NEGOCIOS

Qué hay detrás del millonario imperio de Red Bull con los patrocinios deportivos: "Ya no tienen necesidad de hacerlo"

El gigante de las bebidas energéticas acaba de sellar un acuerdo con el Atlético de Madrid. Antes, en octubre, fichó a Jurgen Klopp como director global de fútbol.

El imperio de Red Bull en el deporte no para de crecer./RELEVO
El imperio de Red Bull en el deporte no para de crecer. RELEVO
Daniel Arribas

Daniel Arribas

Uno entra a YouTube, Google o cualquier otro buscador, teclea 'patrocinio Red Bull', o en su defecto la traducción al inglés —'Red Bull sponsorship'—, y de golpe, decenas de creadores de contenidos, deportistas o incluso ex empleados de la compañía aparecerán en su pantalla revelando los secretos mejor guardados para conseguir un acuerdo con la multinacional de bebidas energéticas que acaba de sellar con el Atlético de Madrid su último gran acuerdo dentro del deporte de élite.

¿Qué pasa? ¿De dónde viene toda esta oleada de información, y sobre todo, qué hay detrás de tanto secreto con los patrocinios de Red Bull? Más allá de lo subjetivo, que no es poco, y sin entrar a valorar la calidad del producto, que no es otra cosa que eso, una bebida enlatada, la realidad es que la firma que siempre ha presumido de 'dar alas' a sus clientes se ha convertido en los últimos años en una referencia del patrocinio deportivo en todo el planeta.

Muchos relacionan su logo —dos toros bravos enfrentados— con el coche de Max Verstappen, tetracampeón del mundo de Fórmula 1 y dominador absoluto de la disciplina en la actualidad, pero también habrá quien piense en los muchos deportes extremos a los que se ha asociado la marca, en los no pocos equipos de fútbol que lucen sus siglas en todo el mundo o incluso, por qué no, en una de las últimas incorporaciones de la firma, el equipo ciclista que, de la mano de Primoz Roglic, ya ha conquistado una Vuelta a España.

Primoz Roglic es el vigente campeón de la Vuelta y el ciclista de más valor del Red Bull BORA-hansgrohe. Red Bull BORA-hansgrohe
Primoz Roglic es el vigente campeón de la Vuelta y el ciclista de más valor del Red Bull BORA-hansgrohe. Red Bull BORA-hansgrohe

"Tener ese casco de Red Bull en mi cabeza siempre había sido mi sueño desde pequeño [...], pero me costó, no lo conseguí de un día para otro", confiesa el ciclista venezolano de BMX Daniel Dhers, reforzando esa máxima de sueño alcanzable solo para unos pocos mortales, como si conseguir un patrocinio de Red Bull se asemejara, tal vez, a lo que se debe de sentir al pisar la luna, fugarse de Alcatraz o conseguir una beca en Harvard.

Es cierto, sí, conseguir un acuerdo con las latas de cafeína, azúcar y taurina no está al alcance de todos, pero seamos serios, sucede igual con otras tantas firmas internacionales. No hay nada como recurrir a los datos para desmontar la narrativa, y es que el gigante de las bebidas energéticas patrocina en la actualidad a más de 800 atletas en todo el mundo, además de tener gran representación en numerosos equipos de deportes punteros. Por lo que no, ni Red Bull es la meca de los deportistas ni conseguir un contrato con ellos es misión imposible.

"Siempre había soñado con tener ese casco de Red Bull en mi cabeza"

Daniel Dhers Ciclista de BMX

Otro tema es, y quizás aquí estemos ante la pregunta del millón, saber por qué Red Bull está haciendo desde hace años semejante inversión en el deporte de élite y, como resultado, ha conseguido que hasta los propios deportistas tengan esa imagen idealizada de su marca. La primera razón que, seguro, ronda la mente de muchos será pensar en la propia publicidad de la empresa: si salgo en el mono y en el coche del campeón del mundo de Fórmula 1, me conocerá más gente, fidelizaré a más personas como potenciales clientes y, en definitiva, mi empresa irá mejor.

