Cuando la comida en la Villa Olímpica era más importante que un oro: "Los americanos se lo zampaban todo"
Nunca antes la alimentación en los Juegos fue tan cuestionada como en París 2024.
"No hay aire acondicionado, hace mucho calor y la comida es mala", dijo Thomas Ceccon hace unos días, antes de que su foto durmiendo en el césped se hiciera viral. El oro en los 100 metros espalda fue el primero que alzó la voz contra las incomodidades y las viandas que se sirven en la villa olímpica de París. Le siguieron muchos otros, caso del entrenador Sergi López; "lo mejor son los muffins de chocolate", comentó a Relevo. El último en sumarse a las protestas es el triple medallista olímpico Adam Peaty, el de mayor rango de todos los sublevados.
"En Tokio, la comida fue increíble, en Río fue increíble. Pero esta vez… no había suficientes opciones de proteínas. Además, había largas colas y teníamos que esperar 30 minutos porque no está bien organizado", describió el nadador británico, medalla de plata en 100 metros braza. En definitiva; escasez de alimentos y de variedad, poco adecuada para deportistas de alto rendimiento y, en muchos casos, en mal estado. Todo ello ha provocado que varios atletas hayan decidido comer lejos de la villa olímpica. Y eso no es nada habitual en unos Juegos Olímpicos.
Desde que se inventó el concepto de villa olímpica, la cantidad, calidad y variedad de la comida que se ha ofrecido en ella a lo largo de más de medio siglo nunca se había puesto tanto en duda. Más bien al contrario. "Teníamos todos los lujos. En España había penuria y en Londres comimos como nunca, era otro mundo. Al cocinero le pedíamos butifarras, alubias, huevos fritos…", explicó en su día Joan Serra, waterpolista español que fue olímpico en los Juegos de Londres de 1948.
🍲 El campeón olímpico Adam Peaty estalla contra la comida de la Villa.
— Relevo (@relevo) August 6, 2024
💬 "Están encontrando gusanos en el pescado".
El nadador cree que el problema con la comida es por el objetivo de sostenibilidad de París 2024.
✍️ @Raul9Rodriguezhttps://t.co/EhamMF1tww
Unos Juegos Olímpicos en posguerra
Los de Roma de 1960 fueron los primeros Juegos con bufé abierto las 24 horas, una novedad que causó furor entre los atletas y tuvo un impacto tremendo en muchos de ellos. "Algunos deportistas eligieron comer a competir", desveló a El País José Antonio Dinarés, bronce en hockey sobre hierba en aquella cita olímpica. "Todos los boxedores se pasaban de peso", apostilló en el mismo medio su excompañero Pere Amat.
"Nosotros apenas desayunábamos, pero los americanos se lo zampaban todo. Veníamos de una España en la que para empezar el día te daban pan con chocolate", comentó Quim Pujol, exnadador, sobre su alimentación en Tokio 64. "Dimos un cambio importante. En Japón comimos de todo, teníamos yogures, carne, patatas…", explicó el también nadador Miquel Torres, que como el resto de la expedición se crio en un país en tiempos posguerra. "Crecimos con la leche en polvo; nuestros rivales habían crecido de verdad. Nos tiraban agua en la leche para que hubiera más", apuntó Torres.
Hugo González cambia la Villa Olímpica por un hotel con comida a domicilio.
— Relevo (@relevo) July 31, 2024
📌 El mallorquín se mete en la final de los 200 espalda y se siente "confiado" después de poder ganar horas de descanso.@super_martinez 🤝 @andresgarmero https://t.co/B81CWPdx09
Más de 50 años después, en 2021, Japón volvió a organizar unos Juegos Olímpicos. Y, de nuevo, su comida fue de diez. Como en Río de Janeiro, tal y como confirmó Adam Peaty, que puso contra el espejo las viandas de la Villa de París 2024 con las que se servían en las dos anteriores citas olímpicas.
A juzgar por las quejas de los que la han probado, en este caso, las comparaciones sí que son odiosas y dejan en muy mal lugar a la organización de los Juegos más sostenibles y con menos huella de carbono de la historia, la explicación oficial a los problemas con la comida de la Villa Olímpica de París 2024.