Las gafas del anonimato que explican cómo es el vestuario del Valencia
Mañana vuelve LaLiga a la vida del Valencia Club de Fútbol, vuelta a la realidad, vuelta a verse últimos en la clasificación, a la presión de llevar el escudo che en una situación tan dramática como la actual... Vuelta a una tensa situación de la que el único culpable es Peter Lim pero que en la presente campaña estaba llevándose por delante a los jugadores de la propia plantilla. Es cierto que los Pepelu, Mosquera, Hugo Duro etc. Siempre han contado con el apoyo de la afición, que ha sabido separar a la perfección entre las críticas a propiedad y directiva y el apoyo a jugadores. Pero también es cierto que la mala racha de resultados provocó momentos de tensión en Leganés (Sergi Canós y Pepelu con aficionados), Getafe (Hugo Duro recibió insultos con su abuela al lado si bien con otro grupo sí se paró a hablar razonablemente), e incluso hubo contenedores incendiados en el último partido en Mestalla donde los pitos fueron para la directiva... Y para los jugadores.
Vaya por delante que entiendo a todos, yo como aficionado de 27 años de los cuales 21 he visto al Valencia ganar más que perder, también sufro cuando pierden y por mucho que crea que Peter Lim es el culpable de todo, también me ofusco si Javi Guerra falla un pase, Mamardashvili duda al salir o Thierry pierde la pelota. Pero como siempre he defendido y defenderé, con sus errores y aciertos, si algo tiene el Valencia es un vestuario sano y creo que lo que se vivió en la DANA lo expone bien.
Era un día más, estaban varios miembros del equipo (alrededor de 11 o 12) comiendo en un famoso italiano de Valencia y de repente surgió la idea: ¿Por qué no ir a ayudar como todo el mundo? Y no, no es cuestión de elogiar que ayudaran como hicieron muchas personalidades famosas o el propio Marcos Llorente, es por lo que ocurrió después. Los Hugo Duro, Gayà Mosquera y compañía lo tenían claro: querían ayudar, no estorbar o ser una distracción.
Posiblemente, cuando este medio publicó la noticia de que los jugadores ayudaban, llamó la atención las gafas que llevaban puestas todos ellos que les cubrían la cara. Unas gafas muy grandes, enormes, apenas se les reconocía. Y es que ese era precisamente el objetivo, pasar desapercibidos, coger una pala y echar una mano, nada de publicidad ni fotitos. Por eso quisieron acudir de incógnito y ninguno subió nada a sus redes sociales, se compraron unas 'gafotas' y si todos nos enteramos de que fueron, fue por fotos en RRSS de aficionados que sí los reconocieron.
¿Qué quiero decir con esto? Que con sus errores y aciertos, con sus goles o fallos a puerta vacía, con sus pases de 30 metros o envíos lejanos que son 'melones', los jugadores de la actual plantilla che son gente normal, gente de a pie. Son personas que si han rendido tan por debajo de su nivel cuando el equipo ha entrado en crisis no es por pasotismo, al revés, es porque les acongoja tanto la situación porque sienten al equipo, que la presión en buenos momentos les ha pasado factura.
Entenderé siempre las críticas a los jugadores, les va en el sueldo sinceramente, pero no me encontrarán en el "mercenarios", "es que no corréis" o los insultos por falta de actitud. Porque no creo que tengan falta de actitud, al menos no hasta el día de hoy. Mestalla y la plantilla en común gana partidos y creo que va a hacer falta mucho de eso para que el equipo no baje a Segunda División, porque esto ya no es cosa de Peter Lim, que pese al acuerdo con Goldman Sachs y la clasificación, no ha autorizado una potente inversión en enero. A él, citando a Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados, la tensa situación "le importa un comino, un rábano, un pepino. Se la suda, se la bufa, se la reflanflinfla", esto solo lo salvan los jugadores. Y cuanto más arropados estén, mejor.