La estafa del vaso sostenible en los Juegos Olímpicos de París que explica la foto de Ceccon durmiendo en el césped
La imagen del nadador italiano en un parque se ha viralizado.
París.- Cuando se ve al nadador italiano Thomas Ceccon durmiendo sobre el césped y al aire libre porque su habitación en la villa olímpica de París 2024 es un infierno, otras imágenes se suceden tras diez días de Juegos: la falta de suficientes proteínas en la comida que se le ofrece a los deportistas o el fabuloso negocio de la bebida y comida que se le vende a los espectadores.
Italian gold medal-winning swimmer Thomas Ceccon sleeping next to park bench. He complained about the lack of A/C and noise inside the athletes village. pic.twitter.com/xQADZ37T4h
— SAINT (@saint) August 4, 2024
"No hay aire acondicionado, hace mucho calor, la comida es mala", escribió Ceccon, una de las figuras de los Juegos, en sus redes sociales. "Esto no pretende ser una excusa ni una coartada, todos estamos viviendo las mismas situaciones y estamos en las mismas condiciones, pero es algo que probablemente mucha gente no sepa y es justo contarlo", añadió el oro de los 100 metros espalda en París 2024.
La foto surgió de casualidad. El remero saudí Husein Alireza se encontró con Ceccon sumido en un profundo sueño y tomó la imagen, que se viralizó en la red social Instagram. No fue la mejor de las noticias para la Federación Italiana de Natación (FIN) que en declaraciones a la agencia de noticias ANSA intentó quitarle entidad al asunto: "Fue solo una pequeña siesta".
Mucho más que una siesta
Pero es mucho más que una siesta. Todo descansa en la gran obsesión de París 2024, compartida por el Comité Olímpico Internacional (COI): ser los Juegos más sostenibles de la historia, llevar la huella de carbono al nivel más bajo posible. Así, el aire acondicionado, la carne y las botellas de plástico son tres de los grandes enemigos.
"Nuestro objetivo es generar una huella de carbono un 50 por ciento menor a la de los Juegos de Londres 2012", dijo a Relevo Pierre Rabadan antes del inicio de París 2024. Exinternacional de rugby, Rabadan es el vicealcalde de París y está directamente a cargo de supervisar desde el ayuntamiento todo lo relacionado con los Juegos.
"Nuestro objetivo es generar una huella de carbono un 50 por ciento menor a la de los Juegos de Londres 2012"
Vicealcalde de París"Trabajamos en toda la cadena alimentaria para reducir la huella de carbono de la comida en la villa de deportistas, pero también en las áreas de comidas de los espectadores. Combatimos los plásticos de un solo uso. Es fácil hacer líos desde la organización sin preocuparse por la sostenibilidad", añadió Rabadan.
Y es fácil hacerlos sin preocuparse por ella, podrían decir muchos de los deportistas, inmersos todos en el marco de que los Juegos franceses sean los primeros organizados enteramente bajo los cánones de la Agenda 2020 del COI. ¿Qué buscaba y buscan las sucesivas actualizaciones de esa agenda? Juegos menos onerosos, evitar los elefantes blancos y reconocer el cambio climático como un problema que también incumbe al olimpismo.
La ola de calor de 2003
Cuando Thomas Bach, el alemán que preside el COI, comenzó a impulsar esa Agenda 2020 gracias a haber sido elegido presidente en la sesión celebrada en 2013 en Buenos Aires, se habían cumplido diez años de una tragedia de la Francia moderna: la ola de calor de agosto de 2003, que en las dos primeras semanas de ese mes se llevó 15.000 vidas.
Un año más tarde, la Asamblea Nacional francesa presentó un informe en el que se explicaba todo lo que Francia no hacía bien ante una realidad ineludible: el cambio climático implica que en Francia hace más calor y con más intensidad que antes. De esa ola de calor fueron víctimas miles de ancianos alojados en residencias geriátricas no preparadas para esas temperaturas.
Veintiún años después de aquella ola de calor mortífera y diez años después de aquel informe, el aire acondicionado sigue siendo una rareza en Francia y en buena parte del centro de Europa. Más allá de las huellas de carbono y la sostenibilidad, la ausencia de climatización adecuada es cultural: por décadas y décadas no fue necesaria, y así se lo sigue viendo, es evidente en el transporte público parisino. Por eso, más allá de la huella de carbono, tampoco se contempló el aire acondicionado en la villa olímpica.
