BOXEO

Mike Tyson paraliza el boxeo con un peligroso regreso a los 58 años

La leyenda pelea este viernes frente a Jake Paul en un combate catalogado como "profesional". Boxeará ante 65.000 personas en Texas y después de 19 años retirado.

Mike Tyson, tras el entrenamiento público previo a su combate frente a Jake Paul./Esther Lin/Most Valuable Promotions
Mike Tyson, tras el entrenamiento público previo a su combate frente a Jake Paul. Esther Lin/Most Valuable Promotions
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

Irving (Texas) - Hay personas que trascienden todo. Vayan donde vayan en el mundo son conocidos. Esas personas se pueden contar con las manos y el boxeo tiene a uno de esos "personajes". Su nombre es Mike Tyson (50-6, 44 KO). El neoyorquino tuvo su gran momento de fama en la década de los 90, pero eso no importa para que todas las generaciones sepan quién es. Con 58 años es una leyenda viva del noble arte. Con esa edad todos sus coetáneos lo más cerca que están de un ring es, como mucho, en una esquina asistiendo a otros. Iron siempre ha sido irreverente, alocado y diferente. Por ello, después de 19 años retirado del boxeo profesional (ha ganado doce títulos mundiales, el último en 1996), ha decidido volver.

En 2020 ya tuvo una especie de rentrée. Boxeo contra Roy Jones. Ambos prometieron "arrancarse la cabeza", pero acabaron jugando en una exhibición que evocó al pasado. Lo que ha firmado este viernes Tyson es muy diferente. La Comisión Atlética de Texas, en un movimiento muy criticado por muchos expertos, ha dicho que en el AT&T Stadium de Arlington (ciudad metropolitana de Dallas) habrá una "pelea profesional". Contará para el récord de los contendientes, aunque siendo purista no se puede considerar de ese modo. Disputarán ocho asaltos de dos minutos (en categoría masculina deben ser rounds de tres minutos) y utilizarán guantes de 14 onzas (2 más de las que aparecen en el reglamento). Por tanto, es un híbrido con el objetivo de vender más.

Por si fuese poca la polémica, su rival bien podría ser su hijo. Jake Paul (10-1, 7 KO) tiene 27 años. El YouTuber se metió en el boxeo profesional en enero de 2020 y en casi cinco años se ha convertido en uno de los gallos de la industria. Atrae a un público que no estaba en el boxeo y tiene dinero para todo. Sus campos de entrenamiento son mejores que el del 95% de los boxeadores profesionales existentes y su trabajo con marcas ha permitido que las condiciones de muchos púgiles mejoren. El mejor ejemplo es Amanda Serrano, quien estará en el coestelar ante Katie Taylor. La puertorriqueña era una leyenda cuando firmó con él, pero no cobraba como tal. De hecho, tenía que alternar el boxeo con las MMA para subsistir. Paul ha entrado con todo. Ayuda a púgiles y también está prestando apoyo económico a muchos gimnasios pequeños en Puerto Rico, donde reside, y en Estados Unidos. Quiere sumar.

Paul ha ido teniendo una carrera curiosa. Empezó peleando contra luchadores de otra disciplinas (exceptuando el caso del exNBA Nate Robinson) y en su primer combate ante un rival serio, Tommy Fury, perdió. Desde entonces ganó a Nate Díaz, exUFC, a dos boxeadores profesionales de menor nivel y el pasado julio derrotó a otro exUFC como Mike Perry. Se ha hecho la carrera, pero su irrupción ha supuesto algo muy positivo para el boxeo. Los nombres "exóticos" se le acaban y ha ido por uno de los más grandes de la historia. La lucha está descompensada, pero son dos adultos cerrando un acuerdo privado. Ver a Iron Mike de nuevo en un ring ha supuesto tal revuelo que hasta Netflix, plataforma que cada vez muestra más interés en el boxeo, ha querido formar parte de ello. Dará el combate, sin coste adicional, para todos los suscriptores que tiene alrededor del mundo.

