Djokovic se mete en la final tras sobrevivir a los nervios y a una bronca con el juez de silla español
El serbio se enfrentará con Carlos Alcaraz en el último partido con el objetivo final de cerrar su historial con un oro olímpico.
Novak Djokovic jugará el domingo, en la pista Philippe Chatriere, la final de los Juegos Olímpicos contra Carlos Alcaraz. Esto es muy importante para él, y no tiene el menor interés en disimularlo. Su semifinal contra Musetti fue un despliegue de tenis, nervios, y emociones. A ratos incluso excesivo, como en ocasiones es él mismo. Se juntan demasiadas cosas, unos meses raros, un amor importante por su país, su extrema competitividad y la sensación de que esta es la última oportunidad de incluir un oro olímpico en su historial.
Porque es evidente que es lo que falta en la página de wikipedia más completa que cualquier tenista masculino jamás tuvo. Cuando se gana tanto uno se obsesiona con las ausencias, y en su caso es ese título, ese oro. "Ha sido un partido muy tenso, hay muchas expectativas, así aseguro una medalla para mi país. Obviamente quiero ganar el oro, pero ya es enorme para mí. Hoy estaba muy nervioso, también antes del partido, he perdido tres de cuatro semifinales de los Juegos, y no quería que me pasase de nuevo", explicaba Djokovic en la pista tras el partido.
El partido no fue difícil, pero esos nervios se notaban a simple vista. Tuvo en el segundo set un par de avisos por demorarse en el saque, y aquello terminó en drama. Djokovic, desquiciado, terminó con otra advertencia por encararse con el juez de silla, el español Jaume Campistol. Dio una imagen estridente, con la cara desencajada, muy crispado. A los amantes de las buenas maneras y de la supresión de los sentimientos, que en el tenis son legión, debió parecerles casi un sacrilegio.
😡 𝐃𝐣𝐨𝐤𝐨𝐯𝐢𝐜, fuera de sus casillas
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) August 2, 2024
🎾 El serbio sufre el break ante Musetti después de un 'warning' del juez de silla y su posterior desesperación@Paris2024 | #Paris2024 | #Tennis pic.twitter.com/YFgxWZOaYF
Tuvo que calmarse, hablar con su palco, bajar revoluciones porque toda esa voluntad, esa fe, esas ganas, empezaban a pasarle factura. Nadie le va a enseñar a Djokovic qué necesita mentalmente para ganar un partido, pero es obvio que en los Juegos se siente de otra manera, no encara los partidos de la mejor forma y termina distorsionándose. En el pasado eso le costó finales, pero en París si ha conseguido al menos llegar al último obstáculo. Ahí se encontrará con Alcaraz.
Eso, por cierto, empieza a ser una gran rivalidad. No será la de Nadal, claro, por una mera cuestión de tiempo eso es imposible, pero el cruce de dos generaciones, de dos jugadores descomunales, va a tener los suficientes capítulos en el libro para que no sea considerado una cuestión menor.
Djokovic no ha dejado durante el torneo las mejores sensaciones deportivas, pero ahí está. Ha tenido partidos un poco grises, pero los ha sacado todo sin mucho drama aparente. Aunque tenga problemas en la rodilla, que llevan con él desde Roland Garros, tiene la experiencia y el nivel suficientes como para gestionar los problemas y sacar adelante los puntos.
Djokovic 🆚 Alcaraz, 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈
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🎾 El serbio doblega a Musetti en dos parciales y se mete en su primera final olímpica
🔜 Jugará ante el español por la medalla de oro el domingo en su segundo cara a cara por el título del año@Paris2024 | #Paris2024 | #Tennis pic.twitter.com/DIIApBYJm0
Musetti es un buen jugador, además de tener un revés a una mano de una estética sobresaliente, pero no tiene el poso que necesita para plantar cara a un caimán de ese pelaje. Cada vez que le rompía el servicio, el serbio no tardaba más que un juego para reequilibrar el encuentro.
Cuando el italiano bajaba el nivel, Djokovic se aprovechaba, proponía ese ritmo infernal y buscaba sacar a Musetti de posición. Lo conseguía, por supuesto, porque Djokovic no es el único que tiene su final soñada, también la organización hubiese firmado esto cuando empezó el torneo.
Terminó el partido y Djokovic se tiró al suelo. Las lágrimas asomaron en su cara. No, no, esto no es un torneo más.