Un gurú de la natación y medallista olímpico habla claro de la Villa.
— Relevo (@relevo) August 5, 2024
💬 "Un desastre, lo mejor son los muffins de chocolate".
📌 Sergi López, bronce en Seúl 88 y entrenador de numerosos medallistas olímpicos, no se corta en Relevo.
✍️ @super_martinez https://t.co/QEK90xTBBE
Una villa olímpica sin aire acondicionado
"Hacía 35 grados y no había aire acondicionado, por el tema de que sea de bajo costo, que no contaminen y la verdad que no podés dormir con 35 grados", criticó Santiago Gómez Cora, entrenador del Seven de rugby argentino, tras la prematura eliminación de su equipo.
"Los chicos no durmieron las dos primeras noches. Había unos ventiladores ecológicos que enfriaban menos que nada", añadió el argentino. Si a cualquiera le cuesta trabajar o estudiar tras una noche en la que no se durmió bien por el calor, ¿qué se puede esperar del efecto sobre unos deportistas de alto rendimiento?
«La comida es mala»
¿Y si además la comida no es buena? Ahí entra en acción otra vez el italiano Ceccon, que a esta altura no debe ser el personaje más simpático para Tony Estanguet, tres veces oro en canotaje olímpico y jefe del comité organizador de París 2024.
"No hay aire acondicionado, hace mucho calor y la comida es mala. Muchos atletas abandonan la villa olímpica por eso, así que en ese aspecto no es genial. Pero el resto está bien. Normalmente, cuando estoy en casa, siempre duermo por la tarde. Aquí me cuesta mucho soportar el calor y el ruido", dijo Ceccon hace unos días.
Lo de la mala comida en una villa en la que se sirven 40.000 a diario es una crítica general. El diario británico The Times destacó que el equipo olímpico de su país se abastece en parte de sus propios menús y que incluso se llevó un chef a París: "No hay pollo, huevos ni comida rica en proteínas".
"No hay aire acondicionado, hace mucho calor y la comida es mala. Muchos atletas abandonan la villa por eso"
Medalla de oro en 100 metros espalda"Nuestros atletas han decidido que prefieren comer en nuestro pabellón de alto rendimiento de Clichy, así que tenemos que traer a otro cocinero porque la demanda supera con creces lo que pensábamos", reveló Andy Anson, director ejecutivo del Comité Olímpico Británico (BOA).
"Los atletas no solo van allí a comer, sino que preparan comidas para la cena porque no quieren ir al comedor de la villa a comer. Así que intentamos que nuestros atletas se beneficien de tener más comida. Ese es el principal problema en este momento", apuntó Anson.
Que la carne se sirva "cruda", cosa que también destacaron los del Reino Unido, es otro asunto, tiene ya que ver con una brecha cultural-gastronómica entre como debe cocinarse o asarse la carne: lo que es aceptable y normal para franceses y españoles es inconcebible para británicos y argentinos.
Un menú poco con poca proteína
Gómez Cora apuntó en el mismo sentido que los británicos: la comida que se ofrece en la villa olímpica está más cerca de lo vegetariano que de una oferta equilibrada para deportistas y con proteínas. Otra vez: esto está relacionado con el objetivo de una huella de carbono lo más baja posible.
"No podés venir de alto rendimiento, acostumbrados a ciertos estándares, y pasar de golpe a dormir en una cama de cartón, hacer colas para comer o que no haya la comida apropiada y no puedas comer proteínas la semana previa a la competencia", comentó Gómez Cora.
La previsión para los Juegos es que se sirvan 13 millones de comidas con un 50 por ciento de emisiones de carbono respecto a las comidas típicas francesas, señaló la prensa especializada francesa. ¿Cómo lograrlo? "Aumentando el uso de ingredientes vegetales y abasteciéndose localmente del 80 por ciento de los alimentos. Además, se ha hecho especial hincapié en minimizar el desperdicio de alimentos y el uso de plásticos".
Los juegos olímpicos más sostenibles de la Historia, los que han convertido París en una ciudad más caminable, ciclable, verde y saludable en los últimos 10 años, van a venir sucedidos por unos JJOO 2028 en... Los Ángeles.
