Remontada de campeón de Max Verstappen, que roza su cuarto título; Fernando Alonso cae al 14º y Carlos Sainz, fuera de combate

No es de este mundo. Si el nombre de Max Verstappen se escribe junto a otros grandes de la Fórmula 1 no es por ganar 19 carreras en una temporada sino por exhibiciones como la de Brasil 2024. No resulta fácil explicar en unas líneas cómo se puede remontar desde la posición 17º hasta una victoria que le acerca a su cuarto Mundial. Este campeonato puede ser, junto al de 2021, el más valioso de todos por su instinto de supervivencia. No ganaba desde Barcelona en junio.

Ni Lando Norris, que partía primero, ni la infernal lluvia de Interlagos pudieron con el neerlandés, que no ganaba desde junio. Es una bestia a la que le da igual todo y que puso fin a su sequía con una exhibición. Se apaga el semáforo y, con la pista mojada, le tira el coche a cinco rivales. Apenas sin espacio. Llega la resalida y le lanza un hachazo al líder para ponerse primero. Todo mientras Norris se paseaba por fuera de la pista y perdía posiciones. El retrato perfecto del campeonato de este año.

Max sin miedo a nada y Lando cometiendo errores. Al final, le metió dieciocho puntos y da carpetazo al campeonato a falta de tres citas. El show del piloto de Red Bull acompañó la locura que invadió todo el Gran Premio, capaz de situar a los modestos Alpine en posiciones de podio durante casi todas las vueltas, en una jornada negra para los españoles. Fernando Alonso y Carlos Sainz, que sufrieron accidentes en clasificación, no sacaron nada positivo: el asturiano acabó 14º, sin puntos y el madrileño, fuera de combate antes de hora.

Un auténtico superviviente. La salida de Max Verstappen quedó para la historia y demostró lo mucho que le molesta partir desde posiciones atrasadas. El neerlandés llegó muy molesto a la carrera, se sentía perjudicado por ciertas decisiones de la FIA, y desató toda su ira en pista. Partió desde la 17º posición y se abrió paso hasta la victoria. El neerlandés volvió a demostrar su talento único en condiciones difíciles y tardó media carrera en ponerse segundo.

Tras apagarse el semáforo, ganó cinco plazas atacando con el cuchillo entre los dientes. En ritmo de carrera sobre la lluvia, patinó y fue de los más rápidos en mojado. A su velocidad endiablada, le acompañó la fortuna: la bandera roja provocada por Colapinto salió en el momento ideal para ahorrarle tiempo en su parada. En la resalida de la vuelta 40 puso la guinda a la obra de arte que fue su carrera cuando adelantó al líder Ocon por dentro en la curva uno.

Se lanzó desde el más allá, se puso primero y se esfumó. Inventó un colchón de más de quince segundos para lucirse. De salir en la cola y cabilar sobre cómo encajar un golpe de Norris al Mundial, a sobrevivir como nadie a la tormenta y arrasar bajo la lluvia de Brasil. Bocado del neerlandés al campeonato en Brasil y ya acaricia su cuarto título.

De arrasar en un Gran Premio a no poder terminar otro. En solo siete días. El fin de semana de Carlos Sainz fue una auténtica montaña rusa de emociones. Llegó a Interlagos con la moral por las nubes tras ganar en México y terminó calado por las circunstancias de Brasil. Su fatídico domingo arrancó con un accidente en la clasificación que le hizo arrancar la carrera desde el pit lane.

Tuvo que remontar bajo la complicada lluvia. Pasó a Colapinto y a Hamilton pero trompeó y se vio obligado a volver a remar. Durante esas vueltas, luchó contra su futuro: el británico le sustituirá en Ferrari y el argentino será su reserva en Williams. O algo más, quién sabe. La vuelta 40 mató al madrileño. Su salida de pista le llevó contra el muro y terminó un amargo fin de semana.

El WhatsApp es para ese pseudopiloto que a veces se empeña en ser Lance Stroll. El canadiense dejó unos minutos, antes de dar la salida, que le dejan en muy mal lugar. Había sufrido un fuerte accidente en clasificación y, tras el trabajo a destajo de sus mecánicos, pudo llegar de milagro a la carrera. Fue poner su Aston Martin en pista y hacer el ridículo. En la vuelta de formación, a baja velocidad, trompeó y perdió el coche. Para reincorporarse a pista, decidió que era buena idea pasar por la tierra y se quedó enganchado. Ni empezó la cita.

Mientras, su compañero Alonso, a falta de ritmo, se dedicó a sobrevivir bajo la lluvia y esperar. El asturiano partía octavo se mantuvo en la media tabla durante gran parte de la cita. El plan era esperar a que se aplicaran todas las sanciones de sus rivales de delante... hasta que se salió. El asturiano, durante la segunda resalida y tras intercambiarse posiciones con Hamilton, probó el césped entre una melé de coches y cayó al último puesto. Su domingo terminó ahí y acabó entre los Sauber, decimocuarto.

Un Alpine liderando. Varios coches infringiendo el procedimiento de salida forzando una resalida, que se abortó. Un Haas descalificado con bandera negra por haber sido ayudado por los comisarios tras haberse quedado estancado en pista. Una tormenta perfecta que, entre poca cordura y muchas sanciones y trompos, desató la carrera más surrealista de la temporada.

Ya avisó la clasificación, cancelada el sábado tras horas de espera y disputada en la mañana del día de la carrera. El Gran Premio de Brasil será recordado por el conjunto de extrañezas que se alinearon. El parte de guerra final: una bandera roja, una salida que se tuvo que repetir y los Alpine de Ocon y Gasly, que acompañaron en el podio a Verstappen. Cada vuelta ocurría algo. O un trompo, o una bandera amarilla o un chaparrón. Para el espectador, el mejor espectáculo posible.

1- Max Verstappen.

2- Esteban Ocon.

3- Pierre Gasly.

4- George Russell.

5- Charles Leclerc.

6- Lando Norris.

7- Yuki Tsunoda.

8- Oscar Piastri.

9- Liam Lawson.

10- Lewis Hamilton.

11- Sergio Pérez.

12- Oliver Bearman.

13- Valtteri Bottas.

14- Fernando Alonso.

15- Guanyu Zhou.

16- Carlos Sainz (DNF).

17- Franco Colapinto (DNF).

18- Nico Hulkenberg (DNF).

19- Alex Albon (DNF).

20- Lance Stroll (DNF).