Carlos Moyà entra en el debate de la 'filosofía Alcaraz': "Quizás se está exigiendo algo que no existe"
El ex nº1 reflexiona sobre la ambición de Carlitos de codearse con el 'Big Three' sin sacrificar el ocio y la vida privada.

Aunque vaya en chaqueta y camisa, como casi todos en el salón 22 del Hotel Villamagna, es fácil reconocer a Carlos Moyà entre la muchedumbre. Pasar desapercibido con una altura de 1,91 metros es una quimera. Relajado y distendido, el primer hombre español en escalar al número uno del tenis mundial está disfrutando de la vida, de su familia, de viajar y de vivir sin horarios.
Son muchos años de avión en avión, con la maleta a cuestas, viviendo el estrés del circuito, primero como jugador y en la última década como entrenador de Rafael Nadal. Tras la retirada del balear en noviembre en la Copa Davis, algo de Moyà se quedó también para siempre en el Martín Carpena de Málaga. Él lo llama luto: quiere dejar pasar un tiempo, que la herida se cure, antes de tomar la decisión de si vuelve o no a los banquillos. Ofertas no le han faltado en estos meses. Lo que queda claro es que no tiene prisa ninguna.
"Igual en unos meses o en unos años, cambio de opinión, pero ahora mismo la verdad es que estoy disfrutando de estos momentos. Después de tanto tiempo viajando y compitiendo, venía bien un periodo de desintoxicación, que es el que estoy atravesando ahora, de disfrutar de otras cosas", señala Charly al término de un evento con el empresario Pedro Escudero sobre tenis y finanzas. "Viajar por placer", incide el mallorquín, que ha dado ya más vueltas al mundo que Willy Fog.
"De los tres que lo han conseguido, nadie lo ha hecho de la manera que Alcaraz dice, pero igual es un gurú o un pionero y lo consigue"
"He vivido unas experiencias increíbles, pero ahora mi vida va hacia otro lado, hacia otras experiencias distintas pero igual de satisfactorias. Estar tiempo con la familia, con los niños, haciendo mil cosas distintas, haciendo deporte, teniendo libertad de horarios, que es algo que nunca había tenido, y la verdad es que estoy agradecido por todo lo que me ha pasado y por el momento que estoy viviendo ahora", añade el extenista de 48 años, un técnico más que codiciado ahora mismo en el planeta tenis. "Van llegando ofertas, pero ahora mismo mi pensamiento es ese. Hoy es este, pero no sé si en unos meses o en unos años va a cambiar o no..."
Explica Carlos Moyà que apenas está viendo tenis por televisión -"Los resultados sí los sigo"- y aclara también que no ha tenido tiempo todavía para ver el documental 'A mí manera', el retrato íntimo que acaba de estrenar Netflix sobre la figura de Carlos Alcaraz. No obstante, Moyà admite que sí ha leído algunas "cosas" sobre el asunto. Es decir, le ha llegado el mensaje central del documental: que Carlitos quiere sentarse algún día en la mesa de Novak Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer pero atravesando un camino diferente, sin sacrificar del todo el ocio y la vida privada. A su manera, vamos.
Moyà se muestra comprensivo con esa filosofía que está predicando el joven talento murciano, pero cree que el tiempo seguramente le haga cambiar de opinión.Que a los 21 años las cosas se ven de un prisma muy diferente, viene a decir el campeón de Roland Garros 1998.
"Es una opción viable si quieres ganar Grand Slams a corto plazo. A largo plazo es complicado porque el tenis es una carrera de fondo. Yo me veo un poco en la figura de Alcaraz. Yo también tuve 21 años, es verdad que a otro nivel que el suyo. Lo que pasa es que mi ambición nunca fue ser el mejor de la historia. Quizás eso es lo que choca. El querer ser el mejor de la historia de esa manera", explica Moyà. "¿Puede llegar a serlo? Yo lo veo difícil teniendo una vida normal. Siendo esclavo del tenis ya es muy complicado... Aunque está claro que por nivel puede".
"De los tres que lo han conseguido, nadie lo ha hecho de la manera que él dice, pero igual es un gurú o un pionero y lo consigue", añade el balear entre risas, sin maldad ninguna en el tono. "Por otra parte, es lo que piensa ahora con 21 años. Quizás en dos años se ha cansado un poco de lo que él dice de vivir la vida. Quizás en dos años le llegue la madurez de vivir estos dos años al máximo. Él está viviendo el momento y además tiene el derecho, se lo ha ganado. Es un grandísimo jugador, ha ganado cuatro grandes, que a veces nos olvidamos de esto, pero es increíble".
“Rafa no fue un esclavo del tenis”
Moyà cree que Alcaraz está ahora mismo en un nivel de tenis altísimo, pero asegura que con 21 años no se puede ser el jugador perfecto y que la mejor versión de cada uno es producto de una evolución. "Quizás Alcaraz se está exigiendo algo que no existe. Puede rozar la perfección por momentos, pero tiene 21 años. Va a ir mejorando, se va a ir estabilizando y eso se lo va a dar tiempo. No se pueden acelerar según qué cosas. Nadie se acerca a la perfección con 21 años. La experiencia y la vida, las situaciones del pasado es lo que te llevan a eso. Por mucho que haya vivido y haya ganado, le falta mucho por vivir, y esas cosas son las que le van a llevar su máximo nivel, sea cual sea. Se está convirtiendo en un jugador único y todo el mundo disfruta viéndole jugar".
"Es imposible ganar lo que ha ganado Alcaraz sin una disciplina, sin un trabajo. Tiene 21 años y tiene derecho a vivir lo que está diciendo".
Además, Moyà quiso mandar un par de mensajes respecto a lo que propone Alcaraz en su documental. El primero, que Nadal no fue un esclavo del tenis. "Rafa tuvo mucha vida fuera del tenis, quizás no tanto de asistir a eventos, a la Fórmula 1, a las motos, pero ha tenido una vida muy plena fuera de la pista. Yo le conozco bien y sé que ha tenido sus hobbies y que ha disfrutado su tiempo libre. Rafa no fue esclavo del tenis".
El segundo, que la imagen de Carlitos que ha quedado en la retina del espectador tras el ver el documental es errónea. "Es imposible ganar lo que ha ganado él sin una disciplina, sin un trabajo. Tiene 21 años y tiene derecho a vivir lo que está diciendo. No hace daño a nadie y además sigue ganando", explica Moyà. "¿Es sostenible eso en el largo plazo? Es difícil, pero él ya tiene a su equipo, que es quien le aconseja, quien le dirige y que le dice las cosas como ellos creen que son".