Cómo cambia la vida en un año: del perdón de De la Fuente en la hoguera a la sonrisa en el pedestal
Justo un año después, el seleccionador compareció en la Ciudad del Fútbol con la Eurocopa en el bolsillo en el mismo salón donde tuvo que excusarse por haber aplaudido a Luis Rubiales.
Si uno comparara cualquier imagen de la conferencia de prensa que ayer ofreció Luis de la Fuente en Las Rozas con alguna otra -elegida al azar, porque todas son igual de luctuosas- de la mañana que protagonizó hace un año, no encontraría siete diferencias como se suele proponer en los juegos de entretenimiento en tantos fines de semana, sino más bien setecientas. Han pasado 364 días entre una y otra, pero ha parecido una vida entera en la que el seleccionador ha pasado de la hoguera a un pedestal.
Si esta vez hizo acto de presencia en la Ciudad del Fútbol con un look casual, una sonrisa imborrable al tener una Eurocopa en el bolsillo y un buen tono de piel como los que pasan por la playa, duermen a pierna suelta y regatean los problemas, entonces parecía otro. Entre tinieblas, lo hizo con un corte bastante más clásico -el de las veladas más serias-, cara de pocos amigos y un semblante ajado como los que muestran aquellos que no ven el sol, no pegan ojo y andan preocupados. Había pisado un charco lleno de lodo al aplaudir a Luis Rubiales en plena huida hacia adelante del motrileño, y a ojos de todo el mundo, en aquella Asamblea de la vergüenza del 25 de agosto de 2023 que se convirtió en uno de los capítulos más sonrojantes del fútbol español. De hecho, la Federación aún anda limpiando restos de aquella bilis por la que muchos de los escuderos del anterior capo aún están pagando las consecuencias. Francis, su esbirro en las categorías inferiores, fue despedido hace unas horas.
Aquella mañana del 1 de septiembre pasado, el técnico riojano daba su primera lista de la temporada 2023-24, seis meses después de haber sustituido a Luis Enrique al frente de la Selección. Los acontecimientos que habían rodeado a su nueva aparición pública le obligaron, incluso, a cambiar el guion establecido. Si lo normal es que la RFEF, mediante alguna innovadora sorpresa, anuncie los convocados a través de un vídeo en sus redes sociales -para luego dar inicio al careo con los medios de comunicación-, esta vez el patio no estaba para inventos. De la Fuente decidió anular el protocolo habitual y lo primero que hizo fue sentarse en el paredón, ante una sala a rebosar de periodistas, para pedir perdón en reiteradas ocasiones: "Censuro sin paliativos unos actos que no son edificantes ni apropiados".
Ya lo había hecho con anterioridad a través de un comunicado entre el "no voy a dimitir" de su jefe y ese mismo acto, pero el ambiente estaba tan caldeado que varios profesionales de la comunicación le afearon que hubiera tardado tanto en dar el paso. Más que preguntas hubo ajustes de cuentas. Por eso, con la cara algo desencajada, se tuvo que justificar una y otra vez en un intercambio de preguntas y respuestas sin límite de tiempo ni de turnos de palabra: "Yo no tengo los recursos literarios que tenéis los periodistas, soy entrenador. Es imposible por los tiempos que en una hora prepare ese tipo de comunicado. Se hizo inmediatamente desde la Asamblea del viernes, y hubo que leer, escuchar... tardamos lo que pudimos tardar. Como comprenderéis, es imposible que en una hora pudiese preparar nada". La ola de ira nacional era tan grande que los internacionales también tuvieron que dar en esa concentración, a su manera, una explicación conjunta. Y sin consenso: hubo diferencias para trazar un texto que quedó a medio camino entre la crítica y la protección al ya expresidente.
De la Fuente pasó el trago como pudo. Leyó una lista llamativa con importantes novedades que, pese a suponer la primera convocatoria de Lamine como abanderado del nuevo cambio tras alzar la Nations League en junio, no evitó que la rueda de prensa posterior se centrara en lo institucional y eludiera lo deportivo. La mayoría de cuestiones se centró en su papel en el sainete, con el alivio de que unas horas antes había sido ratificado por Pedro Rocha, en esos momentos máximo responsable de la Comisión Gestora, mientras políticas como Yolanda Díaz exigían su inmediata dimisión y desencadenaban otras muchas más: "El puesto de Luis de la Fuente está respaldado por todos los miembros de la RFEF. Es un trabajador que está haciéndolo de maravilla. Tenemos dos partidos muy importantes y él sólo se tiene que dedicar a entrenar y tener suerte, porque la suerte de él es la suerte de toda España", recalcó el que ahora es presidente de la RFEF.
Nada que ver con lo de esta vez
Si De la Fuente, descolocado, aguantó el tipo fue porque las cornadas tras caer en Escocia en marzo ya le habían hecho callo. "Me gustaría comenzar mi comparecencia pública explicando lo que viví durante la Asamblea del pasado viernes. Ante la repercusión social y política que han tenido mis aplausos, quiero explicar lo sucedido y quiero pedir disculpas, mis más sinceras disculpas", comenzó antes de aceptar preguntas. La tensión se palpó desde el primer momento. Y eso que algunos plumillas no pudieron ni acceder a la sala por problemas de aforo. La RFEF pudo habilitar el salón principal, el Luis Aragonés, donde se ofrecen las convocatorias definitivas para los Mundiales o las Eurocopas, por ejemplo, o donde se celebran las Asambleas Generales. Pero optaron que lo mejor era reducir al máximo las balas.
"Yo creo que no tengo que dimitir, tengo que pedir perdón. Cometí un error, un error humano, inexcusable. Si pudiese volver atrás, no volvería a cometer ese acto. No hay duda en ello, todos los que me conocéis lo sabéis. Todos tenemos que mejorar en materias de igualdad y yo el primero y en eso estamos". Además, aseguró que creía que "iba a un acto de dimisión" y que, al comenzar a escuchar todo lo que ocurría, entró "en shock, pensaba que iba a ir por otro lado". A pesar de ello, dijo no sentirse traicionado por Luis Rubiales. Hoy, la relación entre ambos es más bien justa.
Igual de humilde pero más respaldado
Ahora, un año después de aquel jaleo, los vídeos de categoría para desvelar la convocatoria han vuelto. Y esta vez, las sorpresas (Mingueza y Pepelu) y las novedades (Nacho no; pero sí Pau Torres, Yéremy y Joselu) monopolizaron la conversación. Sólo tuvo que responder preguntas deportivas con total camaradería y sólo alguna relacionada con la inestabilidad que aún se vive en torno a la presidencia, con Pedro Rocha inhabilitado a la espera de qué sucede con la cautelar solicitada y con las elecciones que se han de convocarse el 10 de septiembre a la vuelta de la esquina.
En concreto, la única pregunta un poco más conflictiva versó sobre qué pasa con el sustituto del director deportivo Albert Luque que reclamaba con urgencia y no llega, o cuánto peso tendrá su opinión a la hora de elegir al nuevo responsable de las categorías inferiores. Respondió con mensaje tan concreto como subliminal: "Es un tema que deberíais preguntarle a los responsables de la RFEF. Ejercí durante un tiempo de portavoz, ya no: soy seleccionador. Hablo de fútbol y de lo que acontece en lo futbolístico. Trabajaremos y colaboraremos con quien ocupe esa faceta, al igual que nosotros demandamos esa ayuda. Estoy centradísimo en mi trabajo y no puedo pensar en otros asuntos pese a que pueden afectar a lo deportivo", sentenció.
Prefirió centrarse en la lista y en decir, con orgullo y emoción, que este equipo en "insaciable", que Morata "es como el Cid" o que todas las decisiones adoptadas (con Marcos Llorente, Merino, Baena...) son "puramente deportivas". Con asertividad y sin temor a que se revoloteara, como otras veces, el gallinero. Si algo ha perdido en todo este tiempo es el miedo. Si algo mantiene es la educación. Y si algo ha ganado por el camino es el respeto de todos los agentes alrededor de la Selección. Ganar la Nations, clasificar con brillantez a la Roja para la Eurocopa, ganarla en Alemania con pleno de victorias y mirar al Mundial 2026 con el pecho hinchado, no fue sencillo pero es el resultado más corto -y resultadista- para fidelizar hasta a los que no le querían.
Lejos de aquel ambiente crispado, De la Fuente saludó a todos muy cariñoso esta vez, comenzó su comparecencia homenajeando a Navas y deseando toda la suerte del mundo a los 150 deportistas paralímpicos que ya están defendiendo a España en París. También le dio tiempo para extenderse con alguna broma sobre alistar a todos los internacionales absolutos junto a los de la Sub-21 (unos 50) para que así no haya tantos debates, aunque "UEFA no lo permite". Y se tronchó literalmente cuando Fernando Burgos (Onda Cero) le dijo, por un desliz, que tenía 73 años antes de preguntarle, cuando en realidad cumplió hace poco 63: "Esta me la apunto, ¡eh!. Puede que aparente 73, pero la realidad es que tengo diez menos...", bromeó. La primera fila, donde estaba todo su cuerpo técnico y Santi Denia, se divertían. Una muestra irrefutable de que el ambiente, en lo deportivo, no tiene nada que ver con lo institucional, donde a pesar de que hay más paz que antaño se avecina nueva marejadilla: decisiones judiciales de mucho peso y elecciones a la Asamblea y a la presidencia. Es decir, más ruido, nueva Guerra Civil y movimientos por tierra, mar y aire.