ELECCIONES RFEF

¿Y con quién van los trabajadores de la RFEF? Puestos a elegir, preferían a Rocha o De Miguel antes que a Louzán o Gomar

Hay calma tensa en Las Rozas. Ven favorito al gallego y, entre bulos, temores y esperanza, reconocen que si gana no se acabará la incertidumbre por esa inhabilitación pendiente de sentencia firme.

Álvaro de Miguel. /
Álvaro de Miguel.
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

A pocas horas de que se celebren las elecciones a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que nombrará sustituto de Pedro Rocha para el mandato 2024-2028, las incógnitas son constantes. Por eso, desde este rincón, llevamos semanas intentando arrojar luz sobre qué alternativa de las tres existentes (Rafael Louzán, Sergio Merchán o Salvador Gomar) es favorita, preguntamos a los protagonistas que admiten preguntas por sus planes y a los asambleístas por sus gustos, intentamos detectar entre las instituciones con peso e influencia (LaLiga, AFE, ProLiga...) por dónde van los tiros e incluso tiramos de expertos para pulsar las sensaciones de cara a la victoria final. Pero a veces nos olvidamos de lo más importante de todo, pese a a que no tienen voto y a veces ni voz: los trabajadores y trabajadoras.

Evidentemente, en una institución con forma de transatlántico, hay opiniones para todos los gustos y en ningún caso se expondrán aquí las recabadas bajo comillas con riesgo a los ajustes de cuentas. Estamos ante una verdadera Guerra Civil interna entre barones, que cala de arriba abajo y se traslada a los diferentes departamentos porque todo el mundo tiene corazón e intereses, así que cualquier gesto que sea salir de la zona neutral es jugarse el puesto. De ahí el respeto por su futuro y el pacto para compartir sus pensamientos. Tras preguntar en las tres plantas de la sede de la Ciudad del Fútbol, acudir a muchos de sus pilares y extraer con sacacorchos los análisis a los más veteranos, es posible hacer una fotografía actual de la casa.

Como resumen, valga esta idea: una amplia mayoría estaba de lo más feliz con Pedro Rocha y hubiera firmado con sangre que el presidente fuera Álvaro de Miguel, actual secretario general. Estas alternativas, después de los últimos años, donde el pánico se apoderó de la institución, eran mucho más halagüeñas que darle el mando a un dirigente como Rafael Louzán, con un pasado que se investiga en el Tribunal Supremo, o a otro compañero de las Territoriales como Salvador Gomar, donde algunos —con pruebas o sin ellas—, ven la sombra de Luis Rubiales e incluso de sus más estrechos colaboradores con la certeza de que pondría todo patas arriba.

La RFEF, donde hasta hace poco más de seis años había 400 trabajadores, ha disparado sus recursos humanos casi en un 50% hasta rondar los 600. Ése fue uno de los logros de Rubiales, crecer, crecer y crecer. Hay unos 320 en oficinas y técnicos, según datos internos compartidos con Relevo a vuelapluma, los 45 que hay en la sociedad que gestiona la residencia, los 35 de la sociedad Novanet y los árbitros que defienden los colores a ultranza de Las Rozas pese a ser casi siempre los peor vistos. Y de entre todos los consultados, algunos de ellos como portavoces de sección, hay un denominador común: quieren paz y estabilidad de una vez por todas. El problema es que reconocen que, gane quien gane, no esperan que se cumplan los deseos.

Las opciones

En primer lugar, por los hechos y las evidencias con el presidente gallego Louzán. Parte como claro favorito, pero tiene una sentencia a cuestas de siete años de inhabilitación para cargo público por prevaricación como presidente de la Diputación de Pontevedra hace una década con el Partido Popular. Más allá de los debates en torno a lo que dicen los estatutos (no podría presentarse) y la Orden Ministerial que está por encima (sí está en su derecho hasta que la sentencia sea firme), el 5 de febrero tiene una nueva final en el Tribunal Supremo para ver si le absuelven o le condenan de manera definitiva. Esta realidad hace, para los curritos de la RFEF, que si gana el lunes la presidencia vuelva a estar cogida con alfileres y en el alambre. La amenaza del CSD permanece latente y Uribes sólo necesita cargarse de razones.

Merchán (segundo por la izquierda) y Álvaro de Miguel (a la derecha), en un acto.
Merchán (segundo por la izquierda) y Álvaro de Miguel (a la derecha), en un acto.