Pues bien, sí y no. Sí porque, efectivamente, en eso se basa la publicidad, en el crecimiento de un negocio, pero no porque la explicación no es del todo completa. A Red Bull, como a todas las empresas del mundo, lo que le interesa es crecer, y el progreso en los negocios solo se traduce en un concepto: los números. Para hacernos una idea, volvamos a los datos.

Cuando la multinacional austriaca compró en 2006 el equipo de fútbol de Nueva York, denominado por aquel entonces como MetroStars, su valor era de 30 millones de dólares, es decir, unos 36 millones de euros. Casi dos décadas más tarde, y después de haber contado en sus filas con jugadores de la talla de Thierry Henry, la revista Forbes calculó que el valor del New York Red Bulls, nombre completo de la franquicia en la Major League Soccer (MLS), asciende a cerca de 544 millones de euros. Es decir, en 19 años ha aumentado su valor en un 1767%.

Otro ejemplo. Raro será quien no recuerde una de las campañas de marketing más impactantes de las últimas décadas, esa en la que, impulsado por el gigante de las bebidas energéticas, el austriaco Felix Baumgartner saltó desde la estratosfera —sí, a 39 kilómetros de la superficie terrestre— para convertirse en el primer ser humano que viajaba más rápido que la velocidad del sonido. Pues bien, según el portal Better Marketing, especializado en cuestiones de negocios, aquella campaña, que se cree le costó a Red Bull algo más de 50 millones de euros, le propició un retorno de ventas superior a los 500 millones de euros.

"Todas las apuestas de patrocinio tienen que ser valiosas y suponer un retorno económico"

Aaron Lutze Ex jefe de marketing con atletas de Red Bull

Ese, y no otro, es el objetivo de Red Bull. Y el deporte, se ha visto, es una excelente vía para potenciar los ingresos de ciertas compañías, como ya ha sucedido con muchas y como ahora están intentando otras tantas, entre ellas, OnlyFans. "Red Bull no tiene ninguna necesidad de patrocinar a atletas o equipos de fútbol", asegura en su canal de YouTube Aaron Lutze, jefe de marketing con atletas de la compañía austriaca durante siete años. "Pero si lo analizamos bien, forma parte de su estrategia".

"Red Bull, como cualquier otra empresa, patrocina deportistas o equipos por cinco razones básicas: enseñar su producto, demostrar sus valores, sumar credibilidad, aumentar su visibilidad e influenciar a la gente", añade Lutze. "Pero al final, todas sus apuestas de patrocinio, sea en deportistas o en equipos, tienen que ser valiosas para la empresa, es decir, tienen que suponerle un retorno económico suficiente como para que merezca la pena invertir en ellas".

El skater Danny León, con los jugadores del Atlético de Madrid tras el acuerdo con Red Bull.

Preguntados por Relevo, desde Red Bull España prefieren no dar demasiados detalles sobre el plan estratégico de la compañía, dejando, además, una frase que descubre cómo funciona la multinacional que el pasado mes de octubre, antes de sellar el acuerdo de patrocinio con el Atlético de Madrid, ya había incorporado como director global de fútbol, ahí es nada, a Jurgen Klopp, ex entrenador del Liverpool que se alzó en 2019 con la UEFA Champions League: "Por lo general, ningún empleado de Red Bull puede hablar en nombre de Red Bull".

Por lo pronto, y misterios aparte, se estima que la inversión de la compañía en deporte supere a día de hoy los dos mil millones de euros anuales, algo que no se limita únicamente a los deportistas, entre los que destacan el mencionado Verstappen, Marc Márquez, Trent Alexander-Arnold, Wout van Aert o Eleen Gu, sino que se expande a los propios equipos —Red Bull Leipzig (fútbol), Oracle Red Bull Racing (F1) o Red Bull BORA-hansgrohe (ciclismo)—, a la organización de eventos o, en definitiva, a empresas vinculadas con el deporte. Un imperio que vendió su primera lata en 1987 y que hoy, casi cuatro décadas después, no hace más que crecer con el deporte como principal apoyo.