OPEN DE AUSTRALIA

El agujero negro que atrapó a Paula Badosa en su adolescencia: "No estaba preparada para escuchar que era la siguiente Sharapova"

La catalana sufrió una depresión por no saber manejar la presión de las expectativas. "Llegó a decirme que no le encontraba sentido a la vida", dice Xavi Budò, uno de sus primeros técnicos.

Paula Badosa posa con el trofeo de Roland Garros junior en 2015. /Reuters
Paula Badosa posa con el trofeo de Roland Garros junior en 2015. Reuters
Nacho Encabo

Nacho Encabo

El 6 de junio de 2015, Paula Badosa vivió un día inolvidable en París al derrotar a la rusa Anna Kalinskaya por 6-3 y 6-3 y proclamarse en la campeona júnior de Roland Garros con 17 años. Lógicamente, su nombre comenzó a sonar con fuerza. Rubia, alta, potente, con carácter, no fueron pocos los que la bautizaron como "la nueva Maria Sharapova".

Pero aquella comparación, una mala gestión de las expectativas -algo muy normal en los tenistas que están dando el salto del circuito júnior al profesional- y la distracción de las redes sociales nublaron la mentalidad de la tenista nacida en Nueva York el 15 de noviembre de 1997 y la sumieron en la oscuridad. Badosa entró en depresión y tardó un par de años en salir de esa espiral.

Ahora, una década después de aquel triunfo en París siendo una adolescente, está a las puertas de su primera final de Grand Slam: este jueves chocará ante la bielorrusa Aryna Sabalenka, una de sus mejores amigas, en las semifinales del Open de Australia. Y nada de lo que está ocurriendo en Melbourne se entendería sin aquel proceso que vivió Badosa entre 2015 y 2019, aquellos años en los que quedó atrapada por un agujero negro.

"Yo no me lo esperaba, no estaba preparada para estar tan expuesta, para que la gente me llamara la siguiente Sharapova, que me dijeran que tenía que estar top 20 o top 10", dijo Badosa en el Informe+ que emitió Movistar Plus+ en 2022, cuando la catalana ya había instalado su nombre entre las mejores raquetas del mundo y había escapado ya de la depresión. "Para mí Maria Sharapova era presencia, una persona que entraba en un sitio y te impactaba. Aunque de su juego podría decir muchas cosas, me gustaba mucho fuera de la pista, lo claro que tenía todo y la clase que tenía".

"Paula me dijo que había perdido la ilusión. Y que el entorno había podido con ella. Ya no se veía como tenista. Me dijo que lloraba tres horas al día. Le decían que era la nueva Sharapova española. Y se lo creyó"

Xavi Budó Exentrenador de Badosa

Entre 2015 y 2018, justo cuando Badosa tenía que dar el salto, se retiró de 17 torneos por lesión. Pero el problema no lo tenía en los músculos, ni en los huesos. Lo tenía en la cabeza. Ella se imaginaba que el camino era recto. No contaba con las curvas. "No cumplir las expectativas me lo hizo pasar muy mal", decía la española.

"En ese momento dejé de escuchar y me volví más rebelde. Dejas de trabajar porque piensas que ya lo tienes hecho. Y luego está el tema de las redes sociales. Era un tema muy peligroso que me distrajo mucho. Quizás estaba muy pendiente de todo eso y de la opinión pública y eso me hizo mucho daño", añadía. "Lloraba muchísimo. Era llegar a casa y llorar era casi una rutina, siempre llorar y autodestruirme y sentirme mal conmigo misma. Perdía la autoestima y pensaba que no lo iba a conseguir. Yo me encerraba y non explicaba mis problemas. Me los tragaba sola".

El trabajo con Xavi Budó

Absorbida por la depresión, Badosa empezó a trabajar con psicólogos y en 2018 cambió de entrenador y se puso a las órdenes de Xavi Budó, con el que ya había trabajado antes. Budó, el hombre que llevó a Carla Suárez al top ten, se encontró con una jugadora totalmente destruida y fue una pieza clave en su reconstrucción.

"Cuando Paula vino a verme, en septiembre del 2018, me dijo que había perdido la ilusión. Y que el entorno había podido con ella. Ya no se veía como tenista. Me dijo que lloraba tres horas al día. Que no tenía ningún futuro en la vida", admitió Budó en una entrevista con La Vanguardia en 2019. "Durante algunos años, Paula tuvo una vida totalmente irreal. Y al final, el personaje se comió a la persona. Le decían que era la nueva Sharapova española. Y se lo creyó. Cuando eres muy joven y tienes un éxito prematuro, tu entorno puede distorsionar tu percepción. Te preocupas por salir guapo en Instagram, te vuelves superficial. Y en el tenis, la profundidad es decisiva".

"Soy una luchadora, es algo que va con mi personalidad. He pasado por muchos momentos duros en vida y este proceso me ha ayudado a valorar más las cosas"

Paula Badosa

Budó se puso un objetivo mental antes del puramente tenístico: aparcar la raqueta y recuperar a la persona, recuperar a Paula Badosa. "Llegó a decirme que no le encontraba sentido a la vida", llegó a decir el técnico en el Informe+.

Badosa comenzó a ver la luz. Liberó la cabeza, se quitó la mochila y empezó a ganar. Irrumpió en el top 100, después en el top 50, luego en el top 10, alcanzó las semifinales de las WTA Finals, se consagró como la primera española en ganar Indian Wells. La vida le sonreía, pero ahí, otra vez, aparecieron los fantasmas. Esta vez fueron en forma de lesión: la rotura de una vértebra en mayo de 2023 estuvo a punto de retirarla del tenis. Tuvo que resetearlo todo. Pero lo bueno de aquella depresión como adolescente, es que ya sabía el camino de vuelta.

"Odio decir esto, pero soy una luchadora", decía estos días en Melbourne. "Es algo que va con mi personalidad. He pasado por muchos momentos duros en mi vida, no solo la lesión, pero creo que todo este proceso me ha ayudado a valorar más las cosas".