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Djokovic tumba a Alcaraz y alcanza el oro soñado en París

El serbio conquista en París la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, el último gran logro que le faltaba. Meritoria plata para el tenista español, que terminó llorando en la pista.

Djokovic celebra un punto en la final olímpica de París./REUTERS
Djokovic celebra un punto en la final olímpica de París. REUTERS
Daniel Arribas

Daniel Arribas

En la tribuna de la Philippe Chatrier, pista central de Roland Garros, se puede leer un mensaje que evoca a la épica. Victory belongs to the most tenacious. O lo que es lo mismo, "la victoria pertenece a los más tenaces". Buena muestra de ello han hecho sobre la arcilla parisina el tenista más en forma de la actualidad, Carlos Alcaraz, y el mejor de todos los tiempos, Novak Djokovic.

El primer set de la final olímpica fue un regalo para los sentidos. Un equilibrio sobrenatural que dejó juegos para el recuerdo, como el noveno, con 4-4 en el marcador, y que solo se rompió en el ecuador del tie-break, cuando el serbio, tenaz como pocos, embriagado por su sueño olímpicoel único gran torneo aún por conquistar en su carrera—, remató a Carlitos, algo más impreciso en el momento decisivo.

Arrancó la segunda manga con la misma igualdad, pero con la inevitable sensación de que todo conectaba en la mente de Djokovic. El de Belgrado, niqui rojo, gorra y pantalones blancos, rezumaba una superioridad que parecía olvidada y encorsetaba a Alcaraz como pocos tenistas lo han conseguido en la era reciente.

Alcaraz, durante la final. REUTERS
Alcaraz, durante la final. REUTERS

El español salvaba intercambios decisivos y rugía como león enjaulado para gloria de la Chatrier, que como cada gran plaza del circuito, siente una debilidad especial por el tenista de El Palmar.

Así, tras llegar a la zona caliente del segundo set con todo igualado, Alcaraz restó para llevarse la segunda manga e igualar la contienda. No lo permitió Djokovic, eso sí, que punto tras punto sacudía de un plumazo los 16 años de diferencia entre ambos con una elasticidad plástica y precisa que recordaba a su versión más intratable.

El devenir de la final se decidiría, por tanto, en el tie-break del segundo set. Ahí, Djokovic arrancó con un 2-0 a su favor que llenó de dudas a Alcaraz. ¿Y si había nadado para morir en la orilla? Pues eso, Carlitos, es lo que le ha pasado a cada tenista que se ha enfrentado al serbio.

Djokovic, emocionado tras el final. REUTERS
Djokovic, emocionado tras el final. REUTERS

Con martillazos incontestables, Djokovic inclinó la balanza de su lado (7-6, 7-6) y conquistó el añorado oro olímpico, el único gran triunfo que le faltaba. A él se suman diez triunfos en el Open de Australia, tres en Roland Garros, siete en Wimbledon y cuatro en el US Open, además de una Copa Davis y 40 títulos de Masters 1000. Historia viva.

Honor también para Alcaraz, que con 21 años, y en sus primeros Juegos Olímpicos, logra una meritoria medalla de plata para el tenis español, que se marcha de París con dos metales, amén del bronce conseguido por Cristina Bucsa y Sara Sorribes en el dobles.