'CASO NEGREIRA'

Enríquez Negreira amenazó a la Federación tras ser despedido

Según desvela El Mundo, el exvicepresidente del CTA exigió dinero o la creación de una asociación a la entidad presidida por Rubiales.

Enríquez Negreira, en su etapa como árbitro./
Enríquez Negreira, en su etapa como árbitro.
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Enríquez Negreira llegó a amenazar la Federación de malas formas y exigió dinero al ser despedido cuando la Federación presidida por Luis Rubiales apostó por renovar el Comité Técnico de Árbitros. La información, adelantada en exclusiva por El Mundo, pone luz sobre el comportamiento del vicepresidente del CTA y su relación con el organismo federativo, al que no pertenece desde el año 2018.

La presidencia de Luis Rubiales apostó de primeras por la renovación de sus órganos. Y el CTA fue uno de los más afectados. El nuevo mandatario puso fin a los años de Victoriano Sánchez Arminio y, por tanto, también de su círculo de confianza, en el que se encontraba Enríquez Negreira como vicepresidente. Entonces, el que recibiera cerca de siete millones de euros del Barcelona mostró su inconformidad y rogó a la Federación la creación de un asociación de exárbitros, presidida por él y, por supuesto, con una remuneración económica de por medio.

También reclamó recuperar su cargo o entrar en el nuevo gobierno arbitral de Velasco Carballo. Ante la negativa constante por parte de la Federación, Enríquez Negreira reaccionó, tal y como desvela El Mundo, de forma airada y chulesca. Incluso bajo el testimonio de ciertos interlocutores cercanos a la escena, profirió "amenazas verbales" y reclamó con rotundidad una indemnización millonaria al organismo.

Repitió modus operandi. Al igual que en su contacto con el Barcelona, Enríquez Negreira remitió a la RFEF un burofax solicitando la mencionada cantidad millonaria. El vicepresidente se amparaba en que su labor fuera reconocida a efectos laborales. Cabe recalcar que el protagonista de uno de los casos más sonados de la historia del fútbol español llegó a su butaca en 1994 y continuó en ella otros 24 años.

Sin embargo, no tenía remuneración. Tan solo el presidente Sánchez Arminio ingresaba por su actividad. Los vicepresidente y el resto de miembros del comité cobraban en dietas y gastos. Según avanza El Mundo, estas cantidades ya de por sí eran elevadas, si bien su función no estaba reconocida en términos laborales.

Postura intransigente de la Federación de Rubiales

Pese a la posición beligerante de Enríquez Negreira, la Federación no cedió ante las presiones y se negó a negociar. Tal y como ocurrió con el burofax emitido por el vicepresidente al Barcelona, se quedó simplemente en eso: un tono de enfrentamiento, pero sin tribunales de por medio.

Previamente, buscó, siempre según la información de El Mundo, otras dos alternativas: ocupar un despacho con Velasco Carballo y la creación de la asociación de antiguos árbitros presidida por él. Ante la postura intransigente de la nueva RFEF, pasó a la acción y reclamó indemnizaciones millonarias. Finalmente, no hubo consecuencias. Años después, el asunto ha saltado a la luz y sonroja al fútbol español. Pero, en su día, Enríquez Negreira quiso aferrarse con firmeza a un puesto que había compaginado con las presuntas labores de asesoramiento que le brindaron cerca de siete millones de euros del Barcelona durante más de una década.