Otro dato importante que habla claro sobre lo que genera este duelo en Estados Unidos es el público. Most Valuable Promotions, promotora liderada por Jake Paul y que organiza el evento, estima que este viernes se darán cita 65.000 espectadores. La cifra puede subir porque todavía hay entradas a la venta, ya que el estadio tiene una capacidad para 80.000 personas en partidos de NFL. La cifra aumenta teniendo en cuenta toda la gente que entra en pista. Por ejemplo, en 2016, WWE metió 101.763 fans en WrestleMania 32. La cifra queda lejana, pero lo logrado por Tyson y Paul es un éxito. De hecho, Mike nunca había peleado delante de tanta gente. 

El negocio prima al riesgo deportivo

Hablando con aficionados a las puertas de los eventos previos a la pelea queda claro que Mike Tyson es el favorito para la gente. Muchos piensan que podrá acabar con "el charlatán" de Paul. Lo cierto es que Iron no tiene fans, tiene hooligans que creen en él por encima de todas las cosas. Fríamente, todo debería acabar en una victoria de Paul y posiblemente antes del límite. Así se refleja también en las apuestas. Es 31 años más joven y aunque tiene poca experiencia, la diferencia física en este deporte es clave. Además, no se ha andado con tonterías en la preparación. Su sparring ha sido el peso pesado estadounidense Dacarree Scott (9-1, 8 KO), quien pesó en su último combate 125 kilos. Es más pesado que Mike Tyson y pega. Obviamente, el YouTuber ha querido practicar ante alguien que con una mano pueda hacerle daño, como Tyson.

Si Mike tiene alguna opción es la del golpe de suerte. En la previa, y sobre todo en el entrenamiento público, se le ha visto que tiene movimientos innatos con los que podría dormir a cualquiera. El problema es que ese apretón le dura tres segundos y necesitas otros diez para recuperarse. Es lógico con esa edad, por lo que la premisa de Paul debe ser boxearle en distancia y cansarle. Ahí, con un trabajo sin riesgo, debería dominar e incluso acabar finalizando por puro cansancio. ¿Es entonces un combate real? Nada hace indicar que pueda haber ningún arreglo, como suele pasar en los pleitos de exhibición donde ambos acuerdan no hacerse daño. Aún así, la duda legítima puede planear sobre el pleito.

¿Qué lleva a Tyson a hacer este combate? El dinero. Depende la fuente, la estimación es que Iron ganará entre 20 y 40 millones de dólares. Una barbaridad que le ha valido para arriesgar su salud y es que esa es la mayor preocupación de los fans. Tiene 58 años, se le ha visto con una rodilla tocada y, sobre todo, la mala vida que ha llevado tras su retirada no augura nada bueno. Además, no hay que olvidar que el pleito se aplazó en julio por un problema médico suyo.

Él ha dado sensaciones extrañas en la previa. Se le ha visto muy "zen", o algo ido en algunos momentos en los que tenía despistes. Ha declarado en la previa que ha tenido que usar la marihuana terapéutica para poder lidiar con los dolores provocados por los entrenamientos. Lleva años haciéndolo. Además, también aseguró que ha estado sometiéndose a un tratamiento de Terapia de Reemplazo de Testosterona, un método que cada vez se usa más en Estados Unidos para "rejuvenecer". Según ha indicado gente de su entorno, Mike dejó hace semanas ese tratamiento para no dar positivo en dopaje (al ser un combate profesional podría haber controles). Esa rotura de la pauta no es recomendada por quienes suministran el tratamiento.

Esa macedonia de problemas en el cuerpo de Tyson pueden haber provocado su actitud en la previa o puede que Mike esté jugando con todo. Hay dudas y mas después del bofetón que le plantó a Paul en el pesaje. Ahí radica la gran duda del combate. Sin duda alguna, el pleito es un riesgo alto para la leyenda y una gran oportunidad para Paul. "Tras este combate comenzará mi carrera real", espetó Jake tras el entrenamiento público antes de retar a Canelo Álvarez. Iron es su trampolín para soñar con la disputa de un Mundial ante el azteca (quiere que sea en el crucero). Para ambos podría tener sentido, pero eso es futuro y el presente se llama Mike Tyson. Debe respetarle y cumplir con los pronósticos. Es una pelea descompensada y arriesgada, pero todos queremos ver lo que hace Mike Tyson. Nadie puede ser indiferente ante Iron.