A Laporta le toca recoger cable con Nike... y tiene 48 horas (si quiere cubrir la baja de Marc Bernal)
El Barcelona creía haber logrado su primer título de la temporada: inscribir a toda su plantilla. Bueno, a toda la que no tuvo que medio regalar para que cupieran los nuevos. Dani Olmo: sobre la bocina, regular, para un rato solamente (hasta el 31 de diciembre)... da igual. Está inscrito y ya ha ganado tres puntitos en Vallecas. Era como para celebrarlo porque en realidad fue muy complicado sacarlo adelante. Otro verano viéndole las orejas al lobo y cada vez un poquito más cerca...
Seguramente el pobre Andreas Christensen no compartiera el entusiasmo reinante, pero hay que reconocerle al presidente azulgrana su puntito de magia: mientras todos vimos en la lesión del defensa danés un bajonazo enorme a las opciones del club para cuadrar su límite de plantilla, porque no lo podrían traspasar y tenía mercado, Laporta vio una oportunidad. ¿Que no lo puedo vender? Bueno, pues como gana una pasta, le doy de baja como lesionado de más de cuatro meses y, con lo suyo, más lo de Lenglet, más el otro y el de la moto...¡inscribo a Dani Olmo! Bien jugado, Joan. Eso parecía, en aquel momento...
Que fueran dos meses, tres... cuatro... ¡meh! No sería la primera baja que se eterniza. Y, gracias a ella, su fichaje estrella iba a poder jugar y él no se expondría al ridículo mundial al que parecía condenado. Alguno descorchó un cava fresquito en Barcelona porque no estaba ni mucho menos claro que fueran a ser capaces de conseguirlo.
La realidad ha tardado poco en aparecer con su sopapo rotundo: la lesión de Marc Bernal deja el centro del campo huérfano de protagonistas, sin un Gundogan que era caro; sin Christensen, que también podía jugar ahí; Eric García, que podría hacer un apaño tampoco, parece tenerlas todas consigo para no salir estos días; De Jong... y algún milagro que pueda aparecer. Pero va a tener que ser mucho milagro para que en estas 48 horas, además, les quede hueco salarial para inscribirlo.
Con Dani Olmo, el Barça gastó todas las balas que tenía... y las que no tenía. No había para nadie más. Sobre todo porque lleva muuuuuucho tiempo mareando la perdiz (por decirlo elegantemente) con el contrato de renovación de su patrocinador principal: Nike. Y eso que lo tenía casi hecho. Sólo tenía que cerrar el acuerdo que desde finales de junio parecía estar resuelto. ¿Qué debió ver o (mejor dicho) qué le debió pedir a la multinacional estadounidense a última hora, antes de firmar, para que todo se parase? Incluso para que casi se llegasen a romper las negociaciones. Algo (o alguien) lo estropeó y ahora parecen estar retomándolo a toda prisa. A ver si consiguen, de aquí al viernes, hacer aparecer un conejo de la chistera y hasta inscribir a alguien más. Que, de pronto, sí que es urgente después del partido de Vallecas.
Con la desafortunada (🙄) lesión de Christensen, a Laporta le tocó la lotería. Aunque no consiguiera sellar lo de Nike, podía contar con otros cuatro meses, hasta el 31 de diciembre, para ver si cuadraba las cuentas sin hacer el ridículo internacional que estuvo a punto de hacer. Porque, recordemos: si no hacen nada, el 1 de enero Dani Olmo dejaría de estar inscrito.
Ahora ya parece que no. Que va a necesitar ponerse el mono de trabajo, dejar de exigir condiciones inaceptables y presentar en LaLiga la renovación con el patrocinador principal, si es que quiere un recambio de garantías para el lesionado Bernal. Y todo esto si en Nike tienen paciencia y se lo aguantan... que eso también merecería algún tipo de estudio. Si no lo hacen, si se hartan y se mantienen firmes en no aceptar peticiones rocambolescas, pues ambas partes seguirán como hasta ahora: sin renovar el contrato actual que expira en 2028. Un contrato que, por cierto, el Barcelona está obligado a cumplir por mandato judicial (por otra de esas veces en las que Laporta se creyó que tenía una posición negociadora de fuerza, pero resultó que no). Y tendrán que sacarse otro conejo de la chistera... que ya veremos si lo conseguirían encontrar.
Tirar 'palante'
En cualquier caso, con la inscripción de Dani Olmo no sólo respiraron aliviados en la zona noble del Camp Nou. Tiene que ser superestresante, sobre todo estos últimos tres veranos, estar en la sala de mandos de LaLiga y ver cómo el Barcelona, sistemáticamente, lo deja todo para el final y termina apelando a milagros de última hora para no obligarles a decir "no mira, no te lo inscribimos". Porque desde fuera hace hasta gracia y tiene su emoción ver cómo al final siempre lo consiguen resolver todo sobre la bocina, pero detrás de un posible hundimiento del Barça llegaría un problemón gigante también para el resto de clubes. Así que no es descabellado pensar que hubo cava en un montón despachos deportivos por toda España, no sólo en Barcelona.
Si el Barça consigue cerrar lo de Nike en 48 horas, ahora que vuelve a ser urgente, y traer un recambio para el centro del campo de Flick, va a pasar cuatro meses muy complicados hasta el nuevo mercado de invierno... si es que no aparecen más lesiones. Y eso que no hace ni dos meses que el propio Laporta decía en una entrevista en Catalunya Radio que se podía permitir el fichaje de Nico Williams (60 millones aprox.). Y, muy poco después, además de cabrear al Athletic, ha tenido que colocar a varios futbolistas y después usar dos lesiones de dos jugadores de su plantilla para inscribir a Iñigo Martínez y a Dani Olmo. A cinco días del cierre del mercado. Igual ese cava se descorchó demasiado pronto.
En un club bien dirigido, esta carambola afortunada (desafortunada para Christensen, insisto) hubiera sido vista como una oportunidad, una bola extra para coger la situación por los cuernos y sentarse con Nike, sentarse con Vestigia y solucionar todas las deudas pendientes que tiene el Barcelona. Arreglar el otro "conejo de la chistera" de la venta de Barça Studios, que es lo que de verdad está asfixiando al club. Que tiene arreglo. Pero haciendo las cosas bien.
Ahora no descartemos retomar este texto a día 30 de agosto a las 23.59 para explicar, ya veremos cómo, la última fantasía burocrática culé para inscribir a todos los que quiere, en una huida hacia delante que ya dura demasiado. ¡Venga ese cava para todos, que nos lo hemos ganado!