en la que vemos cómo la baloncestista Vicky Alonso anima a unos amigos a que se hagan un sello conmemorativo con su fotografía. Confirmamos que también se puede si no eres deportista.

En el mismo edificio encontramos un 'centro cultural' según un cartel en la entrada. Llama la atención que al entrar resulte que es una Fnac.

Vamos a la cafetería, pero no hay jaleo. En cuanto a la gastronomía, los muffins de chocolate siguen siendo el producto estrella de la cafetería del edificio y un voluntario nos confirma que dentro también. Por el módico precio de 3'5 euros gozarán tus papilas gustativas. Recomendamos hincharse a magdalenas hipsters antes que comprarse una ensalada de pasta dura: te costará casi 20 euros si le sumas un refresco y no lo disfrutarás igual.

En el interior de la Villa hay cajero, guardería, 12 lavanderías, y un dentista. Además, en el caso de los paralímpicos está el servicio de reparación de sillas y prótesis. Y también hay instalaciones deportivas: un enorme gimnasio de 3.000 metros cuadrados abierto las 24 horas del día y varios pabellones con pistas de entrenamiento para deportes como el baloncesto, esgrima, o la halterofilia.

Pero, al menos en la parte exterior, la que está abierta a los periodistas, no atisbamos flirteos por más que paseamos sin rumbo. Finalmente, preguntamos a alguien de la delegación española que nos confirma nuestras peores sospechas: "Nada, yo creo que al principio la gente está más centrada en competir. A ver si se desmadra todo un poco cuando pasen unos días". Parece que en la Villa no se liga como en el Mercadona, pero gastar, se gasta.