— Jose Cáceres 🐉 (@pep_caceres) July 30, 2024
Los de París deben ser Juegos "verdes", y para ello, el gobierno y la organización pusieron todos sus recursos e influencias en acción. Se apuesta a la "economía circular", que se resumen en "reducir, alquilar y reutilizar" recursos y a proyectos en África y Francia para generar créditos de huella de carbono que les permitan llegar al objetivo final de 1,58 millones de toneladas métricas.
Esa jerga técnica y no sencilla de comprender esconde las razones de que la comida de la villa olímpica reciba tantas críticas: hasta la gimnasta Simone Biles dijo que allí no se come como "en la Francia verdadera". Y es toda una oportunidad perdida para la Grande Nation: se supone que la gastronomía es uno de sus atributos. ¿El consuelo? Las grandes citas deportivas suelen fallar en ese aspecto de cara a los espectadores.
Porque muchos atletas olímpicos recuerdan con nostalgia el gran servicio de Tokio hace tres años, pero si se sale de los confines de las villas que alojan a los deportistas y de la burbuja en que viven, hay gente que también sufre, y mucho: aquellos amantes del deporte que pagan entradas carísimas y destinan, en muchos casos, el tiempo y los ahorros de sus vacaciones para asistir a unos Juegos Olímpicos.
La oferta para los espectadores
Ahí entra en acción otra vez la huella de carbono, pero antes vale la pena recorrer la oferta y el menú de los puestos de comida en los que se ven obligados a alimentarse los espectadores.
- Hot dog vegetariano (sí, vegetariano): 12,5 euros
- Wrap de queso de cabra y miel: 9 euros
- Club sandwich: 9 euros
- Sushi roll: 12,5 euros
- Cookie: 4 euros
- Yogur: 4 euros
- Agua mineral de 50 cl: 3,5 euros
- Cerveza sin alcohol: 6 euros
Y la gran estrella, la Coca-Cola y sucedáneos a 5 euros.
Allí, con las bebidas, se produce algo que a mayoría ignora, pero tiene que ver con la obsesión anti huella de carbono, derivada de la Agenda 2020 del COI.
"El COI está especialmente entusiasmado al ver que París 2024 se propone organizar unos Juegos climáticamente positivos ya en 2024, marcando así el ritmo a los futuros organizadores", dijo Bach meses antes de los Juegos.
"Presionamos, por ejemplo, a Coca-Cola, los empujamos a cambiar su forma de distribuir los productos. Las latas. Las botellas. Suele haber mucho plástico. Les dijimos que esto no era negociable y que debían cambiar la forma de servir las bebidas", explicó Rabadan a Relevo antes de los Juegos.
"No tendrás botella en París, solo tendrás la fuente de Coca-Cola, que te servirán en un vaso de plástico reutilizable. Y será así en todas las sedes oficiales de los Juegos", dijo el vicealcalde de París.
Suena bien, pero en la práctica es uno de los asuntos más irritantes para los espectadores en los Juegos, que a menos que lleven con ellos una botella propia, y del tamaño adecuado, deben pagar dos euros más por ese vaso reutilizable. Eso lleva el costo de una Coca Cola a 7 euros o 7,50, depende de donde se la compre, y de una botella agua pequeña a 5,50.
Una fórmula incómoda
Moverse con un vaso de gran tamaño bajo el sol, entre masas de espectadores, en pasillos de ingreso a sedes y llevarlo a las gradas no es la más cómoda de las experiencias. Una botella de agua, cerrada, se guarda con facilidad en un bolso o mochila, lo que ayuda además a conservar su temperatura. Un vaso repleto de agua o refresco debe ser agotado con cierta velocidad si no se quiere cargar con él.
Convendría incluso bebérselo de un trago en el momento de comprarlo, porque, dependiendo de las sedes, la demora en las filas para hacerse de alimentos y bebidas puede llegar fácilmente a la media hora. ¿Y quiere usted luego devolver el vaso y recuperar sus dos euros? Haga otra media hora de fila.
Muchos optan por arrojar el vaso al cesto de la basura. Y así se llega a la Coca Cola de siete euros, sin huella de carbono, pero sí de pequeña gran estafa hacia los espectadores.