Diego Botín y Florian Trittel desmontan los mitos de la vela con el oro al cuello: "Ni es aburrido ni es un deporte para ricos"
Los regatistas españoles confiesan en Relevo una de las apuestas a cumplir tras colgarse la medalla más preciada en los Juegos Olímpicos de París.
Botín y Trittel. Diego y Florian. Dos nombres desconocidos para el gran público hasta hace unos días y que, sin embargo, se han convertido por méritos propios en el mayor orgullo de España en los Juegos Olímpicos de 2024. Juntos lograron el pasado viernes la primera y todavía única medalla de oro de nuestra delegación en París. Lo hicieron, eso sí, a más de 600 kilómetros de la capital, en Marsella, donde un calor casi selvático hostigó cada uno de sus pasos.
"Fue horrible, la verdad", reconocen a Relevo desde la céntrica sede de OMEGA en París, un lujoso hotel del siglo XVIII por cuyas alfombras desfilan en cuestión de minutos Michael Phelps, Leon Marchand o Thomas Ceccon. "Ha sido una semana durísima emocionalmente. El desgaste, la presión, el calor, muchas horas en el agua, dormir más bien poco... Toda esta vorágine nos ha dejado reventados".
Aun así, cuentan, todo ha merecido la pena. "Esta medalla significa muchísimo", coinciden. "Aunque hay que tener en cuenta que podría no haber sido", apunta Botín. "A pesar de todo el trabajo que hemos puesto, el deporte es así, y no siempre salen las cosas, no siempre hay justicia". Trittel mira a su compañero y asiente. "Cuando subimos al podio y nos colgaron el oro sentí un agradecimiento muy profundo a toda la gente que nos ha ayudado. Nosotros estamos ahí y somos la cara visible, pero detrás hay muchísimas personas involucradas que lo han puesto todo para este momento".
Es en ese momento, recién abordado el reciente oro y la realización de un sueño que parecía impensable, cuando la entrevista vira hacia algo diferente, a una charla ajena a la final olímpica para evadir a nuestros protagonistas de la interminable rueda de hámster en la que se encuentran desde que llegaron este domingo a París con el oro al cuello. Y Botín y Trittel, claro, lo agradecen.
"Mira, me alegro mucho de que nos hagas esa pregunta, porque no es verdad", sostiene el primero, desmontando uno de los mitos más habituales sobre su disciplina, ese que indica que la vela es un deporte aburrido. "Que se vengan con nosotros un día en el barco y lo hablamos después", sugiere Trittel. "Lo que pasa es que es muy difícil empezar", añade Botín. "Una vez que alguien aprende a navegar conozco a muy poca gente que lo haya dejado por aburrimiento".
Otro mito. La vela es un deporte de ricos. "Estaba clarísimo que el siguiente iba a ser este", confiesa Trittel con una sonrisa. "Yo respeto que cada uno tenga su opinión, pero creo que el ingrediente principal para practicar la vela o cualquier otro deporte es la motivación", añade. "Una vez la tienes, hay vías. La federación tiene programas para apoyarte y si eres bueno, te seguirán apoyando hasta que llegues a unos Juegos y puedas ganar una medalla. No dependes de tu capacidad adquisitiva, sino de tus resultados".
"Una persona de gimnasio no podría aguantar la fuerza que aguantamos en la vela"
Regatistas"Probablemente ese mito viene de que en el pasado, hace muchos años, sí que lo era, era un deporte poco accesible", señala Botín. "Sin embargo, hoy en día con la moda del wingfoil o con todos los programas que hay para que se inicien los chavales, todo el mundo tiene acceso. Cualquiera que tenga motivación y quiera, lo puede hacer".
Otra realidad que poca gente conoce es la preparación física. "Tenemos que estar muy, muy en forma", cuentan. "Lógicamente, en deportes como el ciclismo, la halterofilia o el atletismo no tendríamos nada que hacer porque hay deportistas que se han preparado toda su vida para ello. Sin embargo, creo que estamos perfectamente capacitados para competir en surf, por ejemplo", explica Botín. "Al final, la técnica es clave, pero la fuerza también. Una persona muy en forma de gimnasio no podría aguantar lo que aguanta 'Flo' en su posición [la de tripulante]".
"Nosotros vamos colgados del trapecio, así, estirados", dice Trittel mientras recrea la exigente postura de navegación. "Trabajamos muchísimo los músculos del cuello porque no hay nada que nos lo sostenga, tenemos que estar así continuamente, mirando hacia adelante, sin perder de vista el viento ni el barco... Son trabajos exigentes y muy específicos, difíciles de replicar en un gimnasio. Al final, navegamos a 100 kilómetros por hora y cualquiera que haya ido en una lancha y se haya tirado sabe que el agua es cemento a esas velocidades".
Todo, por alcanzar la gloria en unos Juegos Olímpicos y en SailGP, la denominada Fórmula 1 del mar. "Para nosotros fue muy importante ganar SailGP en julio; nos dio mucha confianza y tranquilidad para estos Juegos. Nos ha salido bien apostar por una preparación en la que hemos mezclado ambas disciplinas". El futuro apunta, no obstante, a otro gigante del agua, la Copa América. "No sé si estamos destinados a ello o no, pero lo que está claro es que en España tenemos todos los ingredientes para ser competitivos en Copa América", declara Botín. "Lo cierto es que es muy difícil encontrar la capacidad financiera para afrontarlo".
Antes, en cualquier caso, toca disfrutar del oro olímpico, aunque algunos lo harán, seguro, más que otros. "Álvaro, nuestro entrenador, prometió que si ganábamos SailGP y el oro en los Juegos se raparía", sentencian entre carcajadas Botín y Trittel, que antes de despedirse se confiesan obsesos del café hasta el punto de llevar consigo a Marsella sus propias máquinas cafeteras. "Todavía estamos en ello, en ver si Álvaro se rapa, pero está escrito en un chat de YouTube, eh, ¡hay pruebas! [ríen] La novia se lo ha prohibido y la verdad es que sentimos por él, porque es posible que después de esto no le vuelva a crecer".