Un paseo alrededor del Sena confirma el estigma que comenzó en los Juegos Olímpicos: "No sabes lo que hay ahí adentro"
Tras algunas intoxicaciones de deportistas, parece que solo la alcaldesa ha repetido baño en unas aguas que han sido el principal problema de París 2024.
París.- Parisinos y turistas aprovechan los últimos coletazos del verano para pasear por la orilla del Sena. Es jueves y se anuncian tormentas en los próximos días. Es más, unas lluvias torrenciales han obligado a unificar las jornadas del triatlón Paralímpico en un solo día.
El sol aprieta, algunos toman el sol y prescinden de algunas prendas para evitar el calor. Sin embargo, no hay nadadores en el río de la capital, pese a que el Ayuntamiento mantiene que sus aguas son adecuadas para el baño.
En los últimos días, sólo se ha visto por allí a la alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo. En la víspera de la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos, la gaditana volvió a darse un chapuzón para demostrar que no hay peligro para la salud de los bañistas y de los deportistas.
"A partir del año que viene, nadar en el Sena se convertirá en una parte esencial del verano parisino", decía en su cuenta de Facebook.
Durante los Juegos Olímpicos hubo intrépidos, como la alcaldesa, que se bañaron en un río que ha estado un siglo cerrado al público por los secretos y bacterias que ocultan sus aguas dulces. Después, llegaron los primeros triatletas que enfermaron tras participar en la competición y, pese a las elevadas temperaturas de las últimas jornadas, los franceses han preferido recurrir a otros métodos para refrescarse.
"Pienso que está muy sucio, no podría nadar aquí. No sabes lo que hay dentro del Sena. No es salubre", cuenta Nadia a Relevo. Ella y sus amigas charlan sentadas en las sillas de playa que se encuentran a orillas del Sena.
Muy cerca de ella está Nicolás, tomando el sol a pecho descubierto en solitario. Francia se ha gastado 1.400 millones de euros en limpiar el río de su capital, pero el francés pone en duda los resultados. "No, no estoy seguro de que esté limpio…", contesta a la pregunta de si él se bañaría.
No todos son de la misma opinión. Algunos confían en los protocolos de limpieza del gobierno, como es el caso de Víctor, a quien además le fascina ver a triatletas compitiendo en uno de los emblemas de la ciudad. "Han hecho un esfuerzo por limpiarlo, creo que es una gran idea".
Su amigo Valentín le contradice: "A mí me gusta la idea, es impresionante, pero no me bañaría, pero hay que confiar en ellos". Están paseando en la orilla cercana al Louvre para encontrarse con unos amigos.
Seguimos paseando por el Sena. En estos momentos los únicos que surcan sus aguas son las embarcaciones que hacen tours a bordo. "Estamos recibiendo muchas visitas, también durante los Juegos Paralímpicos, se nota que ha venido gente a verlos", asegura Serge, uno de los trabajadores de una de las empresas que cada día fletan decenas de barcos para el disfrute de los 40 millones de turistas que cada año recibe la capital francesa.
Desde Ucrania, Diane y Julia pasan unos días alejadas de lo que sucede en su país natal. "Nosotros tenemos muchos ríos como el Sena y nos bañamos en ellos, y he oído que lo han limpiado... Pero yo no me bañaría aquí", niega Diane. "Nunca me he bañado en este río, ni lo haré, sé que lo han limpiado y que han hecho lo mejor que han podido… pero…", objeta Julia.
776 kilómetros de río dan para mucho paseo, ya sea a pie en la orilla o surcándolo en barca. Pero los triatletas solo recorrerán 750 metros. Sin embargo, en esa breve distancia es imposible que no traguen un agua que ha provocado indigestiones en los olímpicos que participaron hace un mes allí y que preocupa a triatletas y espectadores.
"No está limpio, no creo que nunca haya estado limpio y no sé por qué han decidido hacerlo aquí", se pregunta Sasha. Está sentada al borde del muelle con su amiga Maloi, que confirma que el estado del Sena es también la comidilla de los franceses. "Hace dos minutos estábamos hablando de ello, que nunca nadaríamos aquí".