A Louzán se le reconoce en los pasillos de Las Rozas su contribución a pacificar la Federación a la sombra de Pedro Rocha. Valoran su perfil, educado, diplomático y cercano, tienen en cuenta una trayectoria que garantiza una representación a la altura de las circunstancias por su inteligencia y entienden que daría continuidad a muchos de los planes que se han ido ejecutando en el último año y otros que ya había en marcha y sólo han sido frenados por este proceso electoral. Aun así, también deslizan que se maneja con mano de hierro y que ha dado peso durante este tiempo a profesionales que podrían elevarse más bajo su mandato y desviar bastante la hoja de ruta que tenía Rocha, con todo lo que ello supone en cuanto a planes, altas y bajas. Para empezar, no ha gustado demasiado su reunión con Miguel Galán para pactar y evitar una impugnación, aunque ponen en valor la eficacia de su táctica electoralista.

Sin embargo, esa misma incertidumbre se contagia si las hipótesis sitúan a Gomar como ganador. Internamente ya hay quien se ha preocupado por difundir que su llegada sería una revolución, con el miedo que suelen dar, que arrasaría con departamentos donde hay bandos enfrentados y no se hablan entre compañeros desde la crisis de Rubiales y su beso no consentido a Jenni Hermoso, y que incluso daría una vuelta a la estrategia mucho más profunda y radical que otros candidatos. Por eso mismo hay colegas del valenciano de hace muchos años que le han llamado estos días para trasladarle estos rumores directamente, dando por hecho que si gana deberán buscarse un futuro fuera. Gomar, según sus más cercanos, ha tenido que desgastarse esta semana en negar esa estrategia a la vez que se ha debido remangar para demostrar que no tiene nada que ver con Rubiales. Hay quien se lo cree y hay quien mantiene sus dudas porque, supuestamente, hasta en su programa ven tics rubialistas. Lo de presentarse, retirarse y sorprender con la presentación de avales no ha gustado mucho entre ese sector que hubiera preferido un pacto para que no hubiera elecciones.

Con este panorama

Por este motivo, unos en broma y otros en serio, creen que había mejores soluciones que las que se van a poner encima de la mesa para pacificar la institución. Antes que Louzán o Gomar [Merchán, el tercer candidato que igual hasta se retira antes, es como si fuera un fantasma y no existiera], estaba haber peleado más por Pedro Rocha. Al final fue el que logró tender puentes con todo el mundo y firmar el nuevo convenio colectivo en su última etapa tras varios meses de dura negociación y sin resolverse. Y, además, con ciertas mejoras hasta en las dietas de desplazamiento. El extremeño se ha ganado el cariño que no le tiene el Gobierno.

Y de no haber sido él, ahí estaba la figura de Álvaro de Miguel, que ha permitido con su forma de ejercer que se popularice un lema dentro de la casa que resume su periodo de interinidad al frente de la nave: "¡Qué bien se vive sin presidente!". El secretario general gusta por su juventud, su preparación y su forma de liderar sin estridencias ni alzar la voz. El gesto que tuvo de invitar a todos los trabajadores a la final de la Eurocopa no se olvida. Otra cosa es lo que piensan los presidentes territoriales de él. Entienden que, directa o indirectamente, se ha postulado o le han postulado en estas elecciones y alguno tiene claro que debe pagar por ello. Así son estas batallas. Una mayoría da por hecho que saltará de su actual puesto pase lo que pase en las elecciones. La duda está en si volverá a sus actuales funciones o deberá marcharse.

Estas son las dudas que preocupan a la mayoría en estos momentos mientras se hacen porras. Qué será de sus puestos de trabajo y de qué manera afectará el triunfo de uno y otro a su porvenir. Rascando entre candidatos, los planes más gruesos son estos: la base de la casa es intocable porque el nivel es excelente, habrá retoques e igual profundos en secciones como Comunicación —donde la fractura ya es vox populi—, se cambiarán cromos en el staff y en los puestos de confianza como el gabinete de presidencia y, en lo deportivo, sólo habrá refuerzos. Los cuerpos técnicos del fútbol masculino y femenino no se tocan, pero se estudiarán las mejores contractuales y los nombramientos en la dirección técnica (ya hay algunos planes) y en la cantera.

Por cierto, de María de los Ángel García Chaves, conocida como Yaye, nadie habla si no es en tono jocoso. No entró ni en las quinielas como Plan B. Ya la dan por amortizada pese a haber sido mujer de paja como presidenta en funciones y ahora líder de la Comisión Electoral. Es una más en esta trituradora que no descansa nunca. Ahí está Rocha, cuyo paso por la RFEF parece ya la Prehistoria. A rey muerto, rey puesto.