Chris Ramos, el delantero que "vivía a cinco minutos del estadio" sostiene al Cádiz a base de dobletes
El ariete gaditano ha participado en siete de los ocho goles del Cádiz en lo que va de temporada, con cuatro goles y tres penaltis provocados.
"Cuando he pisado el campo y lo he visto desde abajo, yo que estaba siempre en la grada, se me han puesto los vellos de punta y se me han saltado las lágrimas. Estoy en una nube, en un sueño y no me quiero despertar". Así explicaba Chris Ramos lo que sintió en su llegada al Cádiz CF, el equipo de su vida y de su familia. Son las palabras de un adulto que se permitió el lujo de cumplir el sueño del niño que fue y con el que fantaseaba alguien que "ha vivido siempre en La Laguna, a cinco minutos del estadio", como declaraba en su primera entrevista al canal del Cádiz.
El momento en el que Christofer Ramos de la Flor (Cádiz, 1997) vuelve a su barrio para jugar en el Nuevo Mirandilla, no podía ser más idílico. El Cádiz en Primera y un ariete con hambre, decidido a aportar todo lo que tenía para salvarlo del descenso a Segunda División. Todo se cerró el 31 de enero de 2023 y Chris Ramos debutó el 3 de febrero en San Mamés, en una derrota (4-1) ante el Athletic. Era lo de menos, se estaba gestando el delantero a medio y largo plazo de los gaditanos.
Su primer gol fue esa misma temporada, en el Benito Villamarín, donde Chris Ramos se mostró visiblemente emocionado. Se estrenaba con la camiseta de su vida para cerrar la tercera y última victoria del Cádiz a domicilio, que les separaba de la zona peligrosa de la tabla. Los cadistas lograron la permanencia, pero no se escaparon en la siguiente campaña, tras pelearlo hasta la penúltima jornada.
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Los goles del Cádiz en Segunda llevan su sello
El proyecto del Cádiz en Segunda no ha cambiado de dirección. Chris Ramos como pieza fundamental para el ataque y una gran base de futbolistas, que aguantan para tratar de devolver el fútbol de la máxima categoría al Nuevo Mirandilla. Él mismo se definía como un "jugador muy físico, con velocidad, que va al espacio y juego aéreo", lo que llegó a despertar interés en otros equipos de la categoría de plata, como el Real Oviedo, que lo tuvo en el punto de mira durante gran parte de este último verano. La cláusula del ariete gaditano es de 10 millones.
A día de hoy es imprescindible para Paco López. Titular en los seis encuentros disputados hasta la fecha, ha jugado los 90 minutos en cinco de ellos. No es para menos, porque ha participado en siete de los ocho tantos que ha anotado el Cádiz en este inicio de campaña. Chris Ramos suma cuatro goles y, de los otros cuatro, tres han sido de penalti (Levante, Tenerife y Castellón) provocado por él. Todavía le queda una espina y es no haber podido perforar la portería del Nuevo Mirandilla esta temporada.
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El pasado domingo firmó un nuevo doblete que dio la victoria al cuadro de Paco López en Cartagena (1-2), mostrando sus mejores virtudes: el físico y el ataque al espacio, con un primer gol que combinó ambas cosas; y el juego aéreo, volando por el cielo del Cartagonova para asestar el golpe definitivo. Es la segunda vez que hace dos dianas. En la anterior salida, a Castalia (1-3), se estrenó.
Una evolución que terminó de explotar en Lugo
El ariete gaditano tuvo la valentía de marcharse al Mercadal de Menorca con 18 años para apurar su sueño de ser futbolista. Logró volver a su tierra, consiguiendo convencer al San Fernando para dar el salto a Segunda B, donde empezó a despuntar. Ocho titularidades consecutivas entre octubre y diciembre sirvieron para anotar cuatro goles, que despertaron el interés de los grandes en ese mercado invernal. Recaló en el Real Valladolid de la mano de Luis César Sampedro, con el que debutó en Segunda y acabó ascendiendo a Primera (ya con Sergio González en el banquillo) después de participar en seis partidos.
La temporada siguiente, con el Valladolid en la máxima categoría, debutó como titular ante el Girona en la primera jornada. Aun así, con el mercado abierto, Chris Ramos buscó una plaza en la que ser protagonista y se marchó al Sevilla Atlético, donde compartió vestuario con futbolistas de la talla de Bryan Gil o Pejiño. Un año en Sevilla para despertar el interés de un Badajoz que apostaba fuerte por regresar a la categoría de plata. En tierras extremeñas rozó el sabor de un ascenso a Segunda, que se escapó en la tanda de penaltis ante el filial del FC Barcelona. Fue la campaña del ascenso exprés por COVID.
El Lugo, que estaba asentado en Segunda División tiró de talento de un escalón por debajo y firmó a Chris Ramos para potenciar su carrera hasta el punto de hacerle cumplir su sueño de vestirse de cadista en Primera. Los gallegos disfrutaron de una espada que fue afilándose durante dos temporadas y media hasta convertirse en una de las más efectivas de la categoría.
Su salida del club albivermello se dio el último día de mercado invernal, dejando un vacío difícil de superar, sobre todo para un Lugo que ya vivía en puesto de descenso y plena descomposición. Para Ramos era "abandonar más que un club, una familia": "Me gustaría haber salido en otra situación, por supuesto, me voy con esa espinita de que la situación del club no es muy buena y no poder aportar mi granito de arena, como en los últimos años, me jode bastante".
"Las cosas vienen como vienen y esta oportunidad no la podía dejar pasar", comentó Chris Ramos en su despedida del club lucense, que tras la marcha del delantero solo fue capaz de ganar un partido (en la última e intrascendente jornada), certificando su descenso a la tercera categoría del fútbol español once años después, perdiendo la etiqueta de equipo con más temporadas seguidas en Segunda de ese momento.
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— Cádiz Club de Fútbol (@Cadiz_CF) September 22, 2024
Con todo, Chris Ramos volvió a su casa para ponerse la camiseta del Cádiz y jugar al fútbol con ella puesta. Pero no en la plaza, sino dentro del estadio donde tantas veces gritó los goles de otros a los que admiraba. A cinco minutos de su casa y haciendo de ídolo de los niños que, como él en su día, quieren verse reflejados en el ariete que lleva camino de firmar los mejores números de su carrera y escribir con letras de oro su nombre en la historia del club de la Tacita de